Capítulo II: "Cartas"

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¡Hi!

He aquí la continuación. Sí, me dio tiempo para el segundo xD

Agradezco un montón que lean. ¡En serio, muchísimas gracias!

Notas:

1# Los pensamientos siguen en cursiva.

2# El tema de hoy es: cartas.

3# El fanfic tendrá los capítulos como medio independientes. Es decir, hay saltos de tiempo que se darán en cada capítulo.

¡Espero que les guste!

Los personajes de pokémon no me pertenecen, le pertenecen a Satoshi Tajiri y Pokémon Company en general.

Verano azul, invierno rosa

Capítulo II: "Cartas"

Después de cada espectáculo, ella se sentaba en las gradas. El esplendor que derrochaban las actuaciones ilusionaba a las personas, provocaba sentimiento y evocaba emoción. Al acabarse, toda la gente se retiraba, el escenario se apagaba y se encendían las luces para poder limpiar el lugar. Entraba el silencio y se quedaba por lo que restaba, hasta que volviera alguna artista pokémon a llenarlo de colores.

A Serena le gustaba quedarse. Miraba el alrededor, preguntándose cómo se sentirían sus amigos cuando ella estaba al frente. Seguro sentían suspenso, o comprensión si llegaba a fallar, seguro sonreían cuando la veían sonreír, y seguro estarían apoyándola sin importar qué. Le gustaba imaginar que las personas más importantes para ella estaban ahí.

Sacó de su bolsa un cuaderno y un lápiz. Lo apretó con fuerza y se frustró cuando no supo qué hacer.

Había regresado a Kalos desde hacía meses, con gran euforia y más experiencia. Volvió a grabar vídeos para la Pokévision, intentando ser lo más honesta posible. De tanto pensar en él, decidió hablar de eso en sus vídeos, alentando a quienes deseaban seguir sus sueños.

Por supuesto, viajar sola era algo muy aburrido. Extrañaba la comida de Clemont, la mirada juguetona de Bonnie y la sonrisa encantadora de Ash. Ir a la playa era más solitario, mirar las estrellas no se comparaba cuando estaba acompañada, y los bailes no era lo mismo sin él.

Nunca bailó con Ash, al menos no en aquella ocasión. Era el momento perfecto, lleno de música, chispas y luces enfocándolo a él, tan lindo y caballeroso, tal como siempre lo había visto. Pero ella había nacido con mala suerte en el amor, porque siempre pasaba algo.

Excepto cuando lo besó en el aeropuerto, lleno de personas, y en el instante más inesperado. Lo había besado con la delicadeza más grande y el mayor sentimiento para una niña de diez años.

Todavía mantenía el contacto con Ash. Se escribían de forma regular, a veces una vez al mes o una a la semana. Dependía siempre de donde estaba el chico, porque él siempre estaba viajando a algún lugar (y rara vez se mantenía en casa).

En ese mes, era la extraña ocasión en que Ash estaba en Kanto. Tienes que escribirle, tienes que avisarle, se va a emocionar cuando lo lea.

La final de la competencia estaba cerca. Pronto, si se lo proponía, se convertiría en la Reina de Kalos. Faltaba sólo la última competencia, el obstáculo más grande, para poder avanzar y cumplir su sueño.

Serena enfocó su vista en la hoja, sintiendo las mejillas un poco calientes. El punto de la carta era avisarle que estaba a punto de lograr su meta, pero no conseguía escribirla.

¿Cómo escribiría lo primero? ¡Le he escrito varias veces! Piensa que la carta es igual a las otras.

Obvio no era igual y se estaba obligando a creerlo. Necesitaba concentrarse, tenía que avisarle y ya.

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