Capitulo Primero

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El interior de palacio era cálido y ostentoso. Con grandes murales hechos de mosaicos que contaban la historia de la familia real en algunas murallas y en otras ostentaban preciosas alfombras hechas a mano que mostraban animales de tierras lejanas que Yuuri no conocía.

Podía sentir los ojos de las personas mirándolo con atención como una presencia persistente en la nuca. Pichit le había dicho que era normal, que las Joyas eran preciadas y solían despertar curiosidad en los habitantes de palacio. Más ellos que eran los primeros de Tierra Sur Oriental en llegar a la Gran Capital. Ninguno de los Grandes Reyes anteriores había logrado tener una Joya de tierras tan lejanas.

Yuuri no podía tomarlo con el orgullo que Pichit lo hacía sonar. Como si volverse una puta fina era algo de lo cual sentirse orgulloso.

Le habían explicado que el papel de las Joyas era el de entretener y ser candidatos como compañeros de los miembros de la Alta Corte y del propio Gran Rey. Podría ser elegido como Portador si estaba de acuerdo. Si resultaba que encontraba a su compañero destinado dejaría de ser una Joya para convertirse en un consorte cuando ostentara la marca en su cuello.

Yuuri había entendido lo no dicho: "Si no tienes esa suerte, deberás de conformarte con ser un animal de exhibición hasta que alguien te reclame."

Minami estaba nervioso, pero podía sentir la curiosidad en olas suaves a través de su unión. Le alegraba saber que el destino del joven iba a ser diferente al suyo, podría enamorarse y tener familia cuando llegara el momento, una persona que lo amara y cuidara. Hasta que aquello ocurriera, Yuuri lo iba a proteger de todos como era su deber.

Pichit hablaba animadamente a un lado suyo, tres pasos por delante. Con el fuerte acento que tenía hacía sonar su siempre suave lengua, sucia y poco delicada. Yuuri deseaba que se callara.

Chris dijo algo mirando por sobre su hombro a Pichit y luego a Yuuri. La mirada que le ofreció fue desagradable antes de dirigirse a Minami y de nuevo al frente.

El Alfa había sido molesto desde el momento en que lo conoció, tocándolo como si catara la suavidad de una tela que se va a adquirir y discutiendo fuerte cuando se enteró que Minami era parte del acuerdo, pero no iba en calidad de Joya sino Koujun*, compañero por unión de un Omega Puro. Costumbre que se daba mayormente en Tierra Oriental siendo respetado por todo el continente.

Yuuri había escuchado de variaciones en otras Tierras que cumplían más o menos el mismo papel.

"Minami-kun es mi Koujun, mi compañero Omega. Su destino es mío hasta que lo decida. —había dicho Yuuri con voz suave mientras estaba sentado frente a la comitiva que lo estaba conociendo. La espalda recta y la mirada en alto— Cualquier ofensa a él está ligada a mi honra. No creo que el Gran Rey quiera saber lo ofendido que me deja el comportamiento de su representante de la Alta Corte."

Había sido satisfactorio poder ver el gesto del Alfa ante la interpretación de Pichit. Profundo desagrado por no poder conseguir lo que deseaba, pero Yuuri era firme en su postura; Minami quedaba fuera de cualquier negociación.

Yuuri quería un buen futuro para el menor después de todo lo que había pasado y se encargaría de conseguirlo a cualquier precio.

Deteniéndose frente a una habitación, Pichit le ofreció el paso con una sonrisa. Mila y Chris se quedaron fuera extrañando a Yuuri que ingreso junto a Minami.

Dentro había varias chicas -omegas si el olor era correcto- preparando un baño caliente que desprendía olor a flores. Las ropas de colores suaves las hacían ver etéreas y bellas. Yuuri se sorprendió de lo hermosas que eran, si hubiera sido Alfa hubiera elegido una chica como alguna de ellas. La tez aceitunada era atrayente y diferente para él, acostumbrado a ver tonos más pálidos en su tierra natal.

La Joya del DesiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora