La Joya del Desierto

Capítulo Decimotercero

Un suspiro abandono los labios de Yuuri cuando dejo que el agua caliente de la piscina del hamam relajara los músculos adoloridos y tensos de su cuerpo. Había sido un día ajetreado, lleno de emociones fuertes que le habían pasado la cuenta dejándolo agotado, pero a pesar de ello, y sobreponiéndose a la melancolía de no haber visto aún a Víctor, estaba dichoso.

Tomo una pequeña tela que había traído consigo y la humedeció en el agua caliente de la piscina para cubrirse con ella el rostro, apoyándose en el borde liso de la piscina buscando estar cómodo, Yuuri rememoró los sucesos del día mientras se hundía en el agua hasta cubrirse los labios.

Estaba emocionado de haber podido confirmar que tanto Michele como su cachorro estaban bien. No sabía cómo es que el Omega lo había logrado, pero su vientre ya comenzaba a tensarse mostrando las primeras señales inequívocas de un embarazo. Y, aunque debería de mantener reposo por la mayor parte de la espera y no vivir emociones fuertes, había visto la alegría que fue para Michele poder decirle a Emil que su linaje seguía vivo dentro de él, seguro en su vientre, creciendo fuerte para un día, dentro de algunos meses, conocerlos a ambos y volverlos padres.

Emil había sollozado ante las palabras de Michele, sujetándole el rostro entre sus manos y besándolo infinidad de veces sobre los labios mientras le susurraba "Lásko*" con voz rota y una risa nerviosa que provocaron las lágrimas de Michele, que le respondió a su vez, en un susurro suave e íntimo y cargada de emoción, "Ciccino*".

Yuuri se había sentido un intruso mientras observaba a la pareja tratarse con cariño y compartiendo el momento de saber que su cachorro seguía con ellos, pero debía de cuidar que Michele no se alterara y se viera afectado por el reencuentro con Emil. Siendo un Omega, Yuuri no representaba una amenaza para el Alfa que estaba, hasta cierto punto, en un estado de alerta con su pareja; Georgi le había pedido que cuidara de la condición de Michele como mejor lo considerara. Teniendo vía libre, Yuuri había hecho lo que su madre y Minako le habían enseñado durante los años de adolescencia, cuando su propia naturaleza Omega se había comenzado a hacer presente.

Ambas le habían dicho que los Omegas eran criaturas maravillosas y llenas de enigmas. Yuuri había crecido con su maestra de danza hablando de todo lo que los Omegas podían hacer si eran educados correctamente amando su naturaleza y usándola de manera correcta. Minako, que había pasado algunos años viviendo en la frontera y aprendiendo de otras culturas, le había enseñado a Yuuri todos los secretos que ella había aprendido con los años, el más importante de ellos era el apoyo que los Omegas se brindaban en casos de necesidad, sobre todo durante la gestación.

Su madre le había enseñado la importancia de los aromas, el cómo influía esto en los Omegas y en los Alfas. En sus naturalezas más básicas, más instintivas. El cómo los Alfas siempre podrían ser reconocidos con sus aromas terrosos y dominantes, fuertes. Territoriales. Y el cómo los Omegas eran reconocidos por aromas dulces, tranquilos; aromas que llevaban a relajar y proteger. Cobijar y calmar. Que recordaban a casa y al regazo cálido de las madres.

Con ese conocimiento, había tenido el cuidado de llenar la estancia de quemadores de aceite con aromas dulces, para ayudar a relajar a Emil y hacer sentir tranquilo a Michele. Incluso había influenciado en sí mismo.

En el momento en que había decidido que podía dejar a la pareja sola, la voz de Michele desde el refugio que eran los brazos de Emil, lo había detenido.

Yuuri se quitó la tela que tenía en el rostro y que se había enfriado para hundirla en el agua nuevamente. Mientras veía la tela ondear en el agua, recordó las palabras de Michele.

"El Gran Rey tomo un Omega con un cachorro en el momento de mi rescate, le había dicho luego de pedirle que nada de lo que estaba por contarle saliera de esa habitación, Noam cuido de mi mientras me tenían cautivo. Me ayudo y no permitió que su hermano, ni nadie se me acercara aunque lo amenazaron con quitarle a su hijo..."