Más Que Amigos (S.M)

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En general la escuela apesta. Creo que aún lo hace y eso que hace años que no piso ese lugar. Es difícil interesarse en aprender con maestros menos interesados que uno en la materia. Recuerdo que el de filosofía era el peor de todos. Siempre venía drogado a clases, ¿Recuerdas? No sé si con sus pastillas esas o por algún porro que alguno de nuestros compañeros le vendía. El punto es que siempre estaba a medio paso de la tumba al venir a darnos sus clases.

Recuerdo que en una de esas tardes mientras que él dormitaba en el escritorio nosotros leíamos una de las decenas de libros que nos pidió para el semestre. Recuerdo que sentí una mirada sobre mí. ¿No es raro eso de poder sentir que alguien te mira? Yo sigo sin entender cómo funciona. Aún no me acostumbro y asumo que tú tampoco.

Me emocionó percatarme de que era Emily quien desvió la mirada llena de vergüenza. Me dio ternura su timidez. ¿Acaso sigue siendo de esa forma? Era demasiado tímida y vergonzosa. Se ponía roja con tan sólo hablarle. Algunos la molestaban por eso, pero a mí me encantaba.

Le sonreí y solté una risa cuando ella empezó a hablar contigo sentada a su lado, claramente para aparentar más interés en ti que en mí. Tú te reíste de igual forma y luego me hiciste un sutil ademán como en burla. Ella también rio por lo que fuera que le hubieras dicho. Sigo preguntándome si le contaste un chiste o si se burlaron, no lo sé y dudo que si te lo pregunto ahora recuerdes lo que sea que le hayas dicho esa tarde.

Emily se volvió a mí, me sonrió aún roja y luego volvió su atención al libro en sus manos.

No sé si decírtelo después de tanto tiempo, pero confesaré que mi pecho se derritió al verla. Ya sabía que me gustaba, pero supongo que ese fue el momento en que supe que la quería y que juré que lograría conquistarla para que fuera mía. Después de todo con sólo una mirada yo ya era todo de ella.