「Acto 9」

10.5K 1.3K 333
                                    


♖ — Travesura I—♖  


Nos habíamos quedado abrazados, como más de diez minutos—creía —y no era que no estaba disfrutando el momento ni mucho menos, es más, Yoongi era muy blandito. Solo me preguntaba hasta cuando íbamos a permanecer de esa forma.

Tenía cierta imaginación de que abrazarlo dolería, porque era demasiado delgado, y que sus huesos se clavarían en mi cuerpo. Pero estrujarlo entre mis brazos, fue todo lo contrario a lo que imaginé. Olía a esos jabones perfumados, sus brazos eran delicados y no abrazaban con mucha fuerza, sino más bien, con delicadeza y su cuerpo era muy pero muy esponjoso. Se sentía como un osito de peluche. Pero — para mi desgracia —mis brazos comenzaron a entumecerse y estaba segura que los suyos también.

—¿No se te durmieron los brazos? —Me atreví a preguntarle, luego de un mutismo largo entre ambos.

—Si.   — me contestó con un leve deje de timidez en su voz —Pero no sabía cuando se suponía que tenía que cortar el abrazo — me confesó con cierta timidez.

Me sorprendí al escucharlo, porque estaba segura que Yoongi estaba acostumbrado a abrazar a las mujeres. Pero, quizás, se refería al hecho de qué no sabía que hacer cuando era un "abrazo de consuelo". O yo quise creer eso.

Nos separamos entre incómodos y avergonzados. Pude observar como Yoongi carraspeaba varias veces su garganta mientras se tocaba la nuca. Había empezado a creer que era algún tic suyo, que marcaba que estaba nervioso; aunque eso lo hacía más adorable y lindo.

Ojala Yoongi siempre mostrará aquél lado dulce, que escondía con tanto recelo.❞ 


—Voy a tocar el piano— me informó repentinamente, tratando de romper el ambiente embarazoso que había entre nosotros —¿Quiéres...

 — ¡Si!— le respondí antes de que terminará la frase —Hace mucho que no te escucho tocar.

A Yoongi se le escapó una sonrisa, que trató de disimular. No obstante, pude percatarme de ella, antes de que la encerrará en su mascara de seriedad, nuevamente; entramos al salón con parsimonia; dejo que yo entrará primero— como todo un caballero—. Cuando los dos estuvimos dentro, atrancó bien la puerta para que nadie viniera molestar.

En el taburete solo entraba una sola persona, y ese era Yoongi, por eso decidí sentarme en el piso, pero antes de que pudiera siquiera apoyar mi trasero ahí, él me agarró del brazo y me impidió que lo hiciera.

Observé como en silencio, se quitaba su jersey y lo tiraba en el piso— El piso esta muy sucio, si te sentabas sin más, ibas a ensuciarte toda la pollera— Habló con tranquilidad, cuando terminó de acomodar su prenda en el suelo.

Me quedé mirándolo, con escepticismo y felicidad. A decir verdad, él no parecía del tipo de chico que se preocupará por nada en lo absoluto, ni siquiera, en esos pequeños detalles sin importancia. Pero en silencio y sin que nadie lo notará, si lo hacía; cada vez descubría más cosas de Yoongi y cada día sentía que él se iba colando aún más en mi corazón, acaparando todo, egoístamente.

Me senté sobre el jersey de Yoongi, con algo de pena, porque se lo estaba ensuciando. Y saqué un libro que tenía en la mochila para leer. Elevé un poco mi mirada, observándolo por el rabillo de mi ojo y me percaté que otra sonrisa se había colado en su rostro y parecía bastante satisfecho y feliz al verme ahí.
Yo también sonreí inconscientemente, contagiada.

Comenzó a tocar las teclas del instrumento con la maestría característica de sus dedos.
La melodía era magistral, magnífica e inmensamente hermosa. Había extrañado muchísimo oírlo. Las canciones que tocaba siempre me tranquilizaban y me hacían tararear, ayudándome a olvidarme de todo lo malo.

No sabía nada de él, a pesar de qué él sabía, ahora, bastante sobre mi. Pero, por alguna razón, no me importó.
Quería conocer a Yoongi paso a paso. Primero teníamos que ser amigos, segundo tenía que tomarme confianza y luego se vería; siempre pensé que entre nosotros no iba a pasar nada. Él había sido alguien inalcanzable para mi en su momento, y ahora, el que me haya dejado escucharlo, el que me haya defendido y reconfortado de la manera en lo que lo había hecho, era suficiente para mi.


— 🍓 — 


 

Nos habíamos quedado en aquel lugar, alrededor de una hora. Había ocasiones en las que Yoongi paraba de tocar y se quejaba porque algo no le salía o refunfuñaba diciendo que sus dedos le dolían

Era bonito ver, que poquito a poquito conocía aquellos pequeños gestos de él, sin que se diera cuenta.

Ahora lo que yo no entendía—bueno una de las tantas cosas que no sabía de él  —era porque él se ausentaba de las clases.
Yo lo hacía porque me escapaba de las constantes burlas de mis compañeros, pero según Jungkook, él no tenía ninguna razón para irse. Nadie lo molestaba y en clase era bastante popular, tanto con las chicas como con los chicos aunque pasará de ellos siempre.


—Vayámonos  — Me soltó luego de un rato de permanecer callado con la mirada perdida en la vista que ofrecía la ventana, mientras se tronaba los dedos.

—¿A dónde? Todavía estamos en horario de clase y no nos dejan salir.

—Siempre se puede escapar— Me respondió, con una sonrisa traviesa en su rostro.

—¿Y pero si nos atrapan? — Cuestioné con la voz temblorosa.

Nunca de los nunca, me había salido del colegio. Si bien huía de clases y aveces, vagaba por el instituto, jamás se me había ocurrido salirme del establecimiento ¿Y si me atrapaban? Estaba segura que si pillaban que me estaba saliendo del colegio, en hora de clases, la sanción sería más grande que sólo llamar a casa.

—Si levantas el trasero del suelo y me sigues, no pasará nada— Me contestó, mientras estiraba su mano, para ayudarme a levantarme.

La agarré sin titubeos y me levanté de un salto, para luego agarrar el jersey de Yoongi, que lucia bastante percudido.

—¿Confías en mi?— Preguntó sin soltarme y mirándome fijamente.

Había muchas incógnitas alrededor de él. Sin embargo, me había demostrado con creces que era un buen muchacho.
Y si íbamos al caso, huir de las clases o huir del recinto, era casi lo mismo.

—Esta bien, pero no me hagas trepar paredes que no sé subirlas —Le advertí.

Yoongi se rió por lo bajo— No te preocupes, es solo cruzar una cerca pero si no puedes, yo te ayudo. Soy un experto en eso.

—No lo dudó, la verdad— Le contesté, divertida. Yoongi me observó con orgullo.

Me soltó un momento de la mano, para colgarse su mochila al hombro junto a la mía.

—Puedo llevarla yo...— Dije cuando Yoongi volvió a agarrarme de la mano.

—Eres lenta corriendo y si corres con la mochila lo serás aun más, así que solo lleva mi Jersey en tú mano libre.

Arrugué el entrecejo, con una mezcla de sorpresa e indignación ¡Yo no era lenta! Lo que pasaba era que mis piernas no habían nacido para correr grandes distancias.

 —¿Cómo sabes tú que corro lento? — Le pregunté.

Yoongi elevó la comisura de sus labios con picardía y cierto brillo de malicia apareció en sus ojos —Cuando venías a verme tocar el piano, salía temprano de aquí, a propósito , para poder verte correr.

Eloquence | [ m.yoongi ].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora