Capítulo 1.1

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Viktor

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Viktor

La alarma de mi reloj suena. Mis párpados me pesan. Incluso mi brazo se siente reacio a reaccionar para oprimir el botón y detener ese penetrante "bip", pero lo hace. Mi cabeza vuelve a caer de lleno contra mi almohada, retomando fácilmente el sueño, pero escucho la alarma de mi teléfono móvil a lo lejos. Me odio por haber ideado ese plan. Dejar mi teléfono lo suficientemente lejos para obligarme a levantarme y apagarlo. Maldita sea.

Con pesar, suelto un gran suspiro y me incorporo. Me quedo un rato mirando a la nada, despejando mi cerebro hasta que decido buscar mi móvil. Lo encuentro justo donde recuerdo. Conectado al cargador, listo para un día más. Reviso rápidamente mensajes o llamadas que tenga, comprobando con una ligera decepción en mi pecho que no hay nada. Pero no dejo que avance.

Voy a tomar una ducha rápida con agua fría, para despejar mi cerebro y mi cuerpo. Me apresuro a tomar una manzana de la cocina mientras seco mi cabello con la secadora inalámbrica y escojo la ropa que me pondré hoy. Me decido por algo sencillo, una playera con un diseño original, jeans y una sudadera azul que combina ligeramente con mi cabello gris. Encima de todo me coloco un abrigo lo suficientemente caliente para no morirme de frío. Le dejo servida su comida y agua a Maccachin, quien todavía duerme en su cama y me dirijo al baño.

Lavo mis dientes después de tirar el corazón de manzana y con celular, llaves y cartera en mano, salgo de mi apartamento. Me tropiezo con una caja llena de lo que parecen ser cuadros y fotografías. El pasillo está repleto de cajas y no veo a nadie cerca a quien pudieran pertenecer. Creo que alguien se está mudando al apartamento de al lado. Me encojo de hombros y me apresuro escaleras abajo para salir a la calle, en busca de un taxi que me lleve a mi lugar de trabajo. Hoy es mi día de suerte, ya que tardo apenas unos dos minutos en encontrarlo. El camino es corto, el tráfico fluye con rapidez y yo me pierdo en las luces de la gran ciudad. Tardo en darme cuenta de que hemos llegado y me doy prisa en pagarle al conductor y bajar con agilidad.

Abro la puerta del local y me dirijo a la parte de atrás para dejar mis pertenencias en mi casillero. Chris se acerca a mi encuentro y me abraza por la espalda cuando yo cuelgo mi abrigo y me estoy colocando el delantal con el logo del local.

—¡Amigo! ¡Pensé que nunca llegarías!—Chris está colgando de mí y yo lucho por no rodar los ojos.

—Sólo fueron tres minutos tarde, no es el fin del mundo—respondo ligeramente cortante. Chris es de mis mejores amigos, pero a veces puede llegar a ser muy exagerado.

—Comenzaba a sentirme solo—añadió con tono divertido. Yo le regalé una media sonrisa al ver su rostro jovial y salí para iniciar mi jornada de trabajo. Observo el reloj distraídamente y hago mi apuesta personal. Hoy, los clientes empezarán a llegar en unos diez minutos.

Empiezo a limpiar mesas y a acomodar sillas un rato, justo cuando escucho la puerta abrirse y pasos entrar con rapidez. Miro el reloj nuevamente y me doy una palmada mental en el hombro. Exactamente diez.

Drunk Angel [#VkusnoAwards]Where stories live. Discover now