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Justin.

—No fue una buena idea venir a tu casa, Sofía.— humedecí mis labios mientras cerraba mis ojos.

—No te preocupes, Jay.— ella sonrió.— Dime, ¿que sucedió?

—Le propuse matrimonio a Hails.— suspire.— Sé que estamos demasiados jóvenes pero quiero que sea mi esposa, ambos hemos salido desde que ella tiene dieciocho, es suficiente para saber que es la mujer que quiero en mi vida... Y entiendo que ella esté asustada en estos momentos, no cualquiera te dirá que seas su esposa, pero no me pude contener.

—Sólo dale tiempo.— ella sonrió mientras acariciaba mi cabeza con sus manos. Diablos, no debo de hacer esto.— Algunas mujeres no lo toman muy bien que digamos, ella simplemente quiere pensarlo bien.

Su otra mano se dirigió a mi pecho, colo una de sus manos por debajo de mi cabeza acariciándole lentamente.

—¿Que haces? — quité su mano de mi cuerpo, no debía de hacer esto.— Tengo una novia, deberías de respetar eso.

—Pero esa mujer no te quiere.— ella se levantó del sofá coquetamente.— ¿Quien demonios no quiere ser tu esposa, Jay? Todas nos morimos por eso, esa chica no sabe aprovechar nada.

Sus labios se estamparon en los míos pero no le respondí y el beso no duro mas de un segundo porque la alejé lo más rápido que pude.

—Prometí no volver donde ti, no se qué mierda hago aquí pero me largo.— caminé hacía la puerta abriéndola.— Y si fueras la única mujer en este mundo créeme que no me casaría contigo.

Baje hasta mi auto, no fue una muy buena idea venir donde Sofía, ni siquiera sé porque vine.

Hailey.

—Esto fue una mala idea, Kendall.— respondí una vez que deje de tocar como loca en su puerta.— No quiere verme.

Sentí mis ojos nublarse, lloraría y no lo impediría, fui una idiota en haberle dicho que no, lo amo tanto que duele y debí de haberle dicho que sí.

—Cálmate, lo llamaré.

—Hazlo ya mismo, por favor.

Ella asintió mientras colocaba su teléfono en su oído, se alejaba un poco de mi, la observé fijamente y vi como frunció su ceño para después colgar con fuerza y caminar hasta donde me encontraba.

—Me largo, el estúpido de tu novio es un gilipollas.— se subió con fuerza en el auto poniéndolo en marcha.

—¿Ahora que sucedió? Se supone que yo soy la que debo decir eso porque no quiere verme ni en pintura.

—Olvídalo.

—Kendall Nicole Jenner Houghton.

—Bien, estaba en casa de la sofiona esa. — golpeó con fuerza el volante.

—Lo esperaré.

Kendall asintió mientras colocaba su cabeza en el volante, me senté en las gradas de la entrada de su casa, pasaron como media hora hasta que escuche el motor de un auto, levanté mi vista encontrando el auto rojo de Justin y después el salir de este observándome con curiosidad, no me importó nada, no me importó ni siquiera si ha tenido sexo con Sofía, sólo quería abrazarlo con fuerza porque después de que me hiciera esa pregunta habían pasado dos jodidos días. Justin me abrazo pero aún así podía sentir la curiosidad en su cuerpo, deje que las lágrimas salieran.

—Lo siento tanto.— suspire.— Justin... Yo si quiero ser tu jodida esposa, quiero follar contigo todas las noches, quiero ser la mamá de tus hijos y no le importa que hablen mierda de nosotros sólo quiero ser la mujer que lleve tu jodido apellido.

—¿Estas llorando, cariño? — asentí y escuche como salía una risa ronca por su parte, me separé para observarlo confundida.— No tienes necesidad de hacerlo, porque sabía que necesitabas tiempo para reflexionar sobre la pregunta pero aún así volveré a preguntar... ¿Quiere ser mi jodida esposa, Hailey Baldwin?

—¡Sí quiero serlo! — grité.

Kendall hizo sonar la bocina, Justin apretó con fuerza mi trasero para después unir nuestros labios en un apasionado beso, en la mitad de este Justin susurró:— Y no follaremos, haremos el amor.

Jailey; JB HB [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora