DarkZone ||Justin Bieber||

Capitulo 1: La revista "DarkZone"

Exitosa y global, apetecible y jocosa, irresistible y absorbente, criticada y alabada. Todo eso era la revista "Darkzone" a nivel internacional. Mi reconocida revista. Mía. La misma que comencé cuando apenas empezaba a cursar mi primer año en la Universidad de Northwestern de la carrera de periodismo. Inició como una revista digital que 4 años después, luego de mi graduación, se convierte en una de las revistas más galardonadas de la web. Actualmente es una revista formal, cuya torre se encuentra ubicada en la Quinta Avenida de Nueva York.

Por supuesto esto no lo logré sola, mi multimillonario padre ayudó a levantar con su dinero la imponente torre. Dinero que le fue devuelto a penas las ganancias comenzaron a llenar mis bolsillos.  Aquel fue el único momento de mi vida en que me tragué verdaderamente mi orgullo para aceptar la generosa oferta de mi querido padre (claro, con la condición de que fuera solo un préstamo). Eran mis sueños o mi orgullo, y lo primero pesó más.

Gracias a esto ahora soy una mujer de veintidós años con una espléndida vida dedicada a mi empresa y a mis metas. Ganadora de dos Premios Pulitzer de periodismo y fotografía dos años seguidos (esperando el tercero, claro está). También se puede decir que tengo cierta "reputación" entre los famosos. Y eso me gusta. Me gusta saber que soy su peor pesadilla.

Ahora mismo me encuentro llegando a mi oficina en la torre DarkZone. Como todos los días, los múltiples empleados me saludan con cortesía y distancia, a lo que yo respondo igualmente con cortesía y respeto, siempre mostrándome segura. Muchos de ellos se intimidan con mi presencia y no es algo que me desagrade del todo.

Al llegar a la puerta de vidrio de la lujosa oficina con mi nombre, me detengo para mirar a mi asistente Tatiana, la cual me entrega mi café de la mañana y los reportes del día.

-Srta. Darkzone, llegó esto temprano- me dice entregándome un sobre- es de la SPD.
Al oír eso mis ojos se abren por la sorpresa y la ansiedad, mientras Tatiana sigue recordándome de las citas que tengo hoy con personas importantes del medio.

-¡Ah! Y la llamó su madre, dijo que en cuanto pudiera se comunicara con ella.

- Está bien, recuérdame llamarla por la tarde cuando acabe la reunión con los de la revista alemana.

-Claro Srta.

- ¿Eso es todo Tatiana? Gracias - no esperé realmente su respuesta y entre por fin en mi oficina. Tomé un poco del café humeante y me senté a abrir inmediatamente la carta de la SPD (Society of Publication Designers). La leí conteniendo la respiración. Ahogué un grito. Eran estupendas noticias. ¡Habíamos ganado el premio! ¡DarkZone lo ganó! Di brincos de felicidad en mi silla por unos segundos y luego recobré la compostura. Inmediatamente le dije a Tatiana que convocara a una junta con los editores en jefe y por supuesto con los jefes de diseño que hicieron posible ese premio.

Durante la junta di a conocer la noticia y felicité a todos los presentes por su arduo trabajo e hice algunas menciones especiales. Aproveché la oportunidad para discutir el tema de la propuesta de los alemanes, que decidimos rechazar oficialmente para aceptar el proyecto con la revista Italiana.

La reunión con los alemanes fue corta, ya que solo tuve que rechazar su propuesta amablemente expresando nuestros motivos.
Al principio no se lo tomaron muy bien, pero quedamos en realizar un intercambio de material innovador para futuras presentaciones de las revistas, lo que nos vino de maravilla a ambos lados. Al final todo quedó en buenos términos.

Programé con Tatiana la reunión con los Italianos y la susodicha me recordó que debía comunicarme con mi madre como le pedí; así que lo hice durante el almuerzo.

-Aló?

-Hola mamá ¿cómo estás?

- ¡Hija! Bien, muy bien. Esperando a tu padre para almorzar. ¿Y tú?

- Excelente mamá. Hoy me llegó una carta de la SPD - a continuación le conté todo sobre el premio.

- ¡Felicitaciones mi niña! Me alegro mucho por ti.

-Gracias mamá. Pero bueno, cuéntame ahora sí lo que me querías decir.

- Ah pues solo te llamaba para invitarte a cenar con nosotros esta noche en casa, es que nos haces mucha falta...

- Y ustedes a mí. Cuenta con eso. ¿Y papá ? ¿Cómo está él?

- Enérgico como siempre, justo está llegando en este instante.

-Pues dale mis saludos y dile que nos vemos esta noche. Debo colgar, que disfruten su comida, besos.

-Hasta luego mi vida- y trancó.

Suspiré y me tumbé en la silla. Me quedé unos minutos así pensando aún en el premio y sonreí. Todo había sucedido tan rápido que casi no podía creerlo. Me entristecí un poco al recordar a mi familia, porque sabía que en el fondo ellos no entendían lo que hacía, excepto por mi padre. Mi mamá nunca comprendió porque yo me empeñaba en destruirle la vida a la gente en mi revista (como decía ella) publicando cosas de la vida privada de las personas sin censura. Pero es que justo ése era el arte de mi trabajo; la falta de censura y la crudeza con que exponía la realidad. De todas maneras, ¿por qué tanto alboroto por publicar uno que otro secreto de alguien que tiene una vida perfecta? Alguien que sin nosotros, los medios de comunicación, no sería nadie, NADIE. Y todavía nos tratan como si fuéramos una molesta plaga, a los paparazzis, a los reporteros, a todos los que hacemos circular la información. Pues se merecen todo lo que les hacemos en mi revista y más. Detestaba que fueran tan mal agradecidos con los de mi profesión, quienes somos los que les hemos dado toda esa fama (y con la fama el dinero) que poseen, ya sea de una forma u otra.

Desde pequeña siempre soñé con ser lo que soy y cuando crecí y comencé a entender el mundo, me di cuenta de que lo que quería hacer con mi vida era castigado por la sociedad gracias a las celebridades quejumbrosas que nos han puesto como los villanos hace ya mucho rato. Por lo que ahora me dedico a darles de su propia medicina. Combatiendo fuego con fuego como me lo propuse años atrás.
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Besos y gracias por leer!