DarkZone ||Justin Bieber||

Capitulo 4: Riesgo

"Lo único que quiero es que tú hagas lo mismo y lo superes. Debes hacerlo, no puedes seguir envenenándote a ti misma y a los demás con la porquería que escribes en esa revista."

Golpeo repetidas veces el volante. Las palabras de mi hermano resuenan en mi cabeza una y otra vez. Y lo peor, lo peor es que en el fondo sé, que en parte el tiene la razón. No puedo seguir llena de rencor y odio toda mi vida, o eso terminará acabando conmigo.

La velocidad a la que voy sobrepasa el límite, pero es lo que menos me importa en estos momentos.

Miles de sentimientos y emociones se agolpan dentro de mí, luchando por tomar el control de mis acciones. Mis nudillos alrededor del volante están cada vez más blancos y la frustración humedece mis ojos.

Entiendo que debo acabar con esto, pero no es tan sencillo. Lo ocurrido me marcó y cambió el rumbo de mi vida. Además, está DarkZone. Soy consciente de que lo que les hago a las personas está mal, no soy tonta; pero mi revista es lo único que tengo, lo único "bueno" que surgió de ese incidente...Aunque el precio a pagar por ese éxito profesional haya sido el quiebre de mis relaciones familiares, sociales y en general, de mi vida personal.

De pronto visualizo un automóvil aproximándose a toda velocidad en mi dirección. Volteo rápidamente el mando hacia la derecha saliéndome de la carretera y freno en la tierra.

Mierda, por suerte no había un precipicio ni nada por el estilo rodeando el asfalto.

Calmo mi respiración y me maldigo por ir a tan alta velocidad de noche, en una carretera oscura, lejos de la ciudad y emocionalmente alterada. Cuando me encuentro un poco más serena, decido mirar hacia atrás en dirección al otro auto, que se paró a unos metros en el lado opuesto de la carretera.

¿Qué carajos? ¿Qué clase de loco conduce por estos lados poco iluminados sin las luces delanteras encendidas y en el carril equivocado? Sólo un suicida o un ebrio.

Desabrocho mi cinturón y me debato entre si ir a ver que el conductor demente esté bien o si largarme de una buena vez. Puede que sea un verdadero psicópata, pero también puede que no, y solo sea una persona fuera de sus cinco sentidos necesitando mi ayuda.

Me llama la atención el auto: es de un particular estampado de leopardo y muy lujoso; no me parece el tipo de auto que tendría algún criminal que quiere pasar desapercibido, más bien pertenecería a una persona con mucho dinero.

Decido esperar y observar. La puerta del conductor se abre y deja entrever una figura masculina que logra salir con dificultad del vehículo. Luce joven y como había supuesto, borracho. Dejo escapar el aire contenido y mis músculos se relajan un poco.

Entonces el chico comienza a patear su auto y se tira al piso. Rápidamente me bajo del carro y comienzo a caminar en su dirección. Internamente me ordeno tranquilizarme pero no me permito bajar la guardia. Ahora el joven tiene su cara entre sus rodillas, dándome la espalda. Se entierra los dedos en la nuca frotando agresivamente. Por suerte soy precavida y siempre cargo conmigo un gas pimienta, con el que ahora me encuentro armada. Me mantengo a una distancia prudente del desconocido, pero decido hablarle:

- O-oye ... ¿estás bien ?

  El chico solo se pasa las manos frenéticamente por el pelo jalando aquí y allá. Silencio. Consigo distinguir en su cuello lo que parece un tatuaje de un par de alas, pero nada más, puesto que lleva ropa abrigada: chaqueta y pantalones oscuros. Con semejante oscuridad, se me hace imposible detallarlo mejor.