El palacio lucia precioso. En todos los años que había vivido en el nunca había lucido como ahora. Candelabros del mas fino cristal colgaban del techo. Arreglos florales colgaban de las paredes. Todo era perfecto. Los soberanos de todos los países empezaron a llegar con unas mascaras de lo mas finas, que cubrían solo sus ojos. Si así es, el baile era un baile de mascaras. Al primero que reconoció fue a Pichit, el príncipe de Tailandia. Siempre habían sido muy cercanos. El traía puesto un elegante traje y una mascara un poco llamativa, siendo esta roja con detalles en dorado y una pluma como adorno final.
-Yuri, cuanto tiempo- dijo el moreno mientras lo envolvía en un cálido abrazo.
-Hola, Pichit- saludo casi en un susurro. El siempre había sido muy tímido.
-Luces increíble, esta vez Minako se lucio
-¿En serio? Gracias- era cierto no lo había notado, pero Minako había puesto mas empeño de lo usual.
Ambos siguieron platicando como sin nada hasta que un aviso los interrumpió.
-Con ustedes, su alteza real, el príncipe de Rusia, Victor Nickiforov
Se escucharon aplausos por parte de la multitud, sin embargo Yuri y Pichit no podían ver nada pues habían quedado demasiado lejos de la entrada.
Mientras tanto Yurio, intentaba no perder a su amo entre tanta gente pero era imposible. Victor le había insistido en que usara una mascara también, así que el también lucia un elegante traje con una mascara color aqua que hacia que resaltaran sus ojos. El intentaba seguir el paso a Victor pero era imposible, ya lo había perdido.
Yurio se empezó a asustar pues no tenia forma de regresar con su amo. Empezó a buscar entre la gente pero en eso choco contra algo o mas bien dicho alguien.-Hey, ten mas cuidado.
-Lo siento su alteza- dijo yurio muy apenado. El había hecho una reverencia y al alzar la vista se encontró con un joven bastante atractivo, con cabello negro y piel blanquecina, junto con unos ojos color azabache, negros como la misma noche. Un poco mas alto que el. Se sonrojo levemente al verlo.
Otabek por su parte iba a empezar a ofenderle y a reprochar pero al ver el rostro de la persona con quien choco se quedo sin palabras. Esos ojos de zafiro lo habían atrapado. El joven que tenia delante era hermoso. Sus cabellos rubios y sus delicadas facciones acompañados con esos ojos color aqua habían dejado embobados a sus orbes negros.
Así se quedaron los dos, en silencio admirándose y apreciando las facciones del otro hasta que Otabek decidió romper el silencio.
-Mi nombre es Otabek Altin, príncipe de Kazakstán. ¿Cual es tu nombre?
-Y-yurio- mierda, había tartamudeado. Nunca le había sucedido eso pero el estar con el hacia que sus pensamientos se nublaran.
-Yurio, ¿te gustaría tomar algo conmigo?
Y así fue como este afortunado sirviente se la paso hablando con este extraño durante toda la noche.
Por su parte, Otabek había estado solo la mayor parte de su vida. Había perdido a sus padres a muy temprana edad, y no era rey solo porque aun no alcanzaba la mayoría de edad. Yurio al enterarse de eso le contó como al morir sus padres, el también había quedado solo y sin nadie que lo apoyara.
Siguieron hablando y mientras mas se conocían, mas les atraia el otro.
-Yurio, ¿te gustaría ser mi amigo?
-¿Porque la pregunta tan repentina?
-No es nada, solo pienso que somos parecidos.
Las mejillas de Yurio se encendieron. Nunca nadie le había pedido ser su amigo. El solo atino a asentir y ambos estrecharon sus manos hasta que...
-Hey, tu eres el sirviente de Victor, ¿No?- dijo una chica que los había estado observando desde hace rato. Le frustraba que ella había hecho de todo por la atención de Otabek y no había logrado nada. Si ella no lo tenia nadie lo iba a tener.
-S-sirviente- mierda, dijo para sus adentros. El sabia que Otabek creía que era un príncipe y solo por eso le había dirigido la palabra. Temía que se enterara que era un sirviente, pues sabia que iba a ser rechazado, la servidumbre no era bien vista por la realeza.
-Si, no te hagas el tonto. Tu sabes bien que solo eres un simple sirviente, así que es mejor que te vayas de aquí, pues no perteneces a la realeza. Solo haces que Otabek pierda su tiempo.
Mientras tanto Otabek lo miraba incrédulo.
-¿Es cierto que eres un sirviente?- le pregunto en voz casi audible.
-Si- respondió el con la cabeza gacha. La chica tenia razón, el no pertenecía ahí. Solo se había dejado llevar, sabia que iba a acabar mal.
El comenzó a caminar para irse de ahí mientras la chica sonreía victoriosa, en eso Otabek rompió el silencio.
-Y tu quien te has creído para hablarle así a alguien. Creo que este "simple sirviente" es mas educado que tu princesa. Mejor vete de aquí tu. Prefiero su compañía que la tuya.
Y sin mas la princesa muerta de rabia se largo de ahí.
Yurio no lo podía creer. El había defendido a un sirviente siendo un príncipe. El lo había defendido.
-Yurio, ¿Porque no me dijiste que eras un sirviente?- pregunto Otabek en tono neutro.
-Pense que no te gustaría hablar con un simple sirviente- dijo con la cabeza gacha.
-Idiota, si te pedí que fueras mi amigo solo fue por como eres, no por que clase social tengas. No te menos precies solo por ser un sirviente. Tu eres unas mil veces una mejor persona que toda esta bola de gobernantes.-dijo casi en tono de reproche.
-Nunca nadie había abogado por mi o tratado como su igual, gracias- dijo yurio con el tono mas sincero.
Otabek se sonrojo. Sin darse cuenta de ello se había enamorado del rubio. En el impulso de ver a Yurio así lo beso. Yurio estaba que no se lo creía. Abrió los ojos como platos. Otabek al darse cuenta de lo que había hecho se aparto inmediatamente. Yurio lo miraba incrédulo. Genial, seguro que el ya pensaba que era un degenerado por besar a un hombre. Pero por la mente de Yurio, todo parecía irreal. Había conocido al chico perfecto aquella noche, y era un príncipe del que se había enamorado desde que lo vio y justo ahora lo había besado. Estaba que no se lo creía.
-Y-yo lo siento, es que fue un impulso...
Yurio lo callo con un beso. Otabek había quedado igual de sorprendido que Yurio.
-No tienes porque disculparte- dijo el con una sonrisa traviesa. Si esto era un sueño, había que aprovechar antes de despertar.
Otabek lo miro y le confeso lo que ambos sabían.
-Creo que me gustas
-Creo que tu también me gustas
Y así esa noche el corazón impenetrable del príncipe de Kazakstán, había sido invadido por un pequeño gatito travieso.____________________________________
Bien, hasta aquí el fic.
En el próximo capitulo, el aclamado victuri. 😍😍😍
Gracias a todos los que leen esta historia, su apoyo me da la inspiración para seguir escribiendo. Gracias a KaoruDuo por el comentario en el primer capitulo. Pense que esta historia era demasiado corriente y pensé en dejar de escribirla, pero la continué gracias a ti.
Bueno me despido y nos leemos para la próxima.
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Tu + Yo = Error
FanfictionEn el reino de Japon, uno de los mas poderosos del mundo, la familia Katsuki planea casar a la heredera del trono, Mari, con un principe digno de ella. Pero a veces el destino tiene otros planes.