Capítulo 8: Moonlight Flowers

346 31 1
                                    

― ¿Puedo preguntar hacia dónde vamos? ― preguntó Eli desde el asiento de atrás algo molesta buscando una respuesta ― nos estamos alejando mucho de San Francisco y no tiene pinta de que vayamos a estar allí para cenar, tendré que llamar a mis padre...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

― ¿Puedo preguntar hacia dónde vamos? ― preguntó Eli desde el asiento de atrás algo molesta buscando una respuesta ― nos estamos alejando mucho de San Francisco y no tiene pinta de que vayamos a estar allí para cenar, tendré que llamar a mis padres al menos. ― Eli miró a Leiza molesta, estaba conduciendo tranquila y apaciblemente mirando fijamente la carretera y marcando su típica sonrisa. Su única respuesta fue el silencio.

Yo entrecrucé mis brazos esperando también una respuesta de Leiza. Llevábamos una hora en el coche sin saber dónde nos dirigiríamos.

― Nos dirigimos a Portland, Oregón ― respondió Leiza finalmente tras unos minutos sin cruzar palabra.

― ¡Gracias! ¿Tan difícil era? ― añadió Eli suspirando.

― ¿Y qué se supone que hay allí? ― pregunté inconforme con la respuesta.

― Alguien que puede ayudarte y que conocí hace años. Alguien como nosotros y que creo que estaría dispuesta a venir a San Francisco solo para protegerte. ― concluyó Leiza con serenidad.

― Existe el teléfono móvil y mil formas más de comunicación. ¿Era necesario este viaje? ― protestó Eli.

― Temía que no me creyese si no lo veía con sus propios ojos ― respondió Leiza afilando la sonrisa a lo que Eli contestó con un fuerte suspiro cruzándose de brazos.

― Pero yo aún no lo entiendo... ― dije mirándola preocupado ― ¿Protegerme de qué?

― De Baldric, de ti mismo o de otros peligros que acecharán. ― Tras esa respuesta la miré con disconformidad sin entender todavía nada.

Observé atentamente el paisaje, solo había áridas colinas desde que salimos de San Francisco y no habían cambiado lo más mínimo. De pronto pasó por mi cabeza el suceso de esta mañana.

― He tenido más alucinaciones... ― traté de decir con tono bajo.

― Tendrás muchas a lo largo de tu vida, créeme. ― dijo quitándole importancia y encendiendo el aire acondicionado con evidente gesto de insolación ― Y algunas veces querrás renunciar y tirarlo todo por la borda ― me dijo depositando la mirada en mí un momento ― Lucha siempre que tengas opción. Valdrá la pena vivir una hora más de agonía que morir y acabar con todo lo bueno y lo malo. ― se calló unos segundos y continuó ― En mi pueblo creían en otra vida. Yo también solía hacerlo, aunque ahora tengo mis dudas. Pero si no hay otra vida ¿habrá que aprovechar esta al máximo verdad? ― me dijo riendo sin esperar una respuesta. ― Aunque sea para sufrir, siempre valdrá más la pena que no existir...

Asentí con la cabeza mirando por el retrovisor, había mucha razón en sus palabras. Dirigí mi mirada a Eli desde el cristal. Estaba ausente sin escuchar nuestra conversación, parecía tener la atención totalmente depositada en su teléfono móvil.

― ¿Y qué es eso con lo que sueñas chico? ― preguntó Leiza interesada.

― No son sueños... o sea, estoy despierto cuando me ocurre. ― dije corrigiéndola ― me acuerdo perfectamente, estaba en un callejón oscuro y mojado, un callejón que no reconocía. Y me perseguían un par de tipos, yo intentaba huir pero...

REMEMBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora