Epílogo: Lights Seem So Bright

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― ¡Oh vamos! ¿Dónde lo puse por última vez? ― preguntó Matt dirigiéndose a sí mismo mientras rebuscaba entre los cajones de la habitación con desesperación

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― ¡Oh vamos! ¿Dónde lo puse por última vez? ― preguntó Matt dirigiéndose a sí mismo mientras rebuscaba entre los cajones de la habitación con desesperación.

― ¿Dónde pusiste qué? ― preguntó Ric con una inevitable sonrisa desde la cama de Matt observando sus movimientos. Estaba increíblemente guapo con una camisa roja de manga larga que hacía juego con su mirada acompañada con una majestuosa corbata negra, unos pantalones negros algo ajustados y unos calcetines blancos con rayas grises. Los zapatos, muy elegantes y de un color negro se encontraban a los pies de la cama y su americana oscura estaba pulcramente colocada sobre la silla del escritorio de Matt. Ambos se encontraban en su habitación. Matt negó con la cabeza y continuó con su exploración. Él también iba maravillosamente arreglado, con un suéter negro de manga larga y una camisa blanca bajo él con el cuello asomando sobre el del suéter y las puntas inferiores dejándose ver por debajo. Llevaba un pantalón vaquero algo descuidado y arrugado, pero le quedaba estupendamente y lo combinaba con unas zapatillas formales blancas. El ocaso podía apreciarse ya sobre los cristales de la ventana del dormitorio, los cuales estaban algo empañados debido al frío del exterior. Habían pasado unos meses desde que llegaron a San Francisco y el invierno ya estaba presente en toda la ciudad.

― Está bien... no lo encuentro. No sé dónde lo puse ¿vale? ― repitió Matt acalorado. Porque estaban en pleno invierno y el clima era bastante frío, de lo contrario, Ric habría pensado que estaba sudando ― se trata de «Made In Heaven». No lo encuentro... juraría haberlo puesto aquí junto al resto, pero...

― ¿Qué demonios es eso? ― preguntó Ric inocentemente siendo respondido con una mirada de incredulidad de Matt.

― ¡El último disco de Queen! Oh dios ― exclamó éste casi dolido ― ¡me ofende tu escasa cultura musical! ― añadió Matt riendo y causando la carcajada de Ric ― ¿Qué música te gusta a ti? ― preguntó observádole desde el escritorio ― debes haber escuchado algo que te haya gustado en todo este tiempo... ¿no?

― Ajá ― aseguró asintiendo. De pronto comenzó a dar golpes sobre la madera del cabecero de la cama como si estuviese loco y mover la cabeza en movimientos de vaivén murmurando una letra que a Matt le sonaba muy familiar ― ¡put yo' pinky rings up to the moon! Mmm... ― exclamó siguiendo la letra entre murmullos causando la sorpresa de Matt.

― ¿Bruno Mars? ¿En serio? ― preguntó entre risas.

― ¡Me encanta! Y esa puta canción es la bomba... ¿No te gusta? ―preguntó inocentemente. Matt introdujo la mano entre los cajones y sacó un par de discos con total naturalidad. Abrió uno de ellos y lo introdujo en el ordenador de sobremesa reproduciéndolo.

― Por supuesto que me gusta... ― reconoció tras observar la mirada de sorpresa de Ric al escuchar la primera canción que sonaba. Era Bruno Mars ― ¿prefieres el otro? ― preguntó Matt señalándole la otra carátula del mismo cantante ― yo siempre he preferido el primero, es el mejor disco que tiene.

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