El Amante de la Soledad

Contradicciones

Capítulo I: "Marzo, Dudas y Negación"

Ciertamente soy, a simple vista un joven normal, como cualquier otro. Si miran con más atención notaran que soy bastante introvertido, pero hace falta conocerme y ser un poco más cercano a mí para percatarse de cosas que oculto a los demás. Por mi propio bien me he esmerado siempre en que mis verdaderos sentimientos no sean conocidos por nadie... pero la verdad es que este año ha marcado la diferencia y terminó por derribar las "defensas" que he creado en torno a mi persona.

Ya comprenderán a lo largo del relato a que sentimientos corresponden y que hasta ahora por que no los había compartido con nadie.

Esta es mi historia, la que plasmaré acá solo para desahogarme y para alegrarles un poco el rato. En primer lugar, es una historia de amor, pero no de un amor convencional. Sí, tengo miedo a confesarlo, pero es preciso hacerlo: soy bisexual, o más bien gay, y el amor que siento es hacia otro chico. Él se llama Matías, y todo comenzó al iniciar este año escolar, 2016.

Se terminan las vacaciones de verano, ahora debo volver a la escuela, escuela que como todos los años me parece desagradable y hostil, lo único que me reconfortaba era el hecho de reencontrarme con mi mejor amigo Luis, luego de no habernos visto por unos tres meses.

Yo estaba muy nervioso, además de la ansiedad que siempre se experimenta al volver a reunirse con nuestros amigos, tenia mucha timidez acumulada. No hallé mejor manera de prepararme que estar predispuesto a cualquier cosa que pudiera pasarme. Este primer día partí al colegio como ya lo he hecho tantas veces, llegué como siempre cinco minutos antes. Un tanto desorientado fui a formarme fuera de mi nueva sala de clases, estaban allí todos los chicos, menos mi amigo Luis. Estaba muy inquieto, nadie me saludó y la profesora no llegaba nunca para abrir la puerta. De repente caí en cuenta de que había alguien nuevo, era un chico algo mayor que nosotros, tenía la certeza de haberlo visto antes, pero la verdad es que no lo conocía.

Después supe que se llamaba Matías, era alto, no tanto pero me superaba por unos 20cm (Comprenderán que yo soy un hobbit, 1.56m), también tenia la piel morena, tostada por el sol del verano, un cuerpo delgado y atlético (Juega fútbol). Su rostro era muy proporcional en todo, ojos color avellana, nariz respingada, unos pequeños pelos en la barbilla y un cabello bastante excéntrico.

Yo estúpidamente me quedé parado, sin hacer ningún intento de socializar, simplemente esperando que pasara más rápido la hora. Hasta que de repente me vi interrumpido por aquel chico, que sorpresivamente se volteó a saludarme, extendiendo su mano y me diciéndome:

- Hola, soy nuevo en el curso, soy repitente-. Yo me quedé helado en ese instante y casi mecánicamente estreché esa mano cálida, de forma tímida. Al parecer esto fue un error, ya que en vez de estrecharle la mano como acababa de hacer, se suponía que chocáramos las cinco. Él por su parte correspondió al saludo un tanto extrañado y me lanzó una mirada que expresaba aún más perplejidad que su mano, ahora rígida. Aunque rápidamente me vi salvado de la incómoda situación, la profesora llego a abrir la puerta y todos entramos en tropel, para reclamar los mejores asientos.

Trasladémonos unos minutos más en el tiempo, ya estamos todos acomodados en la nueva y espaciosa sala, yo sentado con mi inseparable mejor amigo, que había llegado afortunadamente justo antes del toque de timbre. Había unos cuantos compañeros nuevos en el curso, tres de ellos repitentes, entre los que se encontraba Matías -el chico del saludo-, del cual averigüé su nombre mediante preguntas indiscretas a Luis. Sin embargo de estos chicos nuevos, otra cosa llamó poderosamente mi atención.

Había otra persona intrigante, se llamaba Jean. No hablé con él, pero oí cuchichear a mis demás compañeros que este venia de una de las peores escuelas de la ciudad. A pesar de verse tan ordenado en un principio, a medida que el tiempo pasó, se convirtió en una verdadera caja de sorpresas.