Lo que siento, ¿Será real?

331 44 11
                                    

Capítulo II: "Abril, esperanza y pérdidas"

Durante este mes mis sentimientos fueron afianzándose, es verdad, yo sentía algo por Matías, por pequeño que fuera, algo era. Sé que dirán que un mes no es suficiente como para crear lazos afectivos tan fuertes como el amor, pero la verdad es que me había quedado prendado de este compañero de clase.

A pesar de mis intentos, me era imposible no mirarle cuando pasaba frente a mí, tan guapo y seguro de si mismo. Cuando se alejaba, sacudía mi cabeza y desviaba la mirada avergonzado. ¿Como podía ser que deseara a un chico? Nunca antes había sentido un cariño tan grande por alguien, ni siquiera por alguna chica.

Me ponía a veces a pensar: ¿Él sabrá que siento estas cosas? ¿Habrá notado mis miradas de esperanza y sonrisas de embriagadora felicidad? ¿Le importaré yo? Pero claro, preguntas jamás me serían respondidas, a menos que... mejor ni siquiera lo mencionaré.

Una de las grandes interrogantes que ocupaba mi cotidianidad era si ¿Matías sería como yo? Quiero decir ¿Le atraerían los chicos? Para alegría mía sucedió algo que me infundió esperanzas de una respuesta afirmativa. La cosa es que en cierta clase de matemáticas me senté junto a uno de mis compañeros para ayudarle con unos cálculos. Daba la bendita casualidad de que Matías se sentaba justo detrás. Me da algo de vergüenza continuar, pero de todas formas lo haré. Preferí quedarme de pie para seguir enseñándole a mi compañero y justamente se me ocurrió una idea bastante interesante ¿Por qué no mostrarle mi trasero a Matías para ver cómo reaccionaba?

Además, daba la casualidad de que andaba yo con un buzo bastante apretado, que resaltaba mi pequeño trasero. No pensé mucho más y puse rápidamente en práctica mi plan. Lentamente fuime agachando hacia adelante, para "enseñarle mejor a mi amigo". Para no hacer tan obvias mis verdaderas intenciones, no miré hacia atrás, aunque pronto escuché a Matías cuchichear con su compañera de al lado. Se me veía muy concentrado en los cálculos, sin embargo, toda mi atención se concentraba "allí atrás".

No logré oír lo que decían, ya estaba perdiendo las esperanzas de que algo ocurriera, pero justo cuando me disponía a retirarme, sentí un pequeño topón en mi trasero ¡Que sorpresa! Casi grité de la emoción no podía ser una casualidad. Naturalmente me volteé para no hacer juicios apresurados, vi a Matías y a su compañera riéndose y sonriéndome, volví alegre a mis cálculos. Aunque para gran sorpresa mía sentí un nuevo contacto.

Esta vez actué rápidamente y me volteé justo para percibir un fugaz movimiento de retirada de la palma que hace un mes me saludo perpleja. Aunque velozmente Matías transformo el gesto en un disimulador saludo, sacudiendo su mano en el aire. Por unos segundos lo vi reírse de forma nerviosa, justo a tiempo sonó el timbre del recreo para salvarlo. Como es costumbre fui a reunirme con mi amigo Luis, aunque sin decirle una palabra de lo ocurrido. Ni a él ni a nadie.

¿No creen que he hablado mucho de mi mejor amigo sin darles, aunque sea una descripción? Bueno ha llegado la hora, porque tendrá un papel determinante en la presente historia. Es un poco más alto que yo, como Matías más o menos, es moreno, delgado —está bastante bajo peso—, las facciones de su cara son bastante burdas, rematándolas un pelo negro como el mío y una cara redondeada. Psicológicamente no nos parecemos mucho, él es un poco más infantil, aunque los dos somos muy dados a las tonterías. Los dos diría, somos un poco pervertidos, para que esconderlo, solemos mirarles el trasero a las chicas, aunque ahora yo me sorprendo a mí mismo mirándoselo a los chicos. Siempre andamos juntos en los recreos, vagando sin rumbo fijo por el patio. Somos muy buenos amigos y nos entendemos a la perfección, sin embargo, en el último tiempo habiame mostrado yo bastante reservado, por el temor a que él llegara a enterarse de mi secreto.

Volviendo nuevamente a Matías, he reflexionado sobre los hechos y han surgido aún más dudas en mi interior ¿No serian demasiadas las coincidencias que ocurrían entre nos? Pensaba esperanzado; "Definitivamente algo debía tenernos deparado el destino". Aunque siempre había sido escéptico ante estas cosas esotéricas, toda mi lógica sucumbía ahora ante mi fiebre de sentimientos.

El Amante de la SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora