Innocent - Sehun y Chanyeol (CHANHUN)

Especial 4 «Una vez más» Parte 2

Cuando mamá finalmente me dijo lo que había sucedido con Chanyeol, pensé en correr a la estación de tren e irme directamente a tomar un avión de regreso a Corea, pero cuando lo pensé mejor, desistí. Era capaz de ir, porque él era mi esposo aún, y a pesar de todo lo amaba, pero si me encontraba con la mujer con la que me había engañado cerca de él, iba a perder los nervios.

Por lo que aquí estaba, sentado mirando la lluvia caer por la ventana mientras la voz de Chanyeol cantando mi canción me envolvía. Masoquismo puro lo que hacía, pero mientras rememoraba todos los recuerdos que tenía con él me parecía adecuado hacerlo con su voz de fondo. Recordé cuando lo conocí, aquel día en la empresa, mientras él intentaba dar con un paso de baile que el entrenador nos había encargado. Yo lo había ayudado por pena, y desde ese día él estuvo a mi lado. Recordé también el año anterior, cuando para mi cumpleaños me regaló una fiesta en la que estábamos solo él y yo; aquella vez habíamos bailado como dos adolescentes en una cita la canción Secrets que me pareció tan adecuada en ese momento. Por desgracia, también recordé el porqué estaba aquí.

Me mataba pensando en lo que él hacía o hizo con esa mujer.

¿La besó como lo hacía conmigo? ¿Le hizo el amor como a mí? ¿Le dijo que la amaba?

Pensé en esas dos veces que fuimos a ver a Youngsoo. Esa vez que vi sus ojos brillar cuando el pequeño lo miró con esa sonrisa que derretía, y me dijo que estaba comenzando a amarlo.

¿Por qué iba a cambiar nuestra familia por ella?

Enfadado, salí de la habitación de la pequeña casa que había alquilado un mes atrás. Mojándome con la lluvia, fui a parar a la calle principal de Rodez. Caminé sin rumbo, fijándome en cómo la gente estaba en sus casas cenando reunidos.

Podríamos estar así ahora.

Pateé una piedra, sin percatarme que había un auto cerca. La piedra impactó en el vidrio del pasajero, haciendo que casi se quebrara.

—Dios mío. Chanyeol hasta en Francia me haces sufrir percances —dije en un murmuro.

Del automóvil se bajó un tipo, rubio de ojos castaños. Me miró enfadado mientras señalaba el vidrio y comenzaba a despotricar en francés.

—Lo lamento —comencé con torpeza, en un vago intento de francés—, no hablo tu idioma.

El tipo paró de hablar y me tomó del abrigo que llevaba. Me impactó a la pared y habló en inglés: —¿Qué te crees, mocoso?

Su acento era tan raro, pero comprendía lo que decía. Fruncí el ceño mientras intentaba formar una excusa en inglés: —Lo lamento. Iba...

—¡Idiota! —gritó—. ¿Me pagarás?

Lo miré mientras acercaba su rostro al mío, y luego en mi mente vi a Chanyeol. Maldito estúpido, orejón imbécil.

Pensando en pagar con la misma moneda a Chanyeol, cubrí la boca del tipo rubio con la mía, besándolo feroz. Solo sentí resistencia de este, pero luego me correspondió.

Minutos pasaron en los cuales, el rubio me manoseó tanto que creí que me haría el amor ahí, en plena calle. Susurró cosas mientras me guiaba a un lugar cerrado y alejado de la lluvia. Poco después se desnudaba y se ponía en sus rodillas en una alfombra barata.

—Hazlo —gruñó.

¿Qué pasa con los franceses? ¿Y el amor? ¿Y la heterosexualidad?

Miré su cuerpo mientras se arqueaba. Bajé mis pantalones hasta los tobillos y me vi a mi mismo hace no demasiado, en esta misma posición con un Chanyeol bien dispuesto a recibirme. Maldito fuera ese orejón.