Fernando no vino a la escuela. Sentada en mi butaca veo entrar al chico que me eriza la piel de solo imaginar las maravillas que puedo hacer con él. Toma lugar junto a mí butaca. Le sonrió como gesto amable y al instante la devuelve.
-Erick- dice con torpeza.
-Kimberly- sonrío.
-Mucho gusto- estira su mano a la cual contesto con educación.
-El gusto es mío- con todo en doble sentido.
•••
Terminadas las clases...
-¿Dónde vives?- amablemente pregunte.
-A dos calles de aquí-
-Te llevo ó ¿tienes coche?-
-Por el momento no, pero aceptó la propuesta de esta desconocida-
-Podremos ser muy buenos amigos.
•••
Una vez ahí agradece y como recompensa me da su número. Un beso amistoso de despedida y una sonrisa.
-¿Puedo verte en unas horas? Digo, para cenar, ¿no es mucho atrevimiento?-sonríe.
-Claro que no. A las 6:00- arranco y me dirijo a casa.
Pienso en esa cena, en lo que puede pasar después, en sus manos sobre mi cuerpo acariciando mi cintura y apretando mi trasero, mordiendo mi cuello, pellizcando cada centímetro de carne en mí, simplemente haciendo lo que me gusta. Perfecto pretexto.
Estaciono el coche, subo los escalones y comienzo a pensar en mi vestimenta. Elegante, provocativa y ardiente pero decente, sin caer en lo vulgar.El vestido rojo se adapta perfectamente en mi cuerpo, los tacones negros le dan un toque sensual, el cabello suelto cae en mi espalda, ligero maquillaje y perfume fastidioso me hacen un gran cambio. Su cena está lista.
Tomo mi celular, lo agrego a mis contactos y lo llamo.
-Buenas tardes, todo está listo. ¿Blanco o tinto-.
-Tinto- contesta -Puntual-.
Cuelgo y me dirijo al sanitario para finalmente retirarme.
•••
-Buenas tardes Erick-.
-Buenas tardes. Pensé que no darías.-
-El mensaje decía casa blanca con porche color chocolate- dije con cierto sarcasmo.
-Perfecto-.Al entrar en ese ajeno lugar me di cuenta de la elegancia y seriedad de este chico.
-Por cierto, vivo solo-.
Sonreí y continúe observando el lugar. Toques elegantes en unos simples muros sencillos.
-¿Qué cenaremos?- preguntó.
- Sushi, que llegará en cualquier momento-.
-¿Salmón?-
-Y teriyaki con salsa Tampico-.
-Perfecto- cuando se me ocurrió adentrarme a la cocina -¿Puedo buscar las copas?-.
-Pupitre derecho, hasta el fondo- sin prestar atención.
Las busco dejando su presencia en la sala de estar o al menos eso pienso hasta que se acerca.
-Tienes una mirada peculiar-.
-¿Por qué lo dices, Erick-.
-Hay algo que me ocultas-.
Sin pensar dejó las copas en la barra. Me ve de arriba a abajo. Provocativamente con mi dedo índice subo mi vestido. Se abalanza sobre mi.
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Particular
RomanceConoce a Kimberly una particular joven de 17 años que no solo es buena estudiante también es excelente sumisa sexual.