Royal Swan

Primer día con Bella

Desperté con Jacob encima de mí y con su saliva empapando mi nuca. Ya saben, una feliz y bonita mañana del lunes después de acampar todo el fin de semana en la reservación. Era tan temprano que aún parecía de noche pero tenía que levantarme a estas horas para evitar llegar tarde a clase, afortunadamente el domingo dormimos en la casa de Jacob y no en la playa o directamente en el bosque como normalmente acostumbramos. Fui al baño y me miré en el espejo analizado mi reflejo, esperando un milagro, lo que sea, algo que me hiciera diferente hoy, Pero mi piel seguía igual de traslucida, mis ojos del mismo azul opaco, mi cuerpo igual de pequeño y mi cabello igual de revuelto... ¿Bella tendrá este problema con el espejo también? Me lo tenía que preguntar cómo tantas otras cosas que no sabía de ella, pero era probable que no, Bella era muy hermosa y yo por otra parte... No es que fuera feo, pero he de admitir que soy algo descuidado. Bueno ¿qué más daba? Tampoco es como si fuera a buscar novio a la escuela o a impresionar a alguien, la única persona que me ha gustado de verdad osea Mike no podría fijarse en mi ni aunque fuera un Adonis porque no era gay. Adoraba mi vida pero siempre había dos constantes que no me dejaban vivir en paz; mi reflejo y mis sentimientos no correspondidos.

Cuando estuve listo Jacob me llevó en su moto. Era un hermoso día nublado y además chispeaba, quería tomar eso como un buen augurio de que la vida con Bella no sería una cosa tan terrible, pero es que algo no encajaba, como si la vida se me fuera a complicar con esto. Jacob sintió mi tensión y antes de despedirse me abrazó y trató de animarme. No funcionó, solo me incomodo un poco más (parecía siempre olvidar que los abrazos no se llevaban con mi persona).

Una hora antes del almuerzo ya había escuchado sobre Bella una cien veces y me habían molestado para hablar sobre ella unas treinta. Cuando fue hora de ir al comedor me la encontré sentada con otras siete chicas entre las cuales se encontraban la Perra rabiosa de Lauren y la bruja de Jessica... Me alegraba que a Bella le fuera bien en su primer día pero creo que no puede haber nada bueno cuando tú hermana se sienta con tus enemigas.

—Roy —me habló pidiendo que me sentará a su lado con la mirada—

Pasé de largo y tomé la silla junto a Edward en la mesa del fondo... No quería hacerle el feo a Bella pero entre sentarme con esas chicas o estar voluntariamente sentado con Cullen prefería la segunda.

—Bienvenido —dijo Alice con una gran sonrisa— no sueles acompañarnos por tu propio pie.

—Seguramente ya acepto que tiene una relación secreta con Edward.

—No seas tonto Emmett —comenzó a hablar Rosalie— su relación nunca ha sido secreta.

Hoy estaba tan de los nervios con el asunto de Bella que esa broma ni siquiera me importó... Edward y Jasper que siempre parecían saber que pensaba o sentía me miraron con algo de compasión, y cuando Edward posó su mano sobre mi cabello desordenando algunos mechones automáticamente comencé a sentirme mejor, eso era como magia.

En secreto me gustaba estar entre ellos porque no eran como los demás ni reaccionaban igual, eso me daba tranquilidad sabiendo que hasta ese pequeño rincón de el comedor el tifón Bella no podía seguirme.

A los pocos minutos de estar comiendo como un cerdo por los dulces que la señora Cullen me mandó aquella mañana (como amo a esa mujer) noté algo raro, esa molesta presencia, esa mirada fija no estaba sobre mi... Viré mi rostro encontrado a mi bipolar acosador mirando a otra persona, mirando a Bella. Eso me molestó lo suficiente como para dejar lo que comía a medias y levantarme de la mesa, Edward que siempre parecía saberlo todo intentó detenerme pero le di un manotazo y me largué... ¡era el colmo que incluso Edward Cullen se estuviera interesado en Bella!

Necesitaba respirar, claramente la llegada de mi "adorada" hermana mayor estaba alterando las cosas más de lo que pensé.

Me quedé en un pasillo solitario pensando en que efectivamente ante los ojos ajenos le acababa de hacer una escena de celos a Edward, y ahora ya no importaría cuando dijera "no somos nada" porque nadie me creería.