pura miel

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Me besó a la menor oportunidad, me atrapó entre las clases siempre a tiempo para arrinconarme contra una pared y juntar nuestros labios. No tengo nada de que quejarme, y no existe un pero, solo aclaro lo mucho que me gustaba que se le hiciera eterno no estar pegado a mi. Y así lo percibía, lo entendía como una necesidad por su actitud, era como ser casado por un animal salvaje. Saltaba sobre mi como un león a un cervatillo.

Supongo que ésto es a lo que la gente llama; la fase de luna de miel.

Apagué el celular para no recibir la llamada que sabía haría mi madre, no necesitaba a esa mujer diciéndome que me extrañaba y pidiéndome ir a verla... No cuando sabía que eso no era verdad y que sólo me arruinaría el día. De verdad no necesitaba de esa interacción por compromiso, no quería esa basura en mi vida, podía aceptar que no me quisiera, pero no que me tuviera lastima.

Me dediqué a olvidarme de todo por una vez, no vampiros, no enfermedad misteriosa, no familia sobre protectora ni mi madre... Solo un día de clases normal miéntras me dejaba mimar por mi novio, wooh, mi novio, se escuchaba tan raro decirlo.

A la hora del almuerzo nos escondimos en la biblioteca. Nos perdimos en un pasillo de libreros donde la vista no alcanzaba, volvió a atacarme pero con más ganas, y de verdad sentía que en cualquier momento iba a derretirme entre sus brazos. Me apretó fuertemente contra él y empezó a moverse de una forma...

-Me niego a tener mi primera vez en la biblioteca -le dije entrecortadamente después de un jadeo y con una sonrisa-.

En respuesta me besó en el cuello haciendo erizar mi piel, ese nivel de satisfacción no lo había tenido antes, y el colmo es que no estábamos haciendo nada aún.

-¿Creí que te gustaban los libros?

-Edward...

Me alejé intentando acomodar mi ropa, ésta siempre terminaba hecha un lío después de que Edward pasará sus manos por mi, ¿Eran imaginaciones mías o quería arrancarme lo que llevaba encima?

-Tenía que intentarlo -me sonrió coqueto, dispuesto a provocarme-. Dame un último beso pequeño antes de rendirme por hoy.

Y lo hice, pero todo fue una trampa porque en cuanto me acerqué tomó mi cuerpo con facilidad, me cargó tocando mi trasero y me hizo enredar las piernas en su cintura. Devoró mis labios con tanta hambre que mi residencia se fue al carajo y cooperé con él. Algo de esa posición lo incómodo, probablemente mi dolor de cadera y me recostó en el suelo, aún entre mis piernas se acostó sobre mi cuerpo y metió sus manos bajo mi camisa.

Así nos volvió a encontrar Bella, y así terminamos en la dirección acusados por mi propia hermana. Nos sentaron frente a frente mientras esperábamos fuera del despacho a que vinieran nuestros padres por nosotros, no fue incómodo ni molesto. Talvez nadie podía entenderlo, pero sentía un felicidad rara, me sentía eufórico y sabía que Edward estaba igual, a penas nos mirábamos y comenzábamos a sonreír como un par de idiotas.

-¿Un último beso pequeño?

-No pude resistir.

Charlie fue el único que llegó, no se veía molesto ni nada y me sorprendió pues las palabras del director habían sido muy contundentes durante la llamada "atrapamos a su hijo teniendo sexo el la biblioteca". En lo personal creía que me iba a matar, pero solo me sonrió incómodo y me apretó el hombro.

El que no quisiera ni siquiera regañarme me puso alerta. Maldición, Charlie estaba preocupándome con su actitud permisiva, si, siempre me había dejado hacer de mi vida el papalote que quería para tenerme contento. Pero ésto era diferente, siempre había un límite de lo que como un padre responsable podía aceptar y hace mucho lo había rebasado.

Royal SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora