complicaciones

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A pesar de la compañía de Harry la tarde fue relajante tanto para Edward como para mí. Estuvimos abrazados y la mayor parte del tiempo sin dobles intenciones. Con Harry en la casa y la amenaza de Charlie entrando por la puerta en cualquier momento con una escopeta nos mantuvo fuera de la zona caliente, ninguno quería averiguar lo que una docena de balas podía hacerle a un vampiro, gracias.

Cuando Charlie llegó no venía solo; Billy, Jacob, Bella, Embry, Leah, Sue, Seth, incluso Rachel que se supone debería estar en Seattle, y... Mi mamá y Phil.

Harry les abrió la puerta y todos empezaron a actuar como una enorme familia feliz, claro que eso me incomodó y me estresó y me daba ganas de salir corriendo al bosque. Edward me tomó de la cintura por atrás y me abrazó poniendo su cabeza encima de la mía, él era el único que me estaba haciendo sentir mejor, los demás allí presentes me estaban asfixiando.

Rachel me miró como pidiendo disculpas y aunque se notaba desconfiada con Edward, igual se acercó para darme un beso en la mejilla y luego ir a ayudar a los que estaban en la cocina preparando la cena. Sonaba muy cliché pero en lo que Bella, Rachel, Harry y Sue estaban en la cocina. Leah, Charlie, Billy, y Phil miraban deportes en la televisión, claro todo después de saludarme y preguntarme por cómo me sentía, ninguno pudo acercarse mucho, Edward no los dejó. Mi flamante novio tenía la mirada muy pesada y había una amenaza implícita para cualquiera que quisiera molestarme.

Mientras tanto Jacob, Embry y Seth estaban acomodando todo afuera para hacer una fogata. Si tenían la intención de que todo se viera natural estaban fallando estrepitosamente, mientras más me ponía de los nervios Edward más cariño me daba, reclamaba mi atención de una forma bastante cursi, pero funcionaba y se notaba porque no me estaba arrancando el cabello o le estaba gritando como loco a las personas importantes de mi vida.

Renee me miraba con los ojos tristes, ella quería acercarse y talvez por una vez actuar como mi mamá. De verdad no quería nada de ella, ya la conocía y sabía perfectamente que solo se sentía culpable por no estar para mí. Y Edward se puso a la defensiva, supongo que por leer mi mente o la de ella, y me llevó a fuera, no con los demás que estaban en la parte de atrás, sino a la entrada donde se sentó y me hizo sentarme sobre sus piernas.

—Charlie te lo va a decir antes de que te duermas —comentó Edward antes de besar mi mano—. No sabe que hacer y quiere que tengas cerca a todos por si...

—¿Necesito un hombro para llorar? Con razón están aguantando que estés aquí y tan cariñoso conmigo mi amor —ser gracioso no calmó mis nervios, y solo me quedaba ser sincero—. Me están asustando. Es como si ya estuviera prácticamente muerto y todos vinieran a despedirse... No sé que es lo que tengo, talvez no sea tan grave, pero con esa actitud me van a enfermar más.

Genial, ya estaba llorando de nuevo. Se acercó más, secó mis lágrimas son su manga, me tomó de las mejillas y me besó, de una forma tierna y lenta. Si, Edward era el único que sabía lo que necesitaba.

—Vamos a fingir que nada pasa, tenemos hasta que te manden a la cama para fingir algo de normalidad. Nos preocuparemos por lo otro después, y me colaré en tu habitación. Me estoy aguantando unas enormes ganas de pasar la noche contigo, aunque sea para verte dormir.

—Primero que nada, amo tu idea. Dos, da algo de miedo que me quieras ver dormir, pero para como están las cosas no parece tan malo. Y tal vez no necesites entrar a escondidas... ¿Cuánto apuestas que si le digo a Charlie que voy dormir contigo no me dice nada?

Me sonrió como bobo enamorado antes de besarme.

—Bella igual protestaría.

—Es mi habitación, no tiene voz ni voto. Además Charlie está en modo automático, hará lo que sea para verme feliz... Ay, ese pensamiento me puso triste.

Royal SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora