Trunks.

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El reloj marcó las cinco en punto, haciendo que mi entrenamiento acabase. Le di las gracias a Gohan, y marqué la fecha de mi próxima sesión con él. Tomó vuelo en dirección a su hogar, y yo me quedé ahí pretendiendo descansar.

—Se fue, pueden salir —anuncié.

Al instante, Goten y Trunks bajaron volando desde el precipicio de la montaña frente a mí. Aunque Gohan les había prohibido asistir a mi entrenamiento para evitar distracciones (era un maestro severo cuando se lo proponía), ellos decidieron no hacer caso, y observar como Gohan me usa para barrer el suelo. Siempre que luchamos, termino sin fuerzas sobre el césped, y él un poco golpeado, pero resistente.

—¡Esta vez casi lo tumbas! —me animó Goten.

—¡Sí! —le siguió Trunks—. Sólo... sólo tenías que tener en cuenta que él lleva peleando desde su infancia y tú... unos dos años.

—Año y medio —le corrigió Goten.

—Tal vez fue mucho pedirle que se convirtiese en un súper saiyajin —consideré.

—Sí... aunque súper o no él hubiese acabado contigo.

—¡Goten!

—¿Qué? ¿Te vas a molestar porque te digo la verdad?

—No hay necesidad de ser tan pesimista —me senté, retando a Goten con la mirada.

—¿Es en serio? ¿Hoy también? —se quejó Trunks, cansado de ver nuestra discusión.

Goten y yo vivíamos en un reto constante, que a veces sacaba de quicio al pobre Trunks.

—Creo que así será siempre —Goten le sonrió a Trunks luego de dichas palabras, y éste lo miró con leve fastidio.

—¡Trunks! —exclamé, recordando la fecha en la que estábamos— Pero si hoy es el día perfecto para que Goten y yo peleemos, ¡es 10 de julio! ¿Recuerdas?

—Ay, no, no... —se lamentaba Goten, mientras Trunks no paraba de reír al recordar qué día era hoy.

El 10 de julio, hace ocho años, fue el día en el que vencí a Goten en artes marciales. Una mínima oportunidad que se presentó y tomé, Goten sigue avergonzado.

—¡Eso me pasa por hacerte estúpidos favores! —se quejó—. Pasé la mayor humillación de mi vida y ni siquiera lograste tu misión.

—¡Calla! No es mi culpa que él nunca se diese cuenta —Trunks aún reía por el recuerdo.

Fruncí el ceño ante las palabras de Goten. Esa fecha también tenía un lado agrio. ¿Por qué? Ahí va la explicación:

Trunks ha sido el chico de mis sueños desde hace años, cuando lo traté de impresionar en aquel torneo de artes marciales. No, no el Gran Torneo Mundial, éste había sido organizado como un evento de entretenimiento por la Corporación Cápsula, ¡vaya familia adinerada! Para ese entonces, yo era una niña despreocupada y enérgica, amante de las luchas y batallas, puesto que había crecido escuchando las historias de Son Goku, salvador de la tierra y poderoso saiyajin. Él era como un ídolo para mí, y mi mayor deseo había sido aprender a luchar, enfrentarme a él en duelo, e incluso, poder ganarle. ¡Era una niña! ¡No es mi culpa haber sido tan boba como para creer tal delirio! Ahora recordar eso sólo me hace gracia. Estaba dispuesta a aprender artes marciales, el único problema: ¿Quién me enseñaría? ¿Cómo lograría entrar al entorno de los Brief? ¿Cómo lograría mi meta? El torneo sucedería dentro de tres meses, y yo no tenía manera de empezar mi entrenamiento o acercamiento a los Brief. Sin embargo, hubo un rayo de salvación, un golpe de suerte, una bendición de Kami-sama, al haber sido mi hermana contratada como enfermera personal de Trunks. La encargada anterior se había hartado del pequeño (quién no), y el puesto se le otorgó a la especialista en pediatría y poseedora de varios títulos, Banel.

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⏰ Última actualización: Jun 05, 2019 ⏰

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