Miércoles 29 de Octubre, tres días para Halloween

133 22 2
                                    


Miércoles 29 de Octubre, tres días para Halloween

Me tumbó sobre la cama con delicadeza mientras se posicionaba sobre mí, uniendo nuestros cuerpos por completo. Desnudos comenzamos a besarnos despacio, saboreando y recorriendo la boca contraria. Poco a poco profundizamos el beso juntando nuestras lenguas.

Con sus manos acariciaba mi cuerpo de arriba abajo y apretaba levemente mi piel en sitios erógenos, causándome escalofríos placenteros. En ocasiones, dejaba de besar mis labios un par de minutos para proseguir con mi cuello y hombros, pero no tardaba en subir nuevamente para volverlos a capturar, acallando así los suspiros que salían de éstos.

Paramos unos segundos mirándonos a los ojos, en sus ojos grises se podía ver el mismo amor y deseo que en los míos había. Hice que nos girásemos sobre la cama con suavidad, ahora era yo el que se hallaba acostado sobre él. Pero eso no duro mucho, agarró mi cintura y nos alzó a ambos hasta sentarnos, quedando nuestras caras una frente la otra. Alcé mis manos y las posé sobre su rostro, con la yema de los dedos recorrí sus rasgos faciales hasta llegar a sus labios. Acerqué mi cara aún más a la suya y antes de volver a besarle, rocé juguetonamente mi nariz contra la suya. Mientras nos besábamos, él hacía un recorrido con sus manos de mi cuerpo; empezaba por mis muslos y subía por la espalda, los hombros, la nuca, en dónde se detenía un momento para acariciar mi cabello. Después continuaba bajando por mi cuello y pecho hasta llegar al estómago y de ahí, volvía a empezar. Era como si con sus caricias me estuviera marcando como suyo y yo amaba esa sensación.

Y de pronto, algo cayó poco a poco sobre nosotros, se traba de un líquido rojo, espeso y tibio que se deslizaba hacia abajo por nuestros cuerpos haciendo trazos en la piel. Completamente empapados seguimos besándonos apasionadamente, sin importarnos ninguna otra cosa. Los besos, las caricias, los abrazos se volvieron más cálidos, más placenteros bajo esa lluvia carmesí.

No entendía como podía amar tanto a esa persona. Era como si no pudiésemos vivir separados el uno del otro, él me completaba, llenaba ese vacío que había en mi interior, me hacía sentir especial. Quería estar junto a él para siempre.

- Eren...

Me desperté de golpe con la respiración agitada y el sudor recorriendo mi frente. ¿Qué había sido ese sueño? Toda esa sangre y ese hombre de cabello negro y ojos azules que me besaba y acariciaba a placer ¿qué significaba todo eso? ¿Acaso era gay? No, imposible, a mí me gusta Annie. ¿Entonces qué quería decir? Pasé mis dedos por mi pelo revolviéndolo, no debía preocuparme por eso total, todo había sido todo un sueño.

Miré por la ventana, todo estaba escuro y afuera seguía lloviendo igual de fuerte que ayer. Observé que el reloj de la mesita de noche, señalaba con su luz digital fosforescente que eran la 13:07pm. ¿La una de la tarde ya? Me había perdido todo un día de clases y aún así seguía con sueño.

Coloqué las manos en la cama para levantarme pero sentí algo raro al hacerlo. En lado izquierdo donde estaba apoyada mi mano emanaba calor y, no solo eso, las sábanas de ese lado estaban revueltas como si alguien hubiese dormido recientemente en ese lugar. Y era imposible que fuese yo porque, aparte de que la cama era casi tan grande como una de matrimonio, no me movía mucho por la noche y nunca ocupaba esa zona para dormir.

Salí de la cama corriendo y me apoyé en la pared contraria a ésta. Con la mano palpé la pared hasta dar con el interruptor para presionarlo, con un fogonazo se iluminó toda la habitación. Tuve que apartar la vista porque todo estaba demasiado brillante para mis ojos recién levantados. Cuando al fin pude abrirlos me fijé que estaba solo en aquella habitación.

Siete días para HalloweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora