Parte III

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Hola! Bueno, después de mucho tiempo les traigo la tercera parte. Quiero pedirles que POR FAVOR lean el cap con la canción Little Me que está al lado. Es la cortina sonora del cap. Love ya!

No olviden de LEAN, COMENTEN Y VOTEN

Las cosas empeoraron tanto como cuando tenía dieciséis años. Corrían de aquí para allá por el hospital, los medicamentos. Los cuidados eran más intensivos.

Otra vez tenía que empezar todo de nuevo, ya se estaba cansando de hacer esto últimamente. Se encontraba en la puerta de la sala de la clínica tomada de la mano de su padre, el cual la apretaba suave pero firmemente.

Él deseaba fervientemente poder sacarte todo esto a su hija y tener que pasarlo él mismo, pero ya nada se podía hacer más que volver a pelear con la enfermedad.

-          ¿Estás lista? –preguntó mirándola fijamente-.

-          Sí, quiero terminar esto de una buena vez

Soltó la mano de Gregory y traspasó las puertas dobles que llevaban a una enorme sala. Se sentó en una silla esperando a una enfermera y comenzó el tedioso tratamiento.

Por otro lado, un avión estaba aterrizando en el aeropuerto internacional de Londres. Sus ocupantes bajaban ansiosos de poder llegar a casa y descansar por un momento de tanto ajetreo. Los chicos bajaron luego que la clase turista despejó el avión y bajaron con sus guardaespaldas. Se quedarían en la ciudad por unas semanas y luego se irían a sus casas con sus familias.

Iban a tener unas cuantas entrevistas allí y aclarar un par de cosas con la disquera para el resto de la gira.

Sam estaba llegando a su casa después de horas en la clínica. Estaba débil y su padre la cargaba en sus brazos porque no tenía fuerzas en las piernas para sostenerse por sí misma. Chester al verlos entrar por la puerta principal, corrió hacia ellos tomando a su hermana de los brazos de su padre y llevándola a su habitación para que descansara un poco.

Debía ir todos los días una semana al mes durante cuatro meses para esto. Ya no quería seguir. Ya estaba harta de todo. Odiaba depender de su familia para todo. No podía salir. Los dolores en el cuerpo la estaban dejando cada vez más débil y sus visitas eran cada vez más seguidas en la clínica.

Agarró un cuaderno, el cual utilizaba como diario íntimo, y comenzó a escribir.

Diciembre, 15. Londres:

Los médicos dicen que si mi cuerpo sigue así recibiendo bien los tratamientos mi problema se irá. Pero mis dolores me dicen lo contrario. Es como si estuviera rechazando toda la medicina que quieren meterle para poder curarme.

Pero sería imposible.

Esta es la tercera recaída que tengo desde que comenzó todo. Ya no tengo más fuerzas para seguir. Veo a mi padre y hermano sufriendo por mí y no quiero eso para ellos. Quiero que tengan una vida en la cual puedan estar felices.

Sufrimos mucho cuando mamá murió, nos costó recuperarnos. Pero caímos en picada cuando todo esto empezó. Estar todo el tiempo con medicamentos, tratamientos, vacunas. Visitar la clínica miles de veces a la semana no solo por el tratamiento y vacunas, sino también por los dolores corporales.

Quizás esto pasará. Quizás me curaré y será una historia que le contaré a mis hijos y nietos. Quizás todo esto es una horrible pesadilla y pronto despertaré.

Pero no lo es.

Todo esto está pasando y me está ocurriendo a mí.”

Cerró el cuaderno y lo metió bajo su cama. Sentía el cuerpo completamente agotado así que no le fue muy difícil quedarse dormida al instante.

Agradeció poder dormir toda la noche y no despertar a su familia con sus gritos de dolor. Gregory se despidió de ella antes de salir para ir a trabajar y su hermano le llevó el desayuno a la cama, comiendo con ella y mirando caricaturas por televisión.

Unos días pasaron y los tres no podían creer que los dolores habían desaparecido.

Sam se sentía con fuerza y se levantaba de la cama para poder caminar por la casa y ayudar en las tareas del hogar.

Se sentía con vida.

El tratamiento y las vacunas estaban funcionando y estaba tan alegre que quería correr, saltar y gritar por todos lados.

Comió con su padre y hermano una riquísima pasta casera hecha por ella misma en el comedor. Tomaron chocolate caliente mientras miraban películas de terror en el salón.

Sentía que empezaba a vivir otra vez.

Hasta ese día…

The Last Breath #WATAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora