Parte V

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A Niall le dieron el alta al otro día de haber sido ingresado. El corte no había dañado ningún músculo ni nada.

Pero ellos no regresaban al departamento a menos que sea cuestión de descansar un poco, ducharse o algo por el estilo.

Ellos se quedaban allí, apoyando la familia de su amiga y a su amiga que en estos momentos más lo necesitaban.

Sam desde que habían preguntado por ella seguía durmiendo y eso preocupaba a la familia Corey ya que tenían miedo de no poder despedirse de ella. Pero los médicos decían que era bueno que durmiera porque debía recuperar un poco las fuerzas que había estado perdiendo todo ese tiempo.

Gregory estaba sentado al lado de la camilla de su hija leyendo el periódico cuando la sintió susurrar. Se alegró de verla despierta y dejó el periódico a un lado para acercarse más a ella.

-          Hija, ¿cómo estás?

-          Siento como si me hubiera comido el arenero que está en la plaza cerca de casa

-          ¿Quieres agua o hielo trozado?

-          Sí, por favor

-          Voy a buscarte –besó la mano delgada de su hija y se acercó a la puerta para salir pero antes se volteó-, por cierto, hay unas personas que quieren verte

-          ¿A mí? ¿Quiénes?

-          Pasen, chicos

Los cinco se levantaron de sus asientos al sentir la voz de Gregory y se empujaban entre ellos para entrar primeros en la habitación. Sam no podía creer lo que estaba viendo. Aquellos chicos que no había vuelto a saber de ellos estaban allí y ella no sabía dónde meterse. No quería que la vieran de esta forma.

-          Al fin despiertas, no veíamos la hora de poder entrar y estar contigo –dijo Louis abrazándola fuertemente-. ¿Cómo te sientes?

-          ¿Qué hacen ustedes aquí? ¿Cómo….?

-          Tu padre y Chester nos contaron todo. ¿Por qué no nos dijiste nada cuando hablábamos? –preguntó Harry en voz baja-.

-          Porque no es algo que se pueda decir por un chat y esas cosas

-          Ahora estamos aquí y podemos ponernos al día. Dime, ¿con quién nos estuviste engañando? Hemos visto fotos de otros artistas en tus redes sociales –comentó Harry con celos en su ronca voz-.

-          ¿Que yo qué? Yo no engañé a nadie con nadie

-          Claro que si, yo lo vi

-          Eres un tonto

Siguieron hablando durante un par de horas hasta que una enfermera entró para decirles que el horario de visitas había terminado y que podían volver mañana. Estaba claro que los chicos protestaban diciendo que no querían irse, que querían quedarse con su amiga, pero la enfermera se puso seria y no dejó que se quedaran porque la paciente debía alimentarse y descansar.

Así pasaron unas semanas, los chicos habían pedido un tiempo más de vacaciones y hablaron con sus familias explicando la situación de Sam y que querían pasar tiempo con ella. Ellos entendieron y no querían que los chicos se fueran y la muchacha falleciera sin que ellos pudieran despedirse.

Siempre que llegaban a la clínica estaban abarrotados de ramos de jazmines, osos de peluches enormes, chocolates y otras chucherías que hacían sacar una enorme y hermosa sonrisa en la cara de Sam.

Cada vez estaba más delgada, sus labios estaban agrietados y resecos. Sus huesos se notaban demasiado y temían que pudiera quebrarse en cualquier momento. Intentaban consentirla lo más que podían, le daban todos los gustos menos uno.

Ella quería salir al jardín de la clínica pero los médicos no la dejaban por su condición crítica. Cualquier virus era letal en este momento de su vida.

Los días pasaban tensos. Su enfermedad había avanzado de tal forma que ya no sabían que más hacer.

Cada día, todos estaban pensando que podría llegar a ser el último para Sam.

La tarde en que llegaron los chicos se dieron cuenta que Sam estaba radiante. Sus ojos brillaban y estaba feliz. Sentada sobra su camilla con un tablero de Scrabble preparado delante de ella y la televisión prendida mientras miraba una película cómica. Sus carcajadas resonaban por toda la habitación y su familia y los chicos estaban felices de verla así. Ella se merecía ser feliz.

Jugaron y rieron. Comentaron anécdotas de los tours y las cosas más vergonzosas de ellos mismos para mantener feliz a la muchacha.

Un día después de esa maravillosa tarde las cosas se complicaron muchísimo más de lo que ya estaban.

The Last Breath #WATAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora