La debilidad del capitán Cipher.

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Por los siete mares era conocido el temerario, loco y vanidoso Bill Cipher. Capitán de un gran y glorioso barco que contaba con una igualmente temeraria tripulación. Claro, eso cuando la mayoría no estaban borrachos o admirando a las mujeres de los diferentes puertos en los que el barco "Oculi Carcorum" paraba de vez en cuando.
No había lugar del mundo al que ese barco no hubiese llegado, así como no había quizás tampoco persona en el mundo que no hubiese llegado a oír de su terrible capitán. No por nada el nombre del barco era Oculi Carcorum, pues ese barco, tal como su nombre lo decía, era capitaneado por un demonio de un ojo.
Se decía que era un hombre de una terrible belleza, con cabellos que parecían hilos de oro, piel medio bronceada, muchas pecas salpicando sus mejillas, ojos que parecían ser del color del oro fundido y que eran acompañados de unas pestañas largas. Pero eso no era todo. Al capitán le faltaba un ojo, razón por la cual, usaba un parche. Una gran belleza, que era acompañada de la personalidad más cruel, vanidosa, lujuriosa y exasperante conocida jamás. Podía llegar a parecer encantador, pero la realidad era que ese hombre era un Cuervo que sólo se preparaba para el momento en el que pudiera sacarte los ojos. Aunque, para un chico de Nueva York llamado Dipper Pines, esas historias no hacían más que incrementar la curiosidad que sentía hacia ese misterioso hombre.
Gran terror sufrió todo Nueva York cuando durante la noche, el Oculi Carcorum se ancló en el muelle y de él bajaron su terrible tripulación, con el capitán al frente de todos y mirando al rededor indiferente.
Las pocas personas que estaban fuera de sus hogares a esa hora de la noche salieron despavoridos a algún lugar seguro al reconocer a aquel hombre de cabellos rubios.
El capitán mojó sus labios y luego sonrió; era una sonrisa escalofriante.
—¡Diviértanse muchachos! Roben, beban y maten cuanto quieran, pero si ven al anciano eviten hacerle daño. Ese viejo es mío.—la tripulación soltó gritos y vítores por las palabras del capitán y de inmediato comenzaron a saquear todas las casas y tiendas que veían, llenando el antes tranquilo ambiente de disparos, gritos, terror y desesperación pura.
El capitán caminó tranquilamente por las calles, completamente indiferente a los gritos y destrozos provocados por sus hombres. Él estaba ahí por una razón ajena a todo eso, y no se iría sin cumplir su cometido. Finalmente llegó a la única casa que parecía seguía intacta... Bueno, claro que lo estaba, le había ordenado a sus hombres que no dieran ni un paso cerca de esa casa o les cortaría la cabeza, orden que todos acataron, pues cuando una advertencia venía de él es que era en serio.
Entró con paso algo apresurado a el lugar, descubriendo que la puerta estaba abierta. Todo parecía desierto, el vestíbulo, la sala, la cocina... Entonces Bill subió al segundo piso siendo lo más silencioso posible y agudizando el oído en busca de cualquier ruido. Entonces oyó voces, en una habitación a su derecha.
—... ¡Dipper, vamos!—parecía ser la voz de una chica.
—¡Ya voy! Ya te dije que no puedo dejar la investigación del tío Ford aquí así como así. Él me la confió y tengo que protegerla de las manos de esos piratas—Bill sonrió con satisfacción. Al parecer el chico que estaba hablando era sobrino de Ford y, además, tenía su investigación con él, ¿qué más podía pedir? Dio una patada a la puerta, logrando abrirla y sobresaltando a ambos adolescentes ahí presentes.
Había sacado su arma desde que estaba bajando de su preciado barco, así que sólo la levantó y apuntó a la chica. Él era consciente de que la policía podría llegar y arrestarlo a él y a sus hombres en cualquier momento, así que no tenía tiempo que perder.
—Tú, chico, toma toda la investigación de tu querido tío Ford y ven conmigo—Dipper estaba inmóvil de la impresión—¡Ahora! No me gusta repetir una orden dos veces—Dipper, sin más opciones, asintió atontado y tomó los 3 diarios llenos con la investigación de su tío y se acercó tembloroso al capitán. Este sujetó bruscamente al chico por un brazo y comenzó a retroceder, mientras seguía apuntando a la chica, la cual estaba congelada en su lugar del miedo.
Finalmente, Bill dio media vuelta y salió de la habitación con paso resuelto y aún sujetando a Dipper del brazo.
—¡Dipper!—chilló Mabel, corriendo al marco de la puerta, a tiempo para poder ver como aquel rubio capitán bajaba ya las escaleras aún sujetando fuertemente a Dipper y ahora apuntándole a él con el arma.
—¡Espero que no te moleste que me lleve a tu hermano unos días! Prometo que regresará vivo... Tal vez, así como tal vez regrese—dijo Bill, con total burla y soltando una carcajada.
—¡Estaré bien Mabel, tu quédate aquí y cuéntales todo a los tíos cuando regresen!—gritó Dipper, aunque ni él sabía si de verdad iba a estar bien.
Bill no tenía ni que amenazar a Dipper con que no intentase escapar o le volaría la cabeza, porque se notaba a leguas que el chico no tenía muchas ganas de intentar huir.
Al ver a su capitán caminando con una sonrisa victoriosa de regreso al barco y acompañado de un chico, todos asumieron que era hora de zarpar, ósea, se había acabo la diversión.
—¿¡Que rayos esperan, bola de holgazanes borrachos!? Si no están todos de regreso en el barco en 5 malditos minutos me largo de aquí sin ustedes—Y en menos de 2 minutos todos estaban de nuevo a bordo. Y fue entonces cuando, luego de preparar el barco, este zarpó de nueva cuenta, dejando detrás suyo nada más que desolación y destrucción.
Bill llevó a su nuevo prisionero a lo que era su despacho. Al entrar, Dipper pasó saliva y la examinó con la mirada: amplía, con dos puertas que seguro conducían a otras habitación que también estaban reducidas al uso personal del capitán. Con varios libros y mapas regados prácticamente por todos lados, un escritorio de madera oscura con una silla forrada en terciopelo rojo y acolchada que se veía muy cómoda a simple vista y otras sillas en apariencia menos cómodas que la primera frente al escritorio, junto a una de las puertas y junto a una enorme ventana con cortinas de terciopelo rojo igualmente que brindaban una vista perfecta del oscuro y tranquilo mar. Unos libreros atiborrados por completo de libros y, finalmente, varias botellas (vacías, llenas y a medio tomar) de ron y otras bebidas que Dipper no había probado jamás, pero que estaba seguro lo harían sentir un tremendo escozor en la garganta y terminaría por vomitarlas luego del tremendo mareo que le causarían seguramente.
—Siéntate niño—la voz de Bill lo hizo sobresaltarse y sin muchos ánimos de desobedecer así lo hizo, mientras que Bill se sentaba en la cómoda y acolchada silla al otro lado del escritorio.
Ambos permanecieron en silencio un rato, durante el cual Dipper apretó los diarios contra su pecho y evitó la mirada del capitán, que lo examinaba atentamente.
—¿Sabes porque te traje aquí?—Dipper negó—Porque hay rumores de que tu tío el seis dedos acaba de encontrar una fórmula para la vida eterna, y yo la necesito. Así que lo que harás será buscar esa fórmula en la investigación de tu tío y luego la prepararás, ¿entendido?—Dipper abrió la boca sin saber bien que decir, pero finalmente con voz algo temblorosa dijo:
—Pero... ¿Y si mi tío no tiene la fórmula en ninguno de sus diarios? Los he visto miles de veces y...—Dipper se vio sobresaltado e interrumpido por la mirada fiera y el fuerte golpe proporcionado al escritorio por la mano de Bill.
—¡Tu sólo dedícate a revisar cada mísera página de esos estúpidos diarios o te mandaré directamente a las celdas para darte de comer a los estúpidos tiburones mañana!—Dipper asintió con miedo y entonces Bill pareció recobrar la compostura. Se levantó y con un gesto le indicó a Dipper que hiciera lo mismo, cosa que este obedeció.
Se levantó con la mirada gacha y siguió a Bill hasta cubierta de nuevo, donde todos los hombres se encontraban celebrando y bebiendo por el saqueo de esa noche.
—¿¡Qué les he dicho de hacer ruido a esta hora, bola de imbéciles!?—todos se callaron al oír la voz de su capitán—Si siguen haciendo alboroto les juro que los uso de balas para el cañón y los lanzo al mar uno por uno. Con suerte quizás el kraken no los devore.—todos siguieron en silencio, haciendo a Bill sonreír de lado—Como sea, les presento al nuevo miembro de la tripulación, Pine Tree—Dipper parpadeó confundido por el apodo—si lo molestan les sacaré los ojos con un tenedor, el estará trabajando en mi despacho durante el día y si les pide algo, lo que sea, deben traérselo inmediatamente. ¿Quedó entendido?—todos intercambiaron miradas confundidas.
—Pero capitán... ¿No es él un prisionero?—Preguntó un hombre de unos 26 años, regordete y con cabello castaño.
Todo pasó tan rápido que nadie tuvo tiempo de ver como pasó, sólo se oyeron dos disparos y el hombre estaba de pronto tirado en mitad de la cubierta, quejándose y con un claro disparo en cada pie.
—Tírenlo por la borda, con suerte su sangre atraerá a los tiburones si no se ahoga primero... O mejor, al kraken.—tres hombres más asintieron y con pesar cargaron a su compañero para después tirarlo por la borda como el capitán había ordenado.—¡Tú! ¡Red Cheeks!—Bill apuntó con su arma a un chico delgado de unos 17 años y de cabello rizado y ojos claros, además de unas permanentes mejillas rojas gracias a las cuales se había ganado el apodo. Este, al instante, se puso tenso.
—Limpia la sangre de mi cubierta inmediatamente. Puede que me guste verla, pero no ensuciando mi barco y no de una de esas alimañas.—el chico asintió rápida y frenéticamente y comenzó con la labor encargada por su capitán—Ahora, ¿Alguien más tiene ganas de preguntar algo estúpido?—todos negaron y pasaron saliva.—Eso creí. Ahora sigan con lo que hacían, y que el cocinero prepare la cena de una vez, muero de hambre.
Uno de los hombres se adelantó con algo de temor.
—Capitán... Usted acaba de ordenar lanzar al cocinero por la borda.
—¡Pues que alguien lo reemplace! Él no pudo ser el único que sabía cocinar algo decente en este barco, y que sea rápido o yo cocinaré la carne fresca de todos ustedes, inútiles buenos para nada.—todos asintieron asustados.
—Vamos, Pine Tree—Dipper asintió y caminó detrás de Bill de regreso a su despacho, realmente en esos momentos le costaba creer que él había llegado a sentir admiración y, porque mentir, algo de atracción hacía aquel hombre que acababa de disparar y ordenar tirar por la borda a uno de sus hombres sin remordimiento alguno.
Llegaron de nuevo al despacho de Bill y este ahora en lugar de sentarse en su silla se posicionó frente a la enorme ventana, mirando con ojos inexpresivos el mar.
—Si la fórmula no está ahí, entonces te usaré como objeto de negociación para que tu tío me la de.
—E-Entendido... Y...—Dipper vaciló un segundo antes de seguir—:Mi nombre es Dipper Pines, no 'Pine Tree'.
—No me importa cual sea tu nombre. En este barco, los nombres no son más que espuma de mar, todos tienen sobrenombres aquí—Bill miró de reojo a Dipper—Bueno... Con una pequeña excepción.—Bill se dio la vuelta rápidamente antes de que Dipper pudiera preguntar sobre aquella 'excepción' y siguió hablando:
—Trabajarás aquí de día, si necesitas algo sólo pídeselo a alguno de los inútiles y te lo traerán. Y de noche dormirás en mi habitación, es la puerta de ahí—Bill apuntó a una de las puertas—Y nunca te atrevas a entrar en la otra puerta.—Dipper asintió. Había perdido ya la cuenta de cuantas veces lo había echo en el día.
Y entonces la tortura para Dipper comenzó. Apenas dormía ya que se la pasaba revisando de arriba a a bajo los diarios de su tío en busca de la fórmula. Bill, a su vez, parecía cada vez más estresado. Dipper lo veía entrar por la noche a la habitación a la que tenía prohibido entrar y no salía de ahí hasta la mañana siguiente, o aveces directamente no salía. Y cada que salía tenía en su rostro una expresión entre cansada y triste, pero esta se esfumaba en cuanto él subía a cubierta a supervisar a la tripulación, siendo remplazada por su siempre indiferente rostro o por su sonrisa y mirada de burla.
Finalmente Dipper se había dado por vencido y había aceptado que la fórmula que Bill buscaba no estaba ahí, así que este resignado se encargó de hacer llegar a manos de Ford una carta donde le decía que estaba dispuesto a negociar: la fórmula por Dipper y los diarios. La respuesta de Ford llegó varios días después, en ese momento Dipper estaba como de costumbre en el despacho de Bill, sólo que ahora se encontraba curioseando entre la basta colección de libros del capitán. Pues esta contenía muchas cosas sumamente interesantes, como relatos de las criaturas mitológicas que habitaban en el mar, o escritos de personas de las que Dipper nunca había oído hablar pero que le parecían muy interesantes y fascinantes. Bill entró al despacho con una carta en mano, y Dipper no necesitó preguntar para saber que era de su tío. Habían estado esperando la respuesta, además de que Dipper reconocería esa pulcra letra cursiva en cualquier lado.
—Acércate—Bill no tuvo que repetir la orden porque al instante Dipper estaba frente a él. Bill comenzó a leer el contenido de la carta en voz alta—: "Me temo que no estoy de acuerdo con realizar un intercambio como ese. Si cedo a darle la fórmula a un sucio pirata tal como tú no haré más que traer desgracias al mundo, pues si consigues la vida eterna se que la usarás para seguir siendo por siempre el pirata más terrible del mundo. Aún si tienes cautivo a mi sobrino, me temo que mi respuesta es no. Lo siento, Dipper, pero eres tu o el futuro del mundo.
Atte: Stanford Pines"
Dipper sintió un escozor en sus ojos y un nudo en su garganta. Estaba convencido de que su tío realizaría el intercambio y que entonces el sería libre pero... Ahora no estaba ni si quiera seguro de si viviría para ver salir el sol al día siguiente.
Dio un salto al escuchar un gran estruendo: Bill había tirado a un lado todo lo que antes reposaba sobre el escritorio en un ataque de rabia.
—¡No, no, no! Ese estúpido viejo...—murmuró entre dientes. Dipper dio un paso atrás temeroso de la ira de Bill.
—Hermano... ¿Qué... Sucede?—una débil y tierna voz habló, sorprendiendo a ambos. En la puerta donde Dipper se suponía que no debía entrar estaba parado ahora un tembloroso, débil y pálido chico de alborotados cabellos azules y ojos del mismo color, con pecas en sus mejillas y la piel de un muy inusual tono prácticamente blanco. Parecía que tenía al rededor de 15 o 16 años, ósea que era según parecía de la edad de Dipper.
La expresión de Bill se suavizó al instante y habló de manera más tranquila:
—Will, deberías de estar en cama. Sabes que no tienes la suficiente fuerza para caminar.
—E-Eschuché un ruido y... Me preocupé por ti—murmuró el chico cuyo nombre al parecer era Will.
Bill sonrió levemente. Era la primera sonrisa sincera que Dipper veía en ese capitán rubio. De pronto, el pequeño y débil Will empezó a toser fuertemente y cuando separó la mano de su boca, esta estaba llena de sangre. La sonrisa de Bill vaciló.
—Estoy bien, yo soy quien debe preocuparse por ti. Vamos, te llevaré a la cama de nuevo, ¿si?—el peliazul asintió y con la ayuda de Bill entró de nuevo en la habitación. Unos minutos después, Bill regresó y se dejó caer en una silla cercana con expresión de cansancio y con aire decaído, como cada vez que salía de ahí.
—No sabía que tenías un hermano—comentó Dipper. Bill guardó silencio unos segundos y luego contestó.
—Sí. Un muy enfermo y al borde de la muerte hermano menor.
Ambos guardaron silencio un rato y luego Bill volvió a hablar.
—Tu tío era mi última esperanza para poder salvar a Will. Su enfermedad es incurable, no importa con cuantos curanderos y médicos lo lleve. Dijeron que no le quedaba más de 4 meses, ya había perdido la esperanza cuando escuché hablar de tu tío y de su fórmula para la inmortalidad... Pero considerando que él no me la dará, supongo que tengo que resignarme a quedarme completamente sin familia.
Dipper, por primera vez en las dos largas semanas que llevaba en ese barco, sintió pena por el capitán.
—Tal vez... Tal vez si yo le insisto a mi tío él te de la fórmula.
—No lo creo. Por más que le ruegues creo que él ya tomó su decisión.
Ambos volvieron a guardar silencio.
Al día siguiente, hasta los integrantes de la tripulación notaron lo decaído que estaba su capitán, pues este no había echo una sola broma ni había gritado o insultado a alguien ni una sola vez en todo el día.
—Capitán, ya alégrese, ese mismo humor es el que hace que las mujeres le huyan—dijo un hombre de cabello castaño, robusto y con un ojo de vidrio. Se podría decir que era el único de toda la tripulación con el valor suficiente para meterse con el capitán siempre y que lograba salir ileso.
—No se de que me hablas, Chatterbox. Las mujeres no me huyen, me adoran.
—¿En serio? Porque nunca lo he visto con una, capitán. Hasta empezaba a pensar que quizás no le gustaban las mujeres—y no por nada el apodo de ese hombre era Chatterbox, definitivamente tal como su apodo decía era un parlanchín.
—Y quizás tenías razón, ahora sigue en tu trabajo, holgazán. La cubierta no se fregará sola.—con una sonrisa divertida, el hombre acató la orden y siguió en su tarea.
Dipper, mirando todo, sonrió. En las dos semanas que llevaba ahí se había echo amigo de toda la tripulación. Al parecer, lo que Bill había dicho de los apodos era verdad, pues todos en el barco lo llaman "Pine Tree", y a su vez este se había acostumbrado a llamar a todos con sus respectivos apodos.
Estaba el chico de las mejillas rojas, Red Cheeks; el sujeto que era un parlanchín, Chatterbox; un chico bajo y que era algo tímido, Dwarf; estaba el ahora nuevo cocinero con una pata de palo, Short Leg; otro hombre alto y con una cicatriz, Scar; un chico alegre y entusiasta, Cheerful; otro chico hermano de Cheerful que era todo un bromista, Funny Boy; un hombre musculoso y amable, Smiley; otro hombre que daba algo de miedo, Bullet; un hombre que le faltaba una mano, Five Fingers; un hombre que tenía ojos que parecían rojos, Red Eyes; un chico que era el más joven de todos y era muy bueno usando su cuchillo, Edge; y finalmente un hombre de rostro serio, Embittered. Esos eran todos los miembros de la tripulación del capitán Cipher. Y Dipper también había escuchado que aveces, cuando Bill no estaba presente, los de la tripulación lo llamaban: Yellow Demon.
Y Dipper suponía que esa pequeña excepción que no tenía un apodo a bordo del barco no era otro más que Will, el enfermo hermano del capitán. Dipper aveces dudaba incluso de que el resto de los tripulantes supieran sobre él, pues no había oído a nadie mencionarlo. También, extrañamente, cuando estaban solos Bill había comenzado a tratarlo de una manera un tanto... Diferente.
Ese día llegó otra carta, después de leerla se notó a millas como el humor de Bill mejoró en un dos por tres.
—¡Pine Tree, ven aquí!—Dipper se acercó y Bill le entregó la carta, la cual él empezó a leer en voz alta.
—"Tengo la fórmula, y estoy dispuesta a dártela si me regresas a mi hermano. Te dejaré escoger el lugar donde nos veremos para el intercambio, pirata.
Atte: Mabel Pines"—Dipper abrió mucho los ojos y después suspiró. Claro que su hermana haría una locura como robarle la fórmula a su tío y luego enviarle una carta a Bill diciendo que haría el intercambio a escondidas de sus tíos. Esa era Mabel, después de todo. No pensaba mucho antes de actuar.
—¿¡No es eso excelente!?—Dijo Bill entusiasmado.
—Eh... Sí, supongo—Dipper sonrió con algo de tristeza, la verdad era que ya se había encariñado con la tripulación y Bill. Incluso Bill lo había dejado entrar al cuarto de Will a conversar un poco con él, y a Dipper le había parecido el chico más tierno y vulnerable del mundo.
—¡Que alguien me traiga una pluma, tinta y algo de pergamino en este instante!—gritó Bill alegremente.
Luego de que Bill escribiera y enviase la respuesta, tomó a Dipper del brazo y ambos fueron a la habitación de Will.
—Hermano, tengo excelentes noticias.—Bill entró con una gran sonrisa. Will tenía el mismo mal aspecto que las pocas veces que Dipper lo había visto: ojeroso, pálido, sudoroso y muy débil. Pero, pese a eso, dio una enorme sonrisa al ver a su hermano tan feliz luego de mucho tiempo. Y eso, a ojos de Dipper, fue algo admirable, pues en las pocas veces que lo había visto y había hablado con él se dio cuenta que pese al cansancio y al sufrimiento ese pequeño peliazul tenía siempre una sonrisa en su rostro.
—¿Qué sucede, hermano?
—¡Pronto te curarás! Te encontré una cura y dentro de nada podrás estar como nuevo. Podrás conocer a la tripulación y también podríamos ir juntos a recorrer el mar como queríamos, ¿no es eso emocionante?
—Sí—Will volvió a sonreírle a su hermano.
—Tengo algunas cosas que arreglar para que mañana pueda darte la cura, así que me iré. Pine Tree te hará compañía.—Will y Dipper asintieron y entonces un entusiasmado Bill salió de la habitación, y minutos después se escuchó un "¡Bullet, amigo mío, cambio de planes! ¡Cambia el rumbo inmediatamente!" De Bill, haciendo a los otros dos sonreír por el claro entusiasmo en su voz.
—Está muy emocionado—comentó Dipper, ocupando el lugar en la silla junto a la cama que Bill solía usar.
—Sí... ¡Por fin podré volver a jugar con mi hermano y hacer las cosas que hacía junto a él antes!—comentó con entusiasmo Will.
—Will... Perdón por la pregunta pero... ¿Desde hace cuánto estás enfermo?—Will suspiró.
—Desde los 10 años. Llevo 5 enfermo.—Dipper abrió los ojos como platos.—Cuando mi hermano se dio cuenta empezó a preocuparse mucho, pero ninguno creía que fuera algo muy grave. Entonces el doctor nos dijo que era una enfermedad que no tenía cura y de la que no se sabía mucho... Lo máximo que pudieron hacer fue darme varios medicamentos para retrasar lo inevitable. Nuestra madre había muerto hacía unos pocos meses y no teníamos más familiares, así que pronto nos quedamos sin dinero—Will dio un hondo suspiro—Ya no teníamos como pagar las medicinas... Así que mi hermano empezó a robar. Un día le robó a un pirata y este lo tomó como prisionero, en ese entonces yo ya tenía casi 11 años y él 15. Él logró hacer un trato con el pirata, él era capitán así que Bill le propuso que sería parte de su tripulación y a cambio él pagaría mis medicinas y me dejaría ir en el barco con ellos. Cuando ya tenía 12 años y mi hermano 17, el pirata murió. Entre la confusión, mi hermano tomó su lugar... Y ahora, tres años después, es el capitán Cipher, el más temido y cruel pirata—Will volvió a suspirar.
—Vaya...
—Mi hermano sólo ha echo cosas malas porque le han pasado cosas malas. Pero es una buena persona—Will miró a Dipper de nuevo y sonrió—Y deberías ver como te mira—Will soltó una risita.
—¿He? ¿A qué te refieres?
—Cuando te mira, sus ojos brillan y sus pupilas se expanden—la sonrisa de Will se ensanchó—Dicen que cuando una persona te mira así es que le gustas—Dipper se ruborizó.
—¿Gustarle al capitán? Que ridiculez...
—Sí, es una ridiculez. Pero me temo que es verdad, Pine Tree—Dipper se sobresaltó y se sonrojó aún más al notar la presencia de Bill en la habitación.
—Eh... Ca-capitán...
—No tienes que decirme nada—interrumpió Bill—. Igual, mañana dejarás este barco. El intercambio será mañana en una isla cercana.
—Ah... Claro—Dipper bajó la mirada.
—Te dejaremos descansar Will.
—Muy bien hermano—murmuró Will, mirando como Dipper se levantaba cabizbajo.
Ambos salieron de la habitación de Will y el resto del día se evitaron mutuamente.
Cuando ya era el día y hora del intercambio, el Oculi Carcorum ancló cerca de la isla y Bill y Dipper usaron un pequeño bote para llegar ahí, Bullet siendo él que lo remaba. A lo lejos se podía ver a una ojerosa y cansada castaña que iba de un lado a otro en la arena.
Una vez llegaron, ambos bajaron del bote y los tres ahí presentes se miraron en silencio.
—¿Dónde está la fórmula?—la castaña sacó de entre sus ropas una botella pequeña con un líquido de color carmesí—. Perfecto. Como puedes ver, aquí está tu hermano. Ahora dame la botella.
Con recelo, la castaña extendió la mano con el líquido en él. Bill lo tomó y lo miró atentamente. Una sonrisa de genuina felicidad se posó en su rostro y murmuró un "por fin" mientras que miraba a Dipper.
—Supongo que esto es la despedida, Pine Tree. Quizás puedas ver a Will cuando esté mejor.—Dipper asintió y le dio una leve sonrisa a Bill a modo de despedida, mientras veía como este subía al barco y Bullet empezaba a remar de regreso al Oculi Carcorum.
—Dipper...
—Mabel...—Mabel corrió a abrazar a su hermano. Durante unos minutos, todo fue felicidad y lágrimas de parte de ambos.
—Por fin nos libraremos de ese pirata, Dipper. El plan del tío Ford seguro funcionará.
—¿Plan?—Dipper frunció el ceño.
—¡Sí! Lo que el tío Ford preparó y metió en esa botella que ese capitán tonto se llevó y va a beberse creyendo que es la fórmula del tío para la inmortalidad es en realidad veneno, ¡ese tonto va a morir este mismo día!
—¿¡Qué!? ¡Mabel! ¡La fórmula no era para él! ¡Era para su hermano enfermo!
—Sí, claro. Seguro que ese hermano ni si quiera es real y...
—¡Lo es!—interrumpió Dipper—¡Lo se porque yo lo he visto y he hablado con él, y es el chico más honesto y bueno que haya conocido!
—No caigas en sus trampas sucias, Dipper—la voz de Ford hizo a Dipper girarse, encontrándose con su tío—. Seguramente no es más que una farsa.
—¡No lo es! ¡Vas a matar a alguien inocente!—Dipper miró en dirección al barco, donde vio con pesar como Bill y Bullet ya estaban llegando ahí.—Tío, tienes que preparar un antídoto a ese veneno para dárselo a Will.
—Te digo que es una farsa, Dipper.
—¡Y yo te digo que no lo es! Tío Ford, vi al pobre chico tosiendo sangre la otra noche, y estoy seguro que una enfermedad como esa no puede fingirse.
Ford se quedó en silencio unos segundos y luego suspiró.
—Muy bien, chico. Tu ganas. Vamos, debemos alcanzarlos.
—¡Gracias tío Ford!—los tres subieron a otro bote, el mismo en el que Mabel y Ford habían llegado y comenzaron a remar rápidamente. Dipper rezó mentalmente para que Bill no decidiese que el barco zarpase en cuanto él estuvo de nuevo a bordo, pero afortunadamente no fue así.
—¡Chatterbox, Cheerful, súbannos!—gritó Dipper, viendo a esos dos miembros de la tripulación que se encontraban más cerca de ellos. Estos intercambiaron miradas y obedecieron.
—¿Dónde está el capitán?—preguntó ansioso Dipper, una vez los tres estuvieron en el barco.
—Fue a su camarote. Amigo, se suponía que ibas para no volver, pero veo que te gustó estar por aquí Pine Tree.—dijo Cheerful con una sonrisa en el rostro.
—¡Hablamos después Cheeful! Vamos Mabel, vamos tío, es por aquí—dijo Dipper, yendo a paso rápido a el despacho de Bill, desde donde se accedía a su camarote y al de Will.
Funny Boy, el hermano de Cheerful, silbó cuando vio pasar a Mabel.
—¡Oye Pine Tree, préstame a tu compañera un rato!
—¡Más cuidado Funny Boy, es mi hermana!—gritó Dipper, sin girarse a mirar a el chico.
Llegaron al despacho de Bill y Dipper se dirigió rápidamente a una de las dos puertas, esperando que Bill aún no le hubiese dado a Will aquella fórmula.
—¡Bill, espera!—Dipper abrió la puerta, olvidándose incluso de llamar a Bill 'capitán', aunque al parecer habían llegado tarde. Bill tenía el frasco vacío en una de sus manos.
—¿Pine Tree? ¿Qué haces aquí?
—Bill, era una trampa. Eso era veneno, no la fórmula de la inmortalidad.—Bill se levantó de un salto.
—¿¡Qué!?—y entonces notó que detrás de Dipper estaba Ford—¡Tú, viejo asqueroso! ¡Envenenaste a mi hermano!
—Bill...—Bill dejó de mirar enojado a Ford para centrar la vista en su hermano menor.
—¿Qué sucede, Will?
—N-No te enfades...
—Pero Will...
—Ellos son... Vi-visitas en el barco, tienes que tratarlos bien...
—¡Pero...!
—Bill.—Bill apretó los labios y soltó un bufido. Will sonrió de manera leve al notar su triunfo.
En ese momento, Ford pensó que ese chico si que era quizás muy buena persona al no haberse enojado con él por envenenarlo por accidente.
Mientras, Dipper pasó saliva al ver a Will mejor y notar su claro mal aspecto. Lucía peor que nunca. Además de que le costaba trabajo hablar, estaba más pálido y su tez se había tornado medio verdosa.
—Tío, prepárale un antídoto—Ford hizo oídos sordos de Dipper y se adentró en la habitación, mirando con los ojos entrecerrados a Will.
—Mabel, Dipper, salgan por favor—los mencionados intercambiaron miradas antes de obedecer.
Durante la siguiente hora, sólo vieron a Bill salir de la habitación unas 30 veces para tomar cosas de su despacho (botellas, un cuenco, un cuchillo, algunos ingredientes que había por ahí, etc) y luego regresar a toda velocidad al camarote de Will sin decir palabra alguna.
Esperaron y esperaron y finalmente cuando ya estaban cansados de esperar Bill salió y les indicó con un gesto que pasaran.
Al hacerlo, notaron como Will estaba ya dormido, y lucía mucho mejor que antes.
—No sólo lo curé del veneno, logré curar también su enfermedad—explicó Ford.
—Pero creí que no tenía cura—murmuró Dipper.
—Y no la tenía, suerte que yo la encontré hace un mes.
Junto a la cama de Will se encontraba Bill, mirando preocupado a su hermano y tomando una de sus manos. A Dipper le pareció que necesitaba algo de privacidad, así que se giró sonriendo a mirar a su hermana y a su tío y dijo:
—Vamos, les presentaré a la tripulación.
Los tres salieron de nuevo a cubierta y Dipper se acercó junto a los otros dos a el gran grupo que se encontraba riendo y bebiendo, como de costumbre.
—¡Pine Tree! ¿Ahora si me prestas a tu acompañante?—Funny Boy le guiñó un ojo a Mabel.
—Ya te dije que no aproveches, es mi hermana.
—Lo que tu digas...
—Bueno chicos, déjenme presentarles a mi tío Ford y a mi hermana Mabel—Ford hizo un gesto con la cabeza mientras que Mabel sonrió y saludó con la mano.
—Tío, Mabel, ellos son Red Cheeks, Chatterbox, Smiley, Funny Boy, Cheerful, Dwarf, Short Leg, Scar, Five Fingers, Red Eyes, Edge, Embittered y Bullet—los nombró a todos mientras los apuntaba a cada uno.
—Y antes estaba Hawk... Pero todos sabemos lo que Yellow Demon le hizo—comentó Chatterbox, haciendo a todos menos Mabel y Ford soltar una carcajada.
Hawk era el hombre que Bill había ordenado tirasen por la borda luego de dispararle en los pies.
—Sí, y si no aprendes a controlar tu lengua terminarás igual que él, Chatterbox—Algunos, como Dwarf, Funny Boy, Cheerful, Red Cheeks, Dipper y Edge dieron un pequeño salto al oír la voz de Bill.
—Capitán, usted bien sabe que eso no es posible. Después de todo, usted no me nombró Chatterbox por nada.
—Sí, tienes razón—Bill se acercó con paso resuelto, como solía hacerlo siempre—. Bueno, si ustedes dos van a estar en mi barco necesitan apodos, es esencial aquí—dijo, mirando a Ford y a Mabel.
Se quedó mirándolos a ambos pensativo unos segundos y finalmente dijo:
—Tú, la hermana de Pine Tree, serás Shooting Star, y tu viejo serás Sixer—Ford frunció el ceño al oír el 'viejo', más no dijo nada al respecto.
—Shooting Star... Me gusta—Mabel se encogió de hombros.
—Bullet, pon rumbo a Nueva York—el nombrado asintió y le dio una mirada a Scar, Smiley, Short Leg, Five Fingers y Red Eyes. Estos asintieron también y se dirigieron a subir el ancla y a izar las velas sin necesidad de una orden.
—Pine Tree, ven un momento, tengo algo que decirte—Dipper asintió y se alejó de todos junto a Bill.
—El desgraciado se lo come con la mirada—murmuró con gracia Chatterbox, haciendo a todos reír y a Ford fruncir el ceño.
—Bueno, tengo una proposición para ti.
—¿Proposición?—Dipper arqueó una ceja.
—Sí. Mi proposición es que te unas de manera definitiva a la tripulación.
—¿Te refieres a... Convertirme en pirata?
—No necesariamente, sólo... Pensé que te gustaría quedarte por aquí un poco más. Además ahora está Will... Ya sabes, se está recuperando, y creo que le gustaría que te quedases.
—¿Quieres que me quede sólo por Will?—Bill torció la boca. Ese castaño aveces le daba dolor de cabeza cuando no captaba sus indirectas. Bill suspiró y entonces dijo:
—No, también quiero que te quedes por mi.
Ambos guardaron silencio unos minutos.
—Bill... Me gustaría quedarme, pero... Tengo que preguntarle a mi tío y no creo que lo acepte.
—Bueno—dijo Bill con un espontáneo entusiasmo—¡entonces vamos a preguntarle a Sixer!
Y sin más jaló a Dipper del brazo y corrió con una sonrisa de emocionado niño pequeño hasta donde estaba Ford.
—¡Sixer! Dipper se quedará en el barco y será parte de la tripulación.
—¿Llamas a eso preguntar, Bill?—gruñó Dipper. Olvidando que de nuevo había olvidado llamarlo "capitán".
—¿Qué? No, en cuanto bajemos en Nueva York mi sobrino se queda con nosotros.
—Vamos Sixer, estará bien cuidado aquí. Dos semanas y no le ha pasado nada, incluso ya es amigo de toda la tripulación—y, acercándose al oído de Ford, susurró con voz maliciosa—. Además, no olvidaré tan fácil que envenenaste a mi hermano por intentar envenenarme a mi.
Ford gruñó y sobó el puente de su nariz.
—Muy bien... Pero—añadió, al ver que Bill iba a empezar a festejar—quiero que nos manden cartas regularmente.
—Trato.
—Mabel, ¿qué...?—y Ford se vio interrumpido al no encontrar a su sobrina cerca. Ahora entendía porque no había escuchado ninguna réplica luego de aceptar que Dipper se quedara en el barco.
Mabel estaba unos metros alejada, hablando alegremente con Funny Boy y su hermano Cheerful.
—¡Funny Boy, Cheerful, regresen al trabajo malditos holgazanes o terminarán como Hawk!—gritó Bill. Los nombrados dieron un sobresalto y regresaron a sus quehaceres, ósea, trapear la cubierta y ajustar los nudos de las velas, respectivamente.
Ford alzó una ceja.
—Veo lo buen capitán que eres, Cipher.
—Claramente, Sixer. Dipper estará bien cuidado, ya te lo dije.
—Eso espero, o ahora el veneno si irá para ti.
Un día más tarde, de nuevo el Oculi Carcorum se podía ver en muelle de Nueva York, haciendo a todos los habitantes correr a encerrase en sus casas y cerrar sus puestos al momento de ver llegar tan glorioso navío.
Varios se apiñaron en las ventanas de sus hogares para ver cuando los piratas desembarazasen, más de aquel barco sólo bajaron Stanford Pines y Mabel Pines, y con sorpresa vieron como estos se despedían con la mano luego de que el navío zarpara de nuevo.
Mientras, en el barco se podía apreciar a Dipper y Bill mirando al gran mar desde cubierta.
—¡Un polizón!—gritó de pronto Short Leg, haciendo a ambos girar la cabeza a tiempo para ver como Red Eyes sostenía a un inquieto Will.
—Capitán, encontramos a este polizón fuera de su despacho—informó Scar.
Bill bufó y de nuevo sacó su arma y disparó tan rápido que no se dieron cuenta hasta que la bala pasó rozando la oreja de Scar.
—Ese no es un polizón, pedazo de idiota. Suéltalo—con algo de temor, Red Eyes acató la orden dada por su capitán—. Ahora, tú—dijo ahora mirando a Will—, ¿se puede saber que demonios hacías fuera de la cama?
Will hizo un puchero muy impropio para su edad y se cruzó de brazos mientras miraba a otro lado.
—Sólo te buscaba para decir que ya me siento mucho mejor.
—Ya lo dijiste, ahora te llevaré de regreso al camarote.
—¡Pero quiero quedarme en cubierta un rato más!—se quejó Will.
—Dije: de vuelta al camarote.
—¡Pero Bill...!
—Pero nada. Soy tu hermano mayor y debes obedecerme.
—Creo—interrumpió Dipper—que quizás a Will le vendría bien algo de aire fresco.
—¡Sí! ¡Dipper está de mi lado!—Will se colgó de el cuello de Dipper—. No como tú, hermano... Por eso él no te quiere—Will le sacó la lengua a Bill de manera infantil. Bill frunció el ceño.
—Cállate Will. Y está bien, ustedes ganan esta, puedes quedarte en cubierta un rato más, pero si comienzas a sentir malestar te llevaré a rastras al camarote si es necesario—Will asintió enérgicamente.
—Bueno, entonces le presentaré a Will al resto de la tripulación—Dipper jaló con entusiasmo a Will de la manga y se dirigió con los demás, mientras que Scar, Red Eyes y Short Leg seguían mirando curiosos a Bill.
—¿Qué tanto miran, pedazos de incompetentes?
—Capitán...—empezó Red Eyes—No sabía que usted tuviese un hermano menor.
—Pues ahora lo sabes, ahora regresen a sus quehaceres. Short Leg, la cena no se preparará sola.
—Ah... ¡Claro, capitán!—y en segundos Short Leg había desaparecido de la cubierta para ir a la cocina.
Scar y Red Eyes decidieron seguir su ejemplo y regresar a sus deberes, aunque ninguno pudo evitar no acercarse un poco a Dipper, Will y el resto en un intento por oír la conversación. Mientras, Bill sólo bufó pensando en la tripulación tan incompetente que tenía y se dirigió a darle instrucciones a Bullet, que como de costumbre estaba tras el timón.
—Bueno chicos, ya que se presentaron, este es Will.
—Wi-Will Cipher, hermano menor de Bill Cipher, un gusto—murmuró tímidamente Will mientras miraba al suelo y tenía las mejillas rojas. Bueno, era normal que estuviera así de tímido, no había conocido a nadie más que a los doctores que lo atendían desde hacía 5 años.
—¿Así que tu eres el hermano menor de ese bastardo?—Chatterbox lo observó detenidamente—No estás nada mal...—Y de pronto, una espada había terminado por salir volando por los aires y clavar el sombrero de Chatterbox en el mástil de cubierta.
Todos inmediatamente observaron al capitán, el cual seguía dándole instrucciones a Bullet como si no pasara nada. Aunque la funda vacía colgando de su cadera lo delató.
Chatterbox supo perfectamente interpretar eso como un "dices algo más de mi hermano y la próxima espada que veas estará clavada en tu frente".
—Como puedes ver chico, tu hermano es un excelente capitán... Smiley, ayúdame con esto—Smiley asintió y tomó la espada, liberando el ahora agujerado sombrero de Chatterbox.
Will, sin captar el sarcasmo, asintió con una sonrisa.
—Mi hermano es el mejor capitán...

6 meses más tarde, por tercera vez los habitantes de Nueva York se aterrorizaban al reconocer el barco que acababa de anclar en el muelle. Sólo que ahora muchos curiosos se quedaron observando a la espera de que algo pasara. Y pasó que el capitán y su tripulación bajaron de este.
—No hagan destrozos. Por hoy les permitiré que se queden en algún bar o lo que sea, sólo no hagan nada que yo haría—advirtió Bill a su tripulación, muchos asintieron—. Y Will... Por un demonio, ¿dónde se metió?—Bill miró al rededor igual que la tripulación.
—Ahí esta—apuntó Dipper a un hiperactivo Will que recorría el mercado mirando todo con ojos curiosos. Bill suspiró.
—Edge, Dwarf, Red Eyes, vallan con él—los 3 asintieron y se apresuraron en seguir a Will.
—¿Te das cuenta que acabas de encargarle a tu hermano a personas tan inmaduras como él?—Dipper sonrió divertido.
—Red Eyes y Edge son su escolta en caso de que algún idiota intenté meterse con ellos, y Dwarf sabe cuando es tiempo de regresar siempre—contestó Bill, con un encogimiento de hombros.
—Tienes razón... Ahora vamos, se hace tarde—con entusiasmo, Dipper jaló a Bill del brazo hasta una casa en específico en la cual él había entrado tiempo atrás.
Bill sólo rodó los ojos divertido. Sólo había aceptado que fueran a Nueva York porque era el cumpleaños de Dipper y Mabel.
Entraron a la casa siendo recibidos con alegres saludos (mayormente Dipper) y luego de un rato de celebración, Bill se escabulló del barullo junto a Dipper, logrando ambos encontrar un lugar solitario en el patio de la casa.
—Pine Tree, yo aún no te doy mi regalo de cumpleaños...
—No tienes que, dejarme estar en el barco ya es suficiente.
—Te lo daré, así que cállate y cierra los ojos—Dipper obedeció y luego sintió como Bill lo tomaba de la cintura y lo acercaba y después sólo sintió una presión en sus labios.
En ese momento Dipper dejó de escuchar el alboroto de sus tíos, su hermana y las amigas de esta para concentrarse sólo en enredar sus manos en el cabello de Bill y seguir el beso.
Cuando el aire les faltó, ambos se separaron mirando a los ojos del contrario.
—Un gran regalo...—murmuró Dipper. Bill sonrió y sacó algo de su bolsillo, era un anillo de oro con un pino y un ojo grabados.
—La parte final del regalo—sin dejar a Dipper abrir la boca, Bill tomó su mano y le colocó el anillo—. Tómalo como mi primer regalo para mi linda pareja.
Dipper se sonrojó y luego besó la mejilla de Bill.
—Gracias... Por todo.
—No me agradezcas. Con que recuerdes que eres sólo mío me confirmo—ambos rieron y se tomaron de la mano, besándose unas cuantas veces más antes de entrar a seguir con la celebración.
Ahora el gran y temido capitán Cipher tenía una debilidad, un chico castaño de amable sonrisa y que lo hacía derretirse con su cara tierna.

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¿¡7232 palabras!? Nojoda, es la cosa más larga que he escrito hasta el momento... Y de la que más orgullosa estoy hasta ahora y también la única en la que el BillDip pasa más a segundo plano xD

¡One Shot's BillDip!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora