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Donovan POV

COULANSTER, 2001

Es mi cumpleaños número cinco, eso quiere decir que mi entrenamiento terminó, me toca ir por primera vez a la Tierra, a espantar. Mis padres no quieren. Al igual que mi tío, nací con una mal formación, no controlo los ojos humanos. Esto quiere decir que puedo ser visto por todos, hasta por las personas que ya admitieron que no existimos, aunque eso no sea verdad. Además no tengo forma monstruosa como mi familia, me veo como otro humano. En realidad todos los habitantes de Coulanster se ven igual que cualquier persona, pero tienen una forma monstruosa a la que recurren al momento de asustar. Yo no la tengo, por eso tuve que mantenerme bajo entrenamiento dos años más que los niños normales. Hoy debo irme a cumplir mi labor, asustar a una niña de mi edad, (un año más chica, para ser exactos) hasta el momento en que madure y crea que ya no somos reales. Lo que hacemos es una buena obra, les damos valor para enfrentar sus miedos, solo que no lo reconocen. Se llama Astrid, Astrid Hawkins. Tiene cabello color castaño, pecas, ojos marrones, aunque a veces se ven verdes, y piel blanca. Es bastante bonita, pero igual de asquerosa que los otros humanos. Ya son las seis, debo irme. Tengo un día entero de viaje, eso quiere decir que mañana, a esta misma hora, estaré diseñando un plan para entrar a su habitación sin ser visto, para que al momento que la dulce y miedosa Astrid esté en su cama, atormentarla.

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Estoy bajo su cama, paso mis uñas por la madera de su parrilla, me muevo rápidamente y abro su placar con suavidad. Descontrolo su reloj. Llama a sus padres, abren el ropero. Yo estoy adentro, salgo lo más rápido que puedo. Esta vez me salve. Vuelvo bajo su cama, y escucho como pide dormir con sus padres. Por fin se duerme, pero yo no puedo hacerlo, la espío y veo como abre sus ojitos a las 4:00 A.M me pongo frente a su escritorio, sonrío. Ella grita, y entra su madre. Pongo en mi lugar una silla con ropa. Es hora de volver bajo su cama. Saca su pierna bajo la frazada, y la tiro bajo de la cama, pero se resiste, esconde su pie. Hago ruidos monstruosos con objetos de su habitación, y me ayudo de mi boca. "No es real, no es real" La oigo susurrar. Fue un trabajo muy corto, dejo todo de lado, y me propongo marcharme. Su respiración la delata. Está asustada de vuelta. Creo que debo quedarme, no ha madurado, y hay un monstruo bajo su cama.

El monstruo bajo mi cama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora