VII

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-Supongo ya estás lista-. Dice Megan mientras me mira y esboza una sonrisa.

-Espero que sí-. Dije mientras me miraba por última vez en el pequeño espejo de la habitación. -De verdad gracias, Meg. Nunca pensé que tendrías tan buen gusto.

-Créeme, nadie lo piensa-. Dijo mientras coloreaba a Barney de un color azul fluorescente, Dios, esta chica si que tenía imaginación.

En ese instante se escuchó un suave golpe en la puerta, Megan no tardó en pararse como una loca y abrirla de inmediato.

-Em... Hola, soy Matthew, ¿Está Dalia?-Escucho la nerviosa voz de mi cita.

-Depende, ¿Cuales son tus intenciones, chico?-Empezó a hablar Megan, intentando poner una voz gruesa.

-Totalmente buenas, se lo aseguro-. Dijo dedicándole una sonrisa.

-¿Y llevas protección, cond...

-¡Megan!-Grito mientras salgo detrás.-Lo siento, intenta hacer el papel de padre-. Digo disculpándome con Matthew.

-No hay problema-. Dijo mirándome divertido.

-Si que lo habrá si no la traes antes de las once. ¡Prometió ver el maratón de Disney de media noche!-Grita Megan mientras nos alejamos por el pasillo.

-Por Dios Megan, cállate-. Dije dedicándole una sonrisa.

-Está loca-. Dijo mientras me ofrecía su mano para guiarme.

-¿Es en serio, quién en este hospital no lo está?-Dije mientras los dos reíamos a carcajadas.

Caminábamos juntos por todos los pasillos, hablando de cómo había resultado la terapia grupal y de lo divertida que había sido. Matthew no paraba de hablar de lo nervioso que había estado para invitarme a salir y de lo emocionado que estaba porque llegase esta noche.

-Hoy estás... Diferente-. Suelta de repente.

-Diferente mal, o diferente...-Dije mirándolo confundida.

-Diferente...Diferente, y me gusta-. Dijo levantando sus hombros, mientras me dedicaba otra de sus bellas sonrisas.

-Tú también estás diferente, es decir, creo que nos hemos arreglado un poco más de lo normal.

-Exactamente-Dijo mirándome a los ojos.-Te dije que tenía que ser algo "especial".

Los dos estamos parados en la salida hacia el jardín. Debajo de aquel árbol de flores blancas se encuentra una pequeña mesa con dos velones color vino tinto. Dos pequeños platos blancos están puestos muy organizadamente encima del mantel. Todo está precioso.

-Espero te guste, bueno, no es lo mejor ni lo más elegante, pero...

-Me encanta-. Dije interrumpiendolo.

Cuando los dos estamos sentados, veo que en los dos platos se encuentra un trozo de pastel de chocolate y dos bolas de helado de vainilla. No puedo creer que se haya tomado el tiempo de organizar todo esto.

-La comida... Bueno, no tuve mucho de donde escoger, ya sabes, la máquina expendedora no trae mucha variedad.

-Está bien, este pastel es mi favorito de todo el hospital, y el helado está delicioso.

De repente, una brisa hace que uno de los velones se apague, haciendo que el lugar quede mucho más oscuro.

-No, no, no, esto no puede estar pasando-. Dice Matthew extremadamente preocupado.

-No pasa nada, es solo una vela. Todavía se puede ver todo-. Dije intentado calmarlo.

-¡Se suponía que esta cita tenía que ser perfecta!-Dijo levantando aún más la voz, mientras tiraba sus cubiertos al suelo.

-De verdad no hay proble...

-¡Claro que lo hay!-Dijo haciendo un movimiento brusco, que provocó que la mesa se volcara.

-Matthew...-Dije mientras tomaba su cara entre mis manos.-Todo está bien, esta ha sido una cita magnífica. No tienes de qué preocuparte, la he pasado fenomenal.

-Quería que fuese especial-. Dijo mientras hundía su cara en mi pelo.

-Y si que lo ha sido-. Dije dedicándole una sonrisa-. Es tiempo de irnos, ya casi es media noche.

-Ni siquiera sabes qué horas son-. Dijo haciendo un puchero.

-Lo sé, pero supongo que ya han pasado al rededor de dos horas desde que nos fuimos, tenemos que volver.

-Está bien-. Dijo mientras agarraba mi mano e íbamos rumbo a nuestras habitaciones.

El chico del hospitalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora