IV

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-¿Entonces, se te acercó así no más?- Preguntó Megan por enésima vez.

-Sí, estaba sacando mi comida en el momento que llegó-. Respondí ya un poco alterada.

-Nunca había oído acerca de un Matthew en este hospital-. Dijo mientras intentaba descifrar lo que decía en su libro de dibujos para colorear.

-Dijo que había sido internado hace unos tres días, ya sabes, llevar la cuenta en este hospital es un poco duro.

-Sí, lo sé, perdí la cuenta después de los 367-. Dijo mientras coloreaba a Winnie the Pooh.

Decidí quedarme callada. Rayos, sí que quería saber por qué Megan había sido internada y el por qué de su abandono, sin embargo, supongo que cuando pase el tiempo ella misma me lo dirá.

De repente una alarma inundó la habitación.

-Bueno, supongo que llegó la hora de mi terapia-. Dije mientras me levantaba y abría la puerta.-Megan, no te preocupes, vuelvo pronto.

Caminé por los extremadamente largos pasillos del hospital, detallando cada cuadro con apariencia minimalista, detallando lo malditamente aburrido de este lugar. Llevaba mi diario conmigo, siempre estaba a mi lado ya que era lo único que me mantenía básicamente cuerda.

-Dalia, toma asiento-. Dijo la Doctora con una cálida sonrisa-Cuéntame, ¿Cómo vas con tu diario?

-Todo me ha encantado. Nunca en mi vida me había tomado el gusto de escribir, pero ahora que lo hago créame que no puedo parar.

-Me parece muy bien-. Dijo divertida-. Entonces, ¿Cómo has estado con lo de tus pesadillas?

-De vez en cuando tengo algunas-. Dije mirando al suelo tristemente, mientras tomaba un sorbo del agua que también había traído. Odio tener que recordar el incidente.

-Es normal, solo llevas 2 meses internada-. Dijo levantando sus hombros.

-¿Disculpe?-. Dije atragantándome con el líquido.

La doctora empezó a buscar entre sus cajones, para después sacar una pequeña carpeta color marrón con mi nombre en ella-. Dalia Thompson, internada el 3 de octubre.

-No puede ser, es como si llevase a penas unos 15 días-. Dije totalmente asombrada.

-Hoy estamos a 5 de diciembre, así que sí, llevas un poco más de 2 meses-Dijo cerrando el cajón con la carpeta dentro de este.

-¿En cuanto podré salir?-Pregunté alarmada.

-En cuanto termines tu tratamiento-. Dijo la doctora seria.

-¿Eso en cuanto sería?-Quería salir lo mas rápido de aquí, lo más pronto posible para poder empezar a rehacer mi vida.

-Eso lo determinarás tú-. Dijo mientras agarraba mi mano-. Verás Dalia, el día que sientas que todos tus problemas han sido superados y han quedado atrás, ese día podrás salir y empezar nuevamente.

-¿Eso es todo?

-Eso es todo. Cuando estés completamente segura, podrás acercarte a mí y te evaluaré, para así dar tu fecha de salida.

-Está bien-. Dije mientras abría la puerta para salir del consultorio, no sin antes mirar a la doctora-. Gracias, de verdad gracias.

Me sentía mucho mejor, ya casi iba a poder salir de aquí. A decir verdad, estaba muy feliz de que mi tratamiento estuviese dando frutos, ya que si esto no funcionaba, no tendría nada más que hacer.

De camino de vuelta a la habitación, pude ver a una alta figura con su característico jersey rojo puesto. Matthew.

Se escabullía por todos los pasillos, así que en un intento de detective, empecé a seguirlo. Iba de un lado a otro con una velocidad impresionante, salía de una habitación y entraba a otra sin parar. Agarraba su pelo y halaba de él en forma de desesperación, su comportamiento daba miedo, no voy a mentir.

No era el mismo Matthew con el que había hablado aquel día, algo en él había cambiado, y tenía que averiguar qué era.

El chico del hospitalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora