Bajo Las Tinieblas

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Capítulo I:                             

Era una noche oscura y sombría en la que  se
respiraba deseos de morir. Un chico, con pasos controlados e imponentes que irradiaba una tranquilidad preocupante y curiosa caminaba con su vista  perdida en algún punto del vacío.

Aquella noche de invierno significaba mucho para aquel muchacho, era algo que lo traspasaba e incluso lo perturbaba. En ese ambiente ausente sus pasos cruzaron las puertas del oscuro cementerio del pueblo.

En silencio sigue un sendero de lápidas y tinieblas, el frío no parecía afectarle ni un poco       El reloj del pueblo marcaba las 3:24 de la madrugada. Se celebraría navidad esa noche y a este chico el espíritu navideño no lo ha invadido ni un poco.

—¡Jack!— un susurro en la oscuridad le incitaba a mirar atrás, el chico siguió su camino, no podía, aún no

—¡Jack! ¡Jack!— más y más susurros salían de las tinieblas pero el chico siguió ignorando esas voces.

De pronto un fuego empezó a surgir dentro de él, sentía que lo consumía y se detuvo, detuvo su andar pero sus ojos continuaban fijos en ese punto imperceptible del vacío.

Y continúa, aun con ese fuego que le calaba los huesos, continuó. Pero esa fuerza que le perseguía no se daba por vencida y le abrazó, una masa oscura abrazó a ese pálido chico, ya no solo era fuego también el dolor se apoderaba de él.

Jack pensó que esta vez podría vencer este misterio que le perseguía, en cambio, sus rodillas no aguantaron la presión que le arropaba y cayó rendido al piso

—¡por favor ya déjame morir!— una lágrima rodaba en su mejilla, mientras ese fuerte alarido salía de su boca. 

Pasaron tan solo unos segundos cuando Jack se sintió liberado de aquello que lo oprimía. La sorpresa le hizo levantar el rostro, que había estado inclinado a causa del dolor, su vista quedó atrapada en unos horribles ojos negros muy brillantes que le miraban fijamente.

Frente a este chico pálido había una criatura, la neblina no permitía que se percibiera una imagen nítida de quién estaba parado ahí, y esa voz se volvió a escuchar

—Jack, viejo amigo— una risa de suficiencia y maldad resonó pero seguía siendo un susurro

El muchacho pálido comenzó a dudar de si estaba realmente frente a él o lo estaba escuchando en su cabeza.

—Te creía más fuerte, eres demasiado débil— más susurros, Jack sostuvo su cabeza un momento porque un pitido era la secuela de esa voz perturbadora

—¡¿Es que no me recuerdas?!— se incrementó el zumbido —¿no reconoces a tu creador, pequeño?— y sonrió. Los ojos oscuros se achinaron dentro de la neblina pero el brillo era irreal.

—¿Por qué volviste?—por primera vez habló Jack, se veía turbado y aún así se puso de pie, valiente.

— Porque me llamaste, no puedes seguir sin mí —la voz se escuchaba cada vez más dentro y el chico pálido comenzó a acercarse.

— ¿viniste para que juguemos como antes?— el chico habló con esperanza y un poco de sumisión

Los ojos esta vez se achicaron más y una fuerte risa se escuchó, cada vez mas cerca de jack y justo al frente le sonrió con malicia y le susurró —ahora jugaremos mejores juegos—al terminar la frase la criatura de ojos negros se volvió uno con el chico pálido, volvió a su viejo hogar...

Invadido Por La Locura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora