Una Infancia paranormal

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Capítulo III:

Para Jack se sintió como viajar  en el tiempo, de un momento a otro se vio a sí mismo sentado sobre una tumba en el patio de su antigua casa. El pequeño angelito, tenía en ese entonces unos cinco años, veía al cielo; era una noche muy oscura, no había luna ni estrellas en el cielo, en el pequeño cementerio solo resaltaba los ojos luminosos del pequeño Jack.

Comenzó a recordar a su padre, que había salido de casa como todas las noches pero esta era distinta, Jack vio a su padre llorar por primera vez mientras lo abrazaba y le decía constantemente que lo sentía y que nunca fue su intención.

El pequeño niño estaba confundido y no sabía qué hacer ahora;  entraría a casa, estaba a unos pasos del pequeño cementerio,  en el camino vio a unos cuantos cachorros y decidió jugar un poco con ellos.

Aun Jack no recuerda cómo sucedió, pero estaba lleno de sangre de repente, se vio a sí mismo matar a cada perro con sus propias manos y aún así se sentía sereno; extasiado. Fue tanto el tiempo que gastó Jack destripando a los cachorros que su madre salió a buscarlo.

—Jack, ¿dónde estás cariño?— unos pasos más y su madre encuentra al pequeño angelito con las cabezas de los cachorros en las manos. El niño estaba cabizbajo y cuando su madre volvió a hablarle, esta vez su voz siendo un susurro, el niño le miró y ahí se topó con esa mirada oscura que solía ver en su marido.

Un llanto perturbador se escuchó en toda la casa, el lamento de su madre parecía conocer el futuro y mientras abrazaba a su pequeño hijo decía

—¡Hasta cuándo estaremos pagando!— y Jack aún continuaba fuera de sí.

Invadido Por La Locura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora