Charly y Kenzie.

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Al día siguiente, después de la cita con Margot, salí a la escuela muy rápido ya que Dale y mi madre solo peleaban, debo admitir que si fuera por mí le rompería el cuello, es insoportable, podrían pasar días sin que este hombre se bañara o podría morir de hambre, en la nevera, no hay dada de comida, pero lo que nunca falta son cervezas de raíz.
Cuando llegue al colegio mis dos mejores amigos me esperaban, Charly escribía en su teléfono y Kenzie estaba leyendo un libro, siempre eh considerado ah todos una bola de raros pero Kenzie era a un más, cuando era pequeña, sus padres la llevaron al psicólogo por qué escribía en los espejos, ahí le detectaron una dislexia.
Charly, había nacido en colorado, se mudó aquí por el trabajo de su padre, su padre se dedica a la comercialización de productos de limpieza a nivel mundial.
Kenzie nació en Alemania, había tenido problemas y se mudó aquí, su padre se había quedado aya mientas su madre, consiguió a alguien más.
-¿Que hay chicos?- Les dije, la verdad es que me sentía bien, la cita me había hecho un cambio.
-¿Que hay Mark?- Me respondió Charly.
-Mark, tienes que contarnos todo sobre tu cita con Margot- Respondió Kenzie.
-Claro- dije -Primero fui a su casa por ella, salió su hermano, después ella, subimos al auto, fuimos al restaurant y después la lleve a su casa.
-¿solo eso?- Me dijo Charly  -Amigo ¿seguiste los tips?-
-cierto, lo olvidaba, también hubo un beso-
dije.
-¿que?- dijo kenzie.
-si- respondí.
En ese momento la campana que indica la entrada a los salones sonó. Mis amigos y yo entramos a clase de literatura, el maestro Brad nos pidió que leyéramos el libro "A happy ending", el maestro era, en lo particular, muy buena onda, tenía unos 29 años, a mi parecer se veía joven, el me daba libros, me los recomendaba y me los prestaba.
Cuando salimos de la escuela, Charly y Kenzie me acompañaron a casa, antes de dejarme entrar con una voz ronca Charly me dijo.
-Tengo algo que decirte-
-Claro, dilo- le respondí.
-Kenzie y yo- sus mejillas empezaron a colorarse, se notaba bastante en el, ya que era pelirrojo.
-Si, dime- respondí con seguridad, para que el hisiera lo mismo.
-Kenzie y yo estamos saliendo- me dijo, se puso muy apenado, sus mejillas se pusieron rojas, Kenzie respiraba muy lento y sus mejillas igual se pusieron rojas.
-Es estupendo- respondí, algo extrañado preguntándome ¿Por que habrían tenido pena de decírmelo? ¿Habrá algo de malo en que yo lo sepa?
Cuando llegue a casa, como de costumbre Dale estaba con sus amigos mientras mi madre preparaba la cena, me acerqué ya que note algo fuera de lo común en ella.
-Hola madre ¿pasa algo?- dije con una voz muy nerviosa, tal vez estaba así por la repuesta, por qué en serio, mi madre me preocupaba demasiado.
-Nada hijo, solo que estoy angustiada, por los resultados médicos ¿sabes? ¿Y si me pasa algo? No soportaría dejarte con Dale, eh considerado dejarlo ¿te parece buena idea?- me respondió, con una voz fuera de lo normal, mi madre jamás había hablado así, siempre solía ser tierna y con una voz dulce, solo me pregunte ¿que habrá pasado?

El intercambio de la vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora