Capítulo Primero | Cretino con sombrero.

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RUMOURS.
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Capítulo Primero | Cretino con sombrero.

Capítulo Primero | Cretino con sombrero

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[JUEVES 4:24 P.M.]

El llanto de un niño reverbero entre las paredes de la decrépita casa de vecindad donde me había criado.

—¡Freya!. —El grito desafinado de mi madre se mezcló con los berridos del pequeño, filtrándose en mi mente, interrumpiendo mi concentración.

Salté de la cama, provocando que varios apuntes que se hallaban desparramados por las sábanas, cayeran al suelo.

El niño, yacía sobre la deslucida alfombra parda del humilde salón, a su alrededor, una caótica pila de juguetes desperdigados.

—¡Frey!. —Su gimoteo se intensificó al ser socorrido y las lágrimas deslizaron velozmente por sus mejillas sonrojadas. —Tranquilo, enano. No ha sido nada. —Le cobije en mi pecho, rodeando su diminuto cuerpo entre mis brazos.

Sus sollozos, se ahogaron en mi cálida sudadera. Cuando ya se hubo calmado, deslice las yemas de los dedos por el pelo de detrás de la cabeza para determinar la gravedad de la contusión, estaba empezando a hincharse. Retiré la mano, ni rastro de sangre, por fortuna, no parecía haber nada de qué preocuparse.

[JUEVES 4:38 P.M.]

—¿Qué le ha pasado? —Mi madre se apoyó en el marco de la puerta cruzándose de brazos, observando cómo Frey, con una bolsa de guisantes en la cabeza, reía con los dibujos animados que emitían por televisión.

—Se ha vuelto a tropezar con uno de sus dichosos juguetes. —Aparté el cabello revuelto que caía por su rostro. —Pero me ha dicho que no va a volver a pasar, porque desde ahora en adelante los va a dejar bien ordenaditos en su respectivo baúl. ¿Verdad, enano?. —El diablillo hizo un gesto de afirmación sin desviar la mirada de la caja tonta.

Frey era un niño difícil de domar, si no era un coscorrón a causa de su torpeza, el mocoso se frustraba al no recibir lo que deseaba, buscaba la manera de llamar la atención de quien se lo estaba negando a partir de berrinches, solíamos distraerle con películas de animación, que rápido calmaban su pataleta.

Recién calentada la sartén con el aceite, agregué la cebolla picada acompañada de un diente de ajo. Al tiempo que troceaba la zanahoria en pequeños taquitos, tal como a Frey le gustaban, los guisantes previamente usados para reducir la inflamación, se descongelaban con el agua tibia que salía del grifo.

Saqué una bandeja de pollo que descansaba en el estante superior del frigorífico, así como el resto de verduras, almacenadas en una tartera de plástico.

Rumours || Skam » Chris Schistad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora