Capítulo Séptimo | La novia.

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RUMOURS.
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Capítulo Séptimo | La novia.

[VIERNES 9:11 P

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[VIERNES 9:11 P.M.]

El ronroneo del motor del automóvil se hallaba sincronizado con el sonido rotundo de mis pasos.

—¿Siempre eres tan testaruda?. —Continúe caminando, desoyendo su cargante comentario. —Eres carne fresca para cualquier borracho que ande deambulando por las calles, si quieres ser víctima de violación, es tu problema; yo debo volver a casa para cambiarme de ropa, no sé si te habrán puesto al tanto, pero una chalada me ha derramado una bebida sumamente pegajosa por encima. —Sonreí, era inevitable no esbozar una mínima mueca de una sonrisa al escuchar sus palabras.

Cruce los brazos sobre mi pecho, tratando de proteger mi cuerpo del gélido viento otoñal, la fina indumentaria que vestía, apenas actuaba de escudo frente a la baja temperatura del ambiente; los dedos de mis delicadas manos estaban comenzando a tornarse de un color blanquecino a causa del entumecimiento. 

—Toma, para que no mueras de una pulmonía. —Como si me hubiera leído la mente, el joven, me lanzó a través de la ventanilla del vehículo la oscura sudadera personalizada que hace un par de segundos envolvía su torso.

No demore en ponerme la vestimenta de algodón, pues el frío calaba en mis huesos cada vez más; cobije mis manos bajo la calidez de las mangas de la sudadera, mientras sopesaba las implicaciones de aceptar la propuesta de convertirse en mi taxista. Di un ligero paso hacia atrás, para después abrir la puerta del copiloto e introducirme en el interior del suntuoso coche deportivo.

—Podrías acercarme a... 

—¡No! —Me dejo con la palabra en la boca. —Te llevaré a mi casa, ¡¿no querrás precoupar a tu madre.?!  —convino él, sardónico; ansiaba borrar aquella sonrisa de su rostro, no obstante, fui capaz de mantener la compostura. Me negaba a volver a mi hogar, y mucho menos confrontar una trifulca con mi padre.

Pasar la noche con el cretino del sombrero no se hallaba entre mis planes de fin de semana. Tras la súbita huida, descuidé el teléfono móvil que me había sido arrebatado, entre los asientos del oneroso sofá de escopiel; cuando me volví adentrar en el festejo, no encontré ni rastro del dispositivo; ni rastro de mis amigas; las cinco jóvenes se habían escabullido de la celebración debido a un conflicto protagonizado por Sana y el séquito de Ingrid. El follacapullo era la única opción que me quedaba, pues fue inviable contactar con Isak.

Un robusto Schnauzer gigante de un pelaje tan negro como el ébano, acudió a dar una calurosa bienvenida a su dueño; el cretino del sombrero mostró su lado más tierno frente al hermoso animal, el cual, no dudó en manifestar su júbilo por la presencia de un extraño en la propiedad. El perro se frotó contra mis piernas, ansioso por recibir mi atención, me coloqué de cuclillas y acaricié a la mascota alrededor de las orejas.

Rumours || Skam » Chris Schistad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora