Todo va a estar bien.

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*Narra Gin*

Me pasé toda la noche enferma y vomitando, pero me había ido al salón para no despertar a Rupert, ya que él iba a ir a grabar al día siguiente aunque yo no estuviera para hacer que así quedaran mis escenas para cuando yo estuviera mejor. No sabía que era lo que me había sentado mal ayer, pero seguramente hubiera sido algo de la cena, o un virus que estuviera incubando y por eso ayer me encontraba tan mal. No sabía lo que me pasaba, pero esperaba estar bien pronto, tenía muchas cosas que hacer aún, e iba a hacerlas tarde o temprano. Sentí ruido y no sabía que era, hasta que vi a Rupert entrar por la puerta con cara de sueño.

Gin: ¿Qué haces despierto tan temprano?

Rupert: Enseguida me tengo que marchar, ¿Y tú que haces aquí a estas horas? 

Gin: No pude dormir en toda la noche porque he estado enferma.

Rupert: Siento no haber estado contigo.

Gin: No pasa nada, he estado mirando la tele, como hacía antes cuando no podía dormir.

Rupert: ¿Quieres que me quede?

Gin: No hace falta, ya estoy mejor, de verdad, y seguramente coloque las cosas que me faltan por ordenar y duerma toda la mañana.

Rupert: Vengo a comer ¿Vale?

Gin: Vale, quizás llame a Marta para que no este sola pudiendo estar conmigo.

Rupert: Haz lo que quieras, ahora también es tu casa.

Gin: ¿Puedo hacerte el desayuno?

Rupert: No hace, falta es mejor que te quedes aquí tumbada o te vayas a la cama.

Gin: Me iré luego, además que ya estoy mejor, de verdad.

Rupert: Vale ya no me peleo mas contigo.

Gin: Eso me gusta.

Y me levanté del sofá y fui a abrazarle, por un lado quería que se quedara a mi lado pero por otro sentía que se tenía que ir, pero bueno iba a pasar la mañana con Marta cotilleando y  hablando de nuestras cosas, y hacía muchísimo tiempo que no hacíamos eso y tenía ganas de que llegara ya. Me tapé más con la manta y me quedé dormida hasta que me despertó en ruido del timbre de la puerta, me levante un ratito después y fui a abrir. Era Marta, al parecer había dormido media mañana y no me había enterado, y eso que encima tenía la comida por hacer y las cosas por colocar, definitivamente era un auténtico desastre.

Marta: Buenos días, nunca mejor dicho.

Gin: Buenos días, no pude dormir de noche y me quedé dormida mientras Rupert desayunaba.

Marta: ¿Cómo estás?

Gin: Mucho mejor ya.

Marta: Me alegro, a ver si este fin de semana estás bien porque estamos invitados los cuatro a una de las mejores fiestas que va a haber en mucho tiempo.

Gin: Ya tenía pensado algo, pero bueno puede esperar.

Marta: Ya verás que todo llega a su tiempo.

Gin: Sabes que siempre pienso eso.

Marta: ¿Y qué tal con tu novio? Ejem.

Gin: Jajajaja solo me dedico a dormir con él, y además aún no hemos hablado lo de ser novios, solo hacemos lo que queremos y cuando queremos.

Marta: Muy gracioso todo, esto solo podría salir de ti.

Gin: En realidad, es como si estuviéramos saliendo, pero no, es muy raro todo, que quieres que te explique si tú estás igual. 

Marta: No, yo no, ayer por la noche lo hablamos antes de... dormir.

Gin: Jajajajajaja, lo siento pero me tengo que reír.

Marta: Echaba de menos estos momentos, estas conversaciones.

Gin: Yo también, parece que por un momento volvemos a tener diecisiete años.

Marta: Es verdad, nos pasábamos los días hablando del chico del metro y de otros jajajaja.

Gin: Estábamos locas.

Marta: O no, tú has acabado con el chico del metro en la cama, eso es algo que no puede describirse con palabras.

Gin: Pues tú no te quedas corta, has acabado con su amigo.

Marta: Cierto, es como si la vida que con diecisiete años soñábamos, se hiciera realidad de golpe.

Gin: Justo ayer me dijo que tenía que dejar de soñar en secreto que le comía la sonrisa a besos porque ahora era verdad.

Marta: Es muy bonito contigo, de verdad, y sé que la canción que le escribiste le ha gustado más de lo que crees.

Hacía un rato que habíamos empezado a recoger mis cosas y seguimos hasta terminar después hicimos juntas la comida, como solíamos hacer antes, al final era verdad que echaba de menos todo esto, pero había recuperado algo y encontrado algo que jamás había imaginado. Me quedé sola porque Marta se marchó a casa y mientras tanto volví a cantar mi canción favorita de todas las que había escrito, la de aquel chico del metro, cuando de golpe se abrió la puerta y me asusté y dejé de cantar.

Rupert: Por mi puedes seguir cantando.

Gin: Es que me he asustado. *Le besé despacio*

Rupert: ¿Cómo estás?

Gin: Mucho mejor, hasta podría ir a grabar por la tarde.

Rupert: Tú te vas a quedar en casa, que para estar reventado sirvo yo.

Gin: Ya verás cuando vuelvas te voy a preparar una sorpresa.

Rupert: Eso me gusta.

Después de eso comimos y se me pasó la tarde volando durmiendo en la cama, fue tanto que me desperté cuando él me llamó al móvil para decirme que llegaba enseguida, y encima se dio cuenta de que estaba durmiendo y se rió de mi. No tardó mucho más en llegar y ya tenía todo lo que quería preparado, bueno en realidad no tenía nada que preparar, más que a mi misma, pero también estaba cansada y no sabía como iba a darse hoy la cosa, pero esperaba que al final todo saliera bien.

Rupert: He traído la cena, porque no me apetecía ponerme a cocinar ahora.

Gin: No tengo mucha hambre en realidad.

Rupert: Podemos cenar más tarde.

Gin: Perfecto.

Rupert: Además, quiero tumbarme un rato, porque me duele muchísimo la espalda.

Gin: Yo te hago un masaje ¿Quieres?

Rupert: Claro que si, aunque no se si fiarme de ti.

Gin: Ya verás ya.

Nos fuimos al cuarto y se quitó la parte de arriba, después de estar un buen rato con la espalda que tenía llena de contracturas, acabamos haciendo el tonto, y comiéndonos la sonrisa a besos, que eso era lo que yo siempre había querido y había soñado en secreto, pero ese era nuestro secreto, el de los cuatro, el de la pequeña familia que estábamos formando todos juntos.




If this was my last song.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora