Capitulo 2
El sonríe.
—Lo sé, ¿podemos irnos? —me dice.
Le digo que sí. Subimos al auto el audi r8 que le regalo papa a Kendall cuando cumplió los diecisiete.
No estaba muy lejos de la ciudad, ya que estábamos afuera de los canales de comercio, primera vuelta a la izquierda está un puesto de tacos, el siguiente puesto era de carne cruda se veía quemada, muy poca gente estaba ahí me imaginó el porqué. Cinco minutos después ya estábamos en el puesto de pizza.
Kendall estaciona el auto en frente de este, y deja de sonar el motor. Bajamos, y una brisa perturbadora me asecha el viento sopla mucho hoy. Me acobijo con la ropa que tengo y me pego más a ella. Caminamos unos cuantos metros y entramos lo más rápido. Huele demasiado bien, no solo porque abrían y cerraban las cajas de los pedidos si no que me encantaba estar aquí. Pizzas por doquier entraban y salían, el olor emanaba a salsa de tomate, pan de ajo, pepperoni. Todo lo que tiene que llevar, como ellos lo saben hacer.
Dios, se me derrite la boca.
Tomamos los primeros asientos que están disponibles de dos después un mesero un poco más alto que yo y guapo como de diecisiete años venia para acá. Tenía el traje de un buen, muy buen mesero.
Me incline un poco más en mi silla, queriendo darme calor propio desde que llegamos aquí, Kendall estaba enfrente, así que él lo noto. Sonriéndome, yo lo hice.
La gente nos miraba, el mesero no estaba nada mal, su cara bronceada por el sol en la ciudad, era sus ojos azules hacen destellar su uniforme, blanco y naranja, le sienta bien. El me mira, de arriba abajo, inspeccionándome, como yo a el...
—Nada mal—me dicen las voces dentro de mi cabeza, y como efecto hacen que sonriera como una jodida psicópata. Kendall parece notarlo y mira de reojo asesinando al chico.
El chico que toda vía no se su nombre, nos da la típica «Bienvenidos a... » Le decimos lo que queremos: una pizza de pepperoni una botella de coca-cola, y otra de agua.
—Esperen cinco minutos—dijo—se las traeré en un momento.
—Le gustaste—me dice de golpe Kendall sin percatar de que el chico seguía ahí...
Dejo de respirar, y pestañeo barias veces y le digo:
—Es un simple coqueteo, nada del otro mundo—río irónicamente—como si tú no te tiraras a las chicas del Instituto cada semana, o más bien a tu cada antojo.
Abre los ojos como plato. ¿Creía que no lo sabía? Pues se equivoco.
— ¿Como lo sabes? ¿Quién te lo dijo?—se sonroja, mueve sus manos. Se pone nervioso. Al parecer no lo esperaba y menos de mí.
—Ellas mismas—le digo—Tu hermano es una bestia, es un demonio en la cama... y muchas mierdas de más, pero ¿sabes qué?—el sacude la cabeza, está hecho un tomate—tengo hambre y no quiero que se me valla el apetito, y desperdiciar mi tiempo en ti. No tienes porque sentirte así, no me enojaría porque eso lo supe desde hace unos dos años. Bueno me da igual, siempre y cuando uses condón.
Le sonrió incrédula. ¿Ahora quien está al mando? Dejo eso atrás y me pongo a pensar...
—Bueno pero tú eres mi hermana y yo se que el tiembla por ti—le dice al chico, detrás mío, ¿aun no se había ido? Con razón él se sonrojo. El chico se da cuenta y trata de despegar los pies del suelo... Cuando lo logra se va a toda prisa.
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PLATINUM «E D I T A N D O»
Science Fiction¿Por qué preferiría tener la inmortalidad a no tenerla? Libro original. Los derechos del autor son reservados. No se puede hacer adaptación sin la autorización del autor. Primer libro de la saga.