«Persona desconocida»

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Capitulo 5

Miro por el rabillo del ojo a Kendall que me mira y me sonríe, miramos juntos las calles con su gente alrededor. Y nos detenemos en un grande edificio. Como una iglesia, y nos esperamos a que el Pingüino le abra la puerta a Kendall. Pero Carl la detiene y nos dice:

—Cuando salgan no digan ninguna palabra ¿entendido? Sé que pueden con ello—lo miro sin comprender, porque no se a lo que se refiere. Así que asentimos y cuando la abre solo escucho los flashes, gente hablando con sus micrófonos, grabadoras en la boca. ¿Cuándo paso esto? Ahora sé lo que se refería con quedarnos callados y en especial a mí. Que tengo una gran bocota.

—Señorita, señorita ¿Cómo fue su llegada a España? —dice un reportero, no quiero ser descortés pero como dijo Carl, no debo contestar nada hasta estar adentro y me lo pida si me necesita.

— ¿Esta muda señorita Jons? ¿Eso le paso porque sus padres estaba borrachos el día de su muerte y no pudo hacer nada?—dice otro reportero, me dan ganas de hacer lo más rápida como mi hermano esta mañana, hasta desaparecer, pero es preferible seguir moviéndome y no hablar.

—Solo es una chiquilla sin sus padres, de seguro le roban a la gente y por eso se les ha pagado hasta ahora—ahora no me contengo, cuando doblo mi cuerpo atrapo a la persona que lo digo y lo atraigo hacia mí y le doy un puñetazo en la mejilla.

— ¡No vuela a decir eso! ¿Me ha oído? Mis padres hacían un gran esfuerzan para esta familia—siento unos brazos que me conducen fuertemente hacia adentro y trato de sacarme, pero es inútil. Así que lo dejo.

— ¿Qué demonios fue eso? ¡Te dije que no importaba lo que digieran de ustedes, que se quedaran callados! ¡Es tan difícil!—grita Carl a todo pulmón, su cuello forma una vena que sobresalta su piel, y me siento asustada. Y no puedo contener mas la rabia que tengo adentro.

— ¡Tú qué vas a saber de familia si nunca has tenido una!—le grito y me siento fatal, trato de decir que lo siento pero él se retira a unas grandes puertas de madera. Y me quedo con Kendall tratando de decirme a mi misma que acabo de hacer una escena, que en un minuto entrare a la corte y nunca regresare a casa...

Respiro y siento una mano fría que sujeta la mía, Kendall estira mi mano hacia donde están las dobles puerta gigantes cafés y siento que se lo que va a decir.

—Es hora de entrar—caminamos hacia las grandes puertas, una la abre el y yo la otra. Cuando entramos una luz segadora invade mis ojos, y tengo que poner mi mano en ello, cuando entro veo a muchas personas de diferentes edades, unas grande sillas como las que están en la iglesia, grandes ventanas a cada lado del cuarto, un rectángulo gigante café en donde se estaba ahí un gran gordo con un caro traje. Mirándonos con desprecio.

—Los he estado esperando queridos niños—apunta un Gordo que está arriba de un gran rectángulo café a unas sillas delante de nosotros donde a lado esta Carl, con su cara de Persona profesional con la que no deberías meterte en una puesta de póquer—No me hagan esperar tengo un tiempo ocupado.

Cuando empieza todo no puedo dejar de mirar mis manos esas ganas de llorar me invaden, nunca debería estar aquí, es mejor estar muerta. Bufo por tratar de que esto acabe, pero no puedo decidir si tirarme al piso o quitar la uno de los dos policías que está en las grandes puertas arrancarle la pistola de su cinturón y matarme. Pero el viejo que está arriba del rectángulo de madera me cambia los pensamientos diciendo:

— ¿Cómo murieron? —comienza, su ronca voz y su peluca blanca se movían mientras pensaba lo que iba a decir. ¿O se estaba rascando? Era viejo... y con pecas... unos setenta y por ahí...

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⏰ Última actualización: Jan 10, 2016 ⏰

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