Capítulo 5: Ser Libre.

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Tres días después, mamá está preparando el desayuno mientras tatarea alguna canción que escuchó por la radio. El reloj marcaba las nueve, la hora usual en la que ella debería estar trabajando, pero gracias a mí nueva discapacidad—cualquiera que fuese—ella se encontraba de vacaciones para cuidar de mí. Eso hizo preguntarme cuales eran las medidas que tomarían ella y papá al respecto una vez que los días de descanso de mamá terminaran, no podía ni soportar pensar en la idea de que mamá renunciara a su trabajo como maestra, porque ella había dejado verles a todos que esa era su pasión, enseñar, y simplemente no podía acabar con su sueño por estar cuidando a su hija.

Ellos algún día tendrían que dejarme ir de nuevo a la universidad, probablemente este semestre lo perdería, ya había pasado una semana y no había asistido ni un solo día a clases, y podía echarle toda la culpa a mamá y a papá pero por otro lado mientras el caso no hubiese sido cerrado no podía definir mi futuro, no sabría decir con seguridad si volvería algún día a la universidad.

El timbre sonó, y mamá y yo nos dimos una mirada.

—Voy yo. —digo, y antes de que pueda decirme que no, me alejo de la cocina trotando.

Desde pequeña me ha gustado el sonido del timbre, recuerdo qué cada visita era recibida por mí en aquellos días cuando era una pequeña niña que realizaba sus días en juegos y en nada más, papá lo eligió especialmente porque decía que avisaba de la llegada de un rey, ya que tenía este peculiar sonido de la realeza al llegar.

Abrí la puerta para encontrarme con Britanny de pie frente a mí. Lucía tan casual en una camisa con mangas color tiffany y unos jeans a la cintura. Ni siquiera me dio tiempo de decir algo porque me envolvió en un fuerte abrazo que me dejó sin respiración.

—Perdón por no haber vuelto, no encontraba la forma de venir. —murmuró en mi oído—. Papá me ha prestado el auto.

Sonreí. Una sonrisa de verdad.

—Viniste anteayer.

—Tengo que ver cómo estás—dijo—, Ah y hola Mary.

Me aparto para ver a mamá espiándonos desde la puerta que da a la cocina, y suspiro, porque seguramente alguien aparecerá en la puerta apuntándome con un arma sino se asoma.

—Hola, Brittanny. —mamá nos da esa mirada inocente. —¿Pan tostado con huevos?

Brittany cierra la puerta detrás de sí, sonriendo.

—Claro, Mary.

Mamá mantiene la puerta de la cocina abierta para nosotras, ella me mira con cierta felicidad en su cara y justo cuando paso por su lado, pone su dedo en la comisura de mi labio, donde había estado mi sonrisa.

Brittany se deja caer en una de las sillas de mesa y deja caer su pesado bolso en el piso.

—Dios, debería dejar de dar tutorías a los chicos de secundaria. —empieza a estirar su espalda adolorida, termina poniendo sus codos sobre la mesa y sosteniendo su cabeza con sus manos justo cuando me siento frente a ella—. Les he explicado regla de tres y factor de conversión miles de veces, y les he puesto sinfines de ejercicios ¿y sabes qué? Me vienen con malas notas, malas, malas, malas notas, de esas que romperías y tirarías a la basura.

El Culpable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora