No puede ser cierto

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SeHun miraba la carta algo razgada y arrugada que descansaba sobre la  mesa de su cocina, claro que la misiva no era lo único roto, un florero, un par de sillas, algunas fotografías y una taza habían sufrido las mismas consecuencias e incluso se atrevía a decir que su corazón también estaba lastimado.

El rubio aún no cabía en sí mismo con lo que la carta decía y no podía sentirse más humillado, por no decir resentido y hasta dolido.

Sabía que en parte era su culpa por andar de sociable y que algún envidioso le pudo haber ido con el chisme a KyungSoo, pero aún así, no podía creer que su esfuerzo se hubiese ido por la borda tan rápido y sin poder evitarlo. No podía negar que le dolía en lo más profundo, porque a pesar de que al principio no sentía nada por el hombre mayor, con el tiempo había llegado a tomarle cariño, hasta tal punto en el que los "te quiero" habían sido sinceros.

Le parecía ridículo que el gran Do KyungSoo terminara una relación a través de una carta, sobre todo con una explicación tan estúpida como que la distancia dañaba las relaciones y que era mejor seguir por caminos separados para no frustrar posibles "amores". Ridículo, estúpido e increíble.

Sí había puesto los ojos en KyungSoo era porque sabía a ciencia cierta que se tomaba las relaciones en serio, pero sobre todo porque era alguien maduro y en quién se podía confiar.

Había terminado la universidad con honores y era capitán del equipo de fútbol, siempre andaba rodeado de sus amigos o chicas lindas, claro que no era un secreto que apuntaba a la acera de en frente, pero esos eran detalles. KyungSoo era el menor de seis hermanos y el mayor de otros tres de parte de su mamá. SeHun se llevaba bien con uno de los mayores, incluso eran algo así como mejores amigos, pero el resto de sus hermanas eran el problema, siempre lo habían mirado mal.

SeHun se preguntaba una y otra vez cuál podía haber sido su defecto, pero se autodenominaba a sí mismo como alguien agradable y extrovertido. Quizá había pecado en acostarse con KyungSoo a la primera cita, ya que sabía que con sexo lo atraparía más rápido, puesto que el hombre se hacía responsable de sus actos siempre que se metía en algún lío. No debió haberlo hecho en la casa de KyungSoo durante una de sus fiestas, definitivamente no debió, pero ¿Quién podía culparlo? SeHun siempre conseguía lo que quería, siempre.

Suspiró una vez más y chasqueó la lengua. Tenía que saber la verdad detrás de tal carta, como fuese, pero debía.

🍃


JongIn miraba la calle desde su departamento con aburrimiento, habían pasado meses desde que había empezado a salir oficialmente con KyungSoo, su madre lo había aprobado inmediatamente porque ellos ya se conocían y según la mujer, ese hombre era perfecto para él en todos los sentidos.

Seguía trabajando en el mismo lugar en el que se reencontró con el pelinegro, pero ahora tenía que lidiar con sus constantes visitas "casuales" y "necesarias" a su oficina, sin mencionar los arreglos florales y los regalos que aparecían cada tantos días en su escritorio. Do jamás había intentado nada hasta el día de hoy, con suerte le daba un beso en los labios de manera suave y delicada, pero no duraba más que un minuto, aunque seguido de eso le sonreía como si fuese lo más hermoso del mundo y eso hacía que se sonrojara como un durazno.

JongIn se preguntó al principio sí se debía a su mal aliento, pero luego de preguntarle a Yixing, haciéndolo jurar con su vida, supo que no era ese su problema. También se cuestionó por su figura u algo que lo volviera repelente a más contacto, pero nuevamente Yixing fue a su rescate y con un par de golpes lo hizo entrar en razón, concluyendo así en que ese tampoco era el drama.

Coincidencia || SooKai || Retrato de familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora