Capítulo 2

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—Luna! —grito mientras corro tras ella —Luna, espera! Luna! —digo antes de cogerle la muñeca —¿Por qué huyes?

—Es que... Naru... Ayana-san... Mito... Todos... Me van a ver como un monstruo... —dice entre sollozos.

—No eres un monstruo. Has salvado al pueblo.

—¿Pero has visto lo que era? Era mi Etherias, hacia años que no me volvía a transformar —dice dandose la vuelta —Seguro que cuando vuelva todos me van a tachar de monstruo.

—Pero que no eres un monstruo! Eres un dragón! —a Luna se le escapa un pequeña risa.

—De todas maneras sabia que esto iba a pasar... Quédate con Naru, que se crié con el gremio.

—¿Y tú qué?

—Me iré. Otra vez.

—¿Y cuando piensas volver? ¿En 10, 15 años? —digo enfadado.

—No lo se, pero os dije que quería viajar, y todavía me quedan muchos sitios a los que ir.

—Llevas 5 años sin dar señales de vida. ¿Sabes lo mal que lo hemos pasado? Sobre todo tus padres y Nash. Llevamos buscándote 5 años. Pedimos ayuda a todos los gremios de Fiore, incluso se lo pedimos a la reina. El primer año que no estuvistes superamos por 10 las misiones en el extranjero en 100 años de todos los gremios de Fiore, y solo para ver si te encontrabamos allí. Ha habido ocasiones que, de tanto tiempo sin saber nada sobre ti, habiamos pensado en la posibilidad de que estuvieras muerta.

—Pero no lo estoy. Os prometo que enviaré cartas.

—Pero eso no es suficiente! —grito —¿Has pensado en como se sienten todos cuando volvemos y no nos acompañas? ¿En como se sienten Natsu, Lucy y Nash? ¿En como se van a sentir cuando digamos que hemos estado contigo y que no querías volver? ¿Has pensado alguna vez en como nos sentimos porque no estés?

—¡¿Y yo qué?! ¡Yo también existo! Se que fui yo quien os dejó, ¿pero sabes como me sentí las primeras semanas? Por si no lo recorbas, tenía pesadillas en aquel momento. Las cuales TÚ solo podias dejar que aparecieran.

—¡Yo también tengo pesadillas, ¿sabes?! Sobre si te ocurriese algo y yo no estaría allí. Pero por como lo has dicho, las tuyas han cesado. Las mías son cada noche desde hace 5 años —hago una pausa y me calmo —. Para acabar con las pesadillas pensaba... —me detengo. Si sigo hablando seguramente le haga daño.

—¿Qué?

—Que si no dormía no las tendría.

—Entonces...

—Si, volví a la rutina. Una mujer cada noche durante los 3 primeros meses —los ojos de Luna se humedecen y cae una lágrima.

—¿Y bien? ¿Funcionaba? —dice apagada.

—No.

—Y por eso sigues haciéndolo...

—¿No me has escuchado? He dicho durante los primero 3 meses.

—Aun así es mucho tiempo... Y no tengo pruebas de que no sigas haciéndolo.

—Preguntale a tu padre.

—¿A oto-sama? —asiento.

—Una noche tu padre me vio. Y vio el dragón de mi brazo. Vino corriendo a por mi y me pegó un puñetazo en la cara. Me explico que esta marca solo le salía a los verdaderos amores de los Dragon Slayers cuando se acostaban. En ese momento le dije a la chica que se fuera y que no quería volverla a ver a ella ni a ninguna otra. Esa noche me dormí pensando en que hubieses pensado sobre mi en ese momento.

El regreso de la Dragoncita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora