The deeper the lie, the more truth in its echo

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Sí, Regina era una belleza para la vista.

«¿Qué ocurre?»

Emma fue arrastrada bruscamente a la realidad

«¿Qué?»

Regina siguió mirando el libro que estaba fingiendo leer y se aclaró la voz

«Es la tercera vez que me miras fijamente. Estoy empezando a pensar que tengo pasta de dientes en la cara»

«Solo tres. Es una buena media» murmuró la rubia entre dientes

«¿Qué?» dijo de nuevo Regina, alzando la mirada hacia su dirección

«Nada» se dio prisa en responder Emma «Perdóname. Solo estoy distraída. Tanto leer se está volviendo extenuante»

«Lo imagino, dado tu actitud hacia los libros»

«Graciosa» respondió irónicamente, suspirando e intentando concentrarse de nuevo en el libro que tenía en las manos.

Regina hizo lo mismo.

Sin embargo, tras algunos minutos, Emma se distrajo de nuevo del texto.

No estaba segura de qué pasaba por la cabeza de Regina la mayoría del tiempo y, tampoco tenía idea de lo que sentía por ella. Admitiendo que sintiese algo y no le fuera sencilla y completamente indiferente. Sus ojos, sin quererlo, volvieron a estudiar sus elegantes rasgos. Por otro lado, ¿qué sentía ella? Atracción, eso era seguro. Pero también afecto. Se habían vuelto tan amigas en las últimas semanas, pasaban juntas prácticamente cada momento del día en que estaban despiertas. Y Emma debía admitir que si hubiesen decidido pasar juntas también el tiempo en que estaban dormidas, a ella de hecho no le hubiera disgustado.

«Cuatro, Emma»

Sus ojos se dirigieron rápidamente hacia abajo, hacia el libro que estaba leyendo.

Era algo que iba más allá del afecto por una simple amiga o por una persona por la que sentía atracción. Pero Emma no sabía, o quizás, no quería, quizás no estaba lista para darle un nombre. Pero era algo que se acercaba peligrosamente a lo que cada día veía en los ojo de sus propios padres cuando se miraban.

Cerró el libro de modo decidido y se levantó

«Voy a Granny's a tomar un café. ¿Quieres uno?»

«Sí, gracias»

Sin añadir nada más, salió de la biblioteca lo más rápido posible. Sea cual fuera el sentimiento, le daba un miedo de muerte. No por sentirlo, sino porque estaba prácticamente segura de que Regina no sentía lo mismo por ella.


Henry bajó las escaleras solo cuando Regina repitió por tercera vez que la cena estaba lista.

«Perdona mamá, estaba acabando los deberes»

«A menos que la tarea para mañana sea acabar de leer el último número de Superman, tesoro, dudo que me estés diciendo la verdad»

Henry se enrojeció ligeramente, y sonrió cuando se dio cuenta de que Regina estaba haciendo lo mismo. Le gustaba ver a su madre tan relajada.

«¿Emma no está?» preguntó mirando a su alrededor

«No, tuvo que salir. Gruñón ha empinado bastante el codo y está causando problemas. Quizás venga más tarde»

Se sentó a la mesa mientras Regina dejaba los platos.

«Entonces» comenzó como si nada «Emma y tú estáis pasando mucho tiempo juntas últimamente. Sin pelear»

«Emma y yo hemos apartado nuestras divergencias para intentar trabajar juntas y encontrar una solución al problema que tenemos con Maléfica, tesoro»

RedemptionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora