CAPITULO 3

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Elisa y yo decidimos seguir juntos debido a que sabía que era lo mejor para nuestro hijo. Era increíble el solo pensar que ella no me haya abandonado.

Terminamos nuestros estudios, me gradué como ingeniero y ella se había convertido en psicologa. Era increíble pero el cáncer de cerebro que día a día me iba matando parecía algo tan pequeño en relación a la felicidad que yo sentía al lado de Elisa y más aún sabiendo que pronto tendríamos un hijo.

Llego el día en el que Elisa iba a dar a luz me sentí muy nervioso, no sabia que hacer. La madre de Elisa y yo fuimos al hospital y decidimos quedarnos ahí hasta que el bebé naciera. El bebé nació aparentemente bien. Me sentía un hombre feliz y realizado, el cáncer en mi cerebro no era ningún problema para mi.

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