C A P Í T U L O N° 3
(Maldito Gherridwes)Cerró la puerta pasándole seguro para que los hombres no intenten entrar, miró a su alrededor buscando algún ventanal que no estuviera abierto; pero, por suerte no lo estaban. Gritó pidiendo ayuda en el interior de la cabaña pero nadie respondió. Su sangre recorría por su pierna cayendo gotas en el suelo.
Gritaba una y otra vez pero el silencio se adueñó de la humilde cabaña cuando sonaron fuertes golpes en la puerta.
Sai salto y corrió buscando protección en la cocina. Tomó un cuchillo y lo posiciono de manera asesina, preparada para atacar si los hombres la tomarían.
Se escucharon pasos dentro de la cabaña y sus manos empezaron a temblar, el cuchillo no paraba de alumbrar el techo de la cabaña por el resplandor de luz que entraba por la ventana, sus ojos se concentraron a su alrededor asegurándose de que nadie estuviera cerca.
Escuchó un ruido espantoso, era como si se desprendiera un motor, sonaba terrorífico, desde ese momento supo que era un motosierra. Su corazón no paró de golpear contra su pecho, su respiración estaba agitada. Miró a su pierna y vio cómo todavía desprendía sangre. Se puso la mano en la boca, su estómago se empiezo a revolver mientras miraba fijamente la sangre.
El espantoso ruido estaba cerca. Ella se lanzó en el suelo ocultándose debajo de la mesa para que no la descubrieran. Su hermoso cabello estaba envuelto en sudor por toda la persecución que estaba pasando. Necesitaba pensar un momento cómo escapar.
Mientras buscaba ideas en su cerebro. El ruido ceso repentinamente haciendo que Saiza se concentrará nuevamente a la realidad. Se quedó quieta y sentía una irrefrenable ganas de salir, quería ver, quería saber qué sucedía pero eso implicaría correr peligro.
Sabía perfectamente que algo pasaría con ella ¿La matarían? El miedo la acorralaba, se sentía insegura y por primera vez en su vida se sentía sola.
No volvió a escuchar aquel espantoso sonido de motosierra a lo que pensó que ya todo acabaría muy pronto. Sujeto el cuchillo con firmeza para asomarse y mirar por el lado derecho de la mesa, su frente se fue descubriendo hasta que pudo sacar su vista y contemplar a su alrededor, pero no había absolutamente nadie.
No se atrevió a salir, no podía hacerlo, era una terrible consecuencia si lo llegaba a intentar, pero mantuvo por un momento la calma aún sujetando el cuchillo con su mano temblorosa.
Soltó un gemido por el dolor de su pierna, aún seguía sangrando. Jamás en su vida se había hecho una semejante cortada como la que tenía en ese momento. Miró sobre su hombro para observar en qué estado se encontraba, pero al darse cuenta se quedó sin aliento.
Sus ojos se sobresaltaron del terror, cuando vio a un enmascarado en la otra esquina de la mesa mirándola fijamente, trató de levantarse para correr pero sintió el impulso de unas manos mientras la arrastraba por los pies. Saiza pedía ayuda y con suma fuerza pataleaba para que la soltara.
El enmascarado agarró con más firmeza las piernas se Sai apretando su herida para que dejara de patalear, la chica soltó un grito de dolor y maldecía en su mente.
Fue arrastrada por toda la casa mientras ella buscaba una forma de liberarse de las manos, pero le fue imposible ¿A dónde la llevaría? Miraba a su alrededor desesperada y solo podía ver al enmascarado con una máscara de payaso exorcista.
Se atemorizó de que podían hacerla sufrir de dolor. Pero Sai era inteligente, su mente corrió miles de segundos ignorando por un minuto, que estaba pasando por un terrible momento.
Empezó a detallar al enmascarado fingiendo que estaba colapsada de terror. El hombre era alto, contextura gruesa y hombros muy anchos, Sai se grabó estas cualidades del hombre en su mente a que no podía verle el rostro.
Al ver que la arrastraban a una habitación, empezó a patalear más fuerte, el hombre era muy corpulento y jamás dejó que los pies de Sai se desataran de sus manos.
El, cruzó la puerta tomándola fuertemente por los pies, quien se dio cuenta que en todo el camino Saiza había dejado sangre. La chica luchaba tomando fuerza pero era en vano, de ninguna manera podía deshacerse de las manos.
Miró el arco de la puerta de la habitación, la mitad de su cuerpo ya la había atravesado. Estiró las manos para sujetarse del arco así impedía que el hombre la hiciera entrar.
Vio unos pies frente de ella y cuando elevó su cabeza al techo para ver el remitente de dicho zapatos, se dio cuenta que era Gherridwes, quien en ese momento tenía un bate de béisbol en sus manos.
El hombre sonrió con malicia, guiñandole un ojo. Sai lo miró con odio.
El enmascarado seguía luchando para pasarla al cuarto.
—Yo te doy una mano —Puntualizó Gherridwes mirando al enmascarado, moviendo el bate de béisbol en su mano izquierda.
El hombre tomó el bate con ambas manos y golpeó las manos de Saiza que se encontraban sujetas en el arco de la puerta. La chica gritó de dolor alejando su mano y fue donde lograron hacerla pasar.
Ahora eran dos heridas, su mano y su pierna. «Demonios» decía la chica mentalmente. Sujetaba su mano con la otra, se acurrucaba en el suelo tratando de que el dolor pasara rápido, apretaba sus ojos con fuerza odiando el momento que estaba pasando.
—¡Maldito!, eres un podrido maldito —Escupió la chica en los zapatos pulidos del hombre, mientras este la observaba con maldad.
Gherridwes soltó una carcajada, dándose vuelta para trancar la puerta.
—Tranquila cariño, hoy solo disfrutaremos y nada malo te pasará —Sonrió con sarcasmo, guiñando un ojo. He hizo señas al enmascarado quién se agacho para levantarla y empezar la fiesta.
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SAIZA | Libro #1 | Trilogía
TerrorPrimer libro de la trilogía "Deliciosa Sangre" ▣•▣•▣•▣•▣•▣•▣•▣•▣ La asolada calle de Woulmeroth se ha convertido en la más terrorífica de la ciudad, después de los acontecimientos relacionadas con Saiza, todo era tormentoso. Y, desgraciadamente, la...