El comienzo

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Después de todos aquellos acontecimientos, el colegio comenzó a surgir a modo de un pequeño grupo casas, una para cada uno de los fundadores, a excepción de Felipe y Leonor, que compartían una casa como pareja. y con él, sus fundadores crecieron en habilidades, compartiendo sus destrezas con sus compañeros.

Yoltic hizo varitas para Bimori y Cutsi, para Bimori hizo una varita de ceiba, parecía una raíz y tenía en su interior una pluma de su pájaro mascota, para Cutsi hizo una varita de fresno con las fases de la luna talladas y en su interior había cabello de crin de unicornio, regalado por Matilde ya que siendo una gran posionera y sanadora, siempre cargaba consigo substancias raras para probar nuevos efectos en sus pociones, arte que enseñó a sus colegas y después a sus estudiantes.

Leonor les enseñó de herbología europea y complementó sus conocimientos sobre las hierbas de México, su esposo Felipe, además de ser bueno con las plantas, enseñó varios hechizos nuevos y con ayuda de Matilde y Leonor, enseñaron a Bimori y a Cutsi a usar sus varitas.

Cutsi sin problema alguno se convertía en un tecolote, dejando claro que era una animaga, término que en México tomaría comúnmente el nombre de nahual; una bruja-nahuala. Ella enseño a todos a encontrar su animal interior, resultando en que la transformación de Leonor en un quetzal, Felipe en un caballo tordo, Bimori se convirtió en un jaguar y Matilde en un zorro; Yoltic al no poder usar magia para convertirse en un animal y con Cutsi como guía resultó en llevar al coyote como su animal protector.

Con el paso de los años los ahora amigos se hicieron aún más diestros en la magia y sus ramas. El colegio comenzó a sentar sus bases y a crecer, ya que entre los distintos lugares de procedencia de los fundadores se comenzó a correr el rumor sobre un sitio en donde enseñaban a los niños sobre cómo hacer magia, pociones y demás; Debido a que venían niños y adultos de varios puntos de México, se vio necesario la inclusión de dormitorios y más salones, llegando a convertirse en un gran palacio de cantera que se erguía en medio del lago como si flotara sobre el agua, tenía muchos patios ajardinados, algunos con varios niveles de arcadas, otros con grandes domos cubriéndolos y todos con mucha luz.

Se fundaron seis casas para albergar a los alumnos, las mismas que daban alojo a los fundadores daban alojo a los alumnos que sentían eran afines a sus destrezas, solamente los alumnos de la casa de Leonor y Felipe compartían dormitorios y áreas comunes.

Bimori era quien se quedaba a cargo del colegio y tomó en su cargo enseñar adivinación, siendo Cutsi la sub directora y maestra de transformaciones, Matilde tomó el puesto de profesora de pociones y sanación, Leonor enseñaba Herbología y Felipe encantamientos. Por sus múltiples viajes tratando de encontrar núcleos para sus varitas, Yoltic se volvió un gran amante de las criaturas mágicas y aprendió a cuidarlas para obtener los núcleos de algunos de ellos, dando como resultado que además de hacer varitas para los alumnos, también enseñaba cuidado de creaturas mágicas.

Entre los viajes resultantes por parte de Yoltic, Leonor y Felipe alrededor de México en su afán de encontrar nuevos núcleos para varitas en el caso de Yoltic y de Felipe y Leonor por al fin hacer lo que los trajo a México, encontrar nuevas especies de plantas mágicas, con estos viajes resultó un acontecimiento que moldearía el destino del colegio para siempre y montaría las bases de lo que es ahora.

En un viaje al sur de México, Felipe contrajo una enfermedad que lo debilitaba rápidamente y como medida pre visoria, Bimori aconsejó a Felipe dejar una muestra de su legado para el día en que él faltara pudiese seguir dando consejo a sus estudiantes, para ese entonces cada fundador había buscado como mascota a su animal protector, resultaba curioso especialmente ver un gran jaguar tras de Bimori. Los animales nunca atacaban o huían de los alumnos, por lo que eligieron a sus mascotas para servir como recipientes de sus conocimientos y como medio para determinar el sorteo de los alumnos en las diferentes casas.

Con Felipe aun consiente, y su caballo siempre protegiéndolo, comenzó el proceso en que cada fundador dio a sus guardianes la labor de guardar sus secretos y siempre escoger con sabiduría a quienes llevarían su legado. Felipe murió en el invierno, dejando a atrás un gran hueco; fue enterrado en una isla contigua a donde se desplantaba el colegio, se decidió que en esa isla se enterraría a cada fundador después de su muerte. Se celebró el funeral con todo el alumnado presente para dar la despedida a aquel hombre que tanto les enseñó.

Un año transcurrió y para el aniversario luctuoso de Felipe un gran árbol de encino había nacido de su tumba, tal suceso llevó a que alumnos de la zona donde se encuentra la escuela comenzaran a llamar a los terrenos del colegio: Jwúatarhu, que significaba entre los árboles, en idioma purépecha. Y así fue como el colegio recibió su nombre.

Después de la muerte de Felipe, su caballo no se apartaba del árbol que había nacido de la tumba de su dueño, por tal motivo, cuando comenzaba un nuevo ciclo en la escuela, los alumnos eran llevados a la isla para que el caballo escogiera a los considerase dignos de las habilidades de su amo, los sobrantes eran elegidos por los fundadores restantes. Y así pues al morir un fundador, se le enterraba en aquella isla y al pasar un año nacía un árbol de la misma especie de la madera en que su varita había sido hecha y su animal guardián se mudaba a la isla para esperar a los nuevos alumnos.

Al pasar de los años, los fundadores fueron muriendo, viendo crecer su destino, cada vez llegaban más estudiantes y más profesores para ocupar los puestos dejados por sus antiguos maestros. Cuando finalmente murió el Yoltic, el último de los fundadores, y se disponían a darle sepultura, cayeron en cuenta que él no contaba con una varita propia, él nunca había hecho magia, sin embargo, entre las filas de los presentes salió un pequeño niño de diez años, el hijo menor de Yoltic y puso en el ataúd un varita empolvada de madera de abedul, dijo que su padre le había confiado el secreto de esa varita, fue la primera que hizo con la esperanza de algún día usarla, pero ese día nunca llegó. Los profesores decidieron dejar la varita en su lugar con la esperanza de que en un año también surgiera un abedul de entre sus restos.

Al completarse el año, en la mañana del fallecimiento de Yoltic, un hermoso abedul brotó de la tierra y como el último en llegar a la isla, el coyote guío a los demás guardianes al centro del circulo descrito por la última morada de los fundadores, y al unísono de un rugido del jaguar de Bimori, que penetró el bosque, de pronto los animales tomaron un aspecto fantasmal y en su mirada se reflejaba la de sus amos, con plena seguridad cada uno se dirigió a su árbol correspondiente y de manera súbita se unieron a él; como consecuencia, una parte de la corteza de los arboles deslumbraba, dejando tras de la extinción de ese brillo una espejo incrustado en la corteza, y ahora sin más los guardianes entraban y salían a voluntad del espejo, dejando así su cuerpo físico y pasando a ser un mezcla de recuerdos, conciencia, esencia y alma.

Colegio de Magia JwátarhuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora