Capítulo 3: El Huésped

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Nada más asomarme por la ventana, aprecio a un hombre a duras penas, corriendo. La fatiga se notaba en sus pasos. El hombre, portando una mochila de acampada a su espalda, y en sus manos, una escopeta, se dirige corriendo hacia mi puerta.

Inmediatamente bajo las escaleras. Una vez abajo, abro la puerta, y el hombre entra de carrerilla. Cierro la puerta, y me apoyo sobre ella, dando un suspiro de alivio, pero, ¿por qué le he salvado? Ahora nuestra casa está rodeada de una horda de zombies...

Observo detenidamente al hombre, quien no dice palabra alguna, es joven y delgado. Cuando recupera el aliento, comienza a hablar:

-Gracias, me llamo Robert- dice mientras extiende la mano, esperando un saludo mío.

Ignorándolo, me dirijo al salón. Robert me sigue, y yo, con un gesto le invito a ponerse cómodo. Y así lo hace, deja la escopeta y su mochila sobre la mesa y se quita la sudadera, dejando al descubierto un vendaje en su costado.

-¡¿Qué coño esconde esa venda?!- grito mientras le apunto con mi revólver.
-¡¿Que dices tío?! ¡Tranquilízate!- me dice mientras levanta las manos.
-¡¿Que me tranquilice?! Tenía que haberte ignorado, ya estabas muerto- le grito mientras acerco mas aún mi revolver a su cabeza.
-No es lo que crees...-dice enseguida.

Quitándose su vendaje, me muestra 3 cortes profundos en su costado, desde luego no parecen mordeduras.

-Me corté con unos cristales- dice Robert al ver mi cara de alivio.

-Hermanito, ¿con quien estás?- dice Lucy asomándose.

-¿Qué haces levantada? Deberías estar descansando.- digo sorprendido al verla como si nada hubiera pasado

En la cara de Robert se dibuja una expresión que dice que empieza a entender el por qué de mi agresividad.

-Pobre chica, que mal tienes que haberlo pasado.- dice Robert con un tono apagado.

Cuando Lucy da unos pasos hacia Robert para saludarle, este se da cuenta de que tiene un muñón. Lucy da un abrazo a nuestro invitado, pero este, conmocionado por lo que acaba de ver, no dice palabra alguna.

-Ese vendaje... No está del todo bien- dice con tono apagado -Déjame hacer uno mejor.

-¿Por qué debería?- le digo frunciendo el ceño.

-Estudiaba medicina antes de todo esto...-dice seriamente.

Enseguida me dirijo hacia el botiquín, y le traigo tanto cómo pudiera necesitar, y salgo del salón, confiando por primera vez en Robert.

Desde mi habitación, oigo algún que otro quejido de dolor de Lucy, pero no tienen comparación a los que anteriormente daba desesperada.

Pasados unos 10 minutos, Robert me llama, no hacen falta palabras para saber que Lucy se encontraba mejor, pues su cara expresa alivio.

No me dura mucho la cara de felicidad (ciertamente nunca fui una persona muy emotiva), cuando me doy cuenta de que hay otros problemas que solucionar.

-Bien Robert- le digo en tono serio -sin duda te agradezco enormemente lo que has hecho, pero si quieres quedarte tendrás que contribuir, coge lo que creas necesario para llegar al supermercado y volver, con vida...

Enseguida Robert asiente la cabeza, agarra su escopeta y me espera en la puerta.

-Lucy, volveré, te lo prometo, prométeme tú que no harás ningún ruido, entiende que no puedo llevarte- digo con resignación.
-Vale...- dice Lucy con tono apagado.
-Robert, he contado 23 muertos, hay 4 frente a nuestra puerta, el resto están dispersos en la acera- digo mientras pienso un plan sobre la marcha- tendrás que abrir la puerta y dejar pasar a uno, y yo, tendré que acabar con ellos. Una horda y hambrientos, son una pesadilla, pero uno por uno, son inútiles. ¿Entendiste?

Robert asiente, y comenzamos con el plan... La puerta se abre, y entra el primero, el primero que cae, la puerta se abre otra vez, y entra el siguiente, el cual acompaña al anterior, Robert abre la puerta por tercera vez, yo esperando recibir uno, me adelanto, y al caer el primero, llega el segundo por detrás. Esta escena ya la he vivido... Para mi suerte, Robert, con una ágil cuchillada en la cabeza, lo lleva con sus tres compañeros al suelo.

El resto de los zombies no se percatan, es más, parece que están dándose un festín con alguno de mis vecinos. Aprovechamos y sacamos de casa a rastras los cuatro cadáveres.

Sin tiempo que perder salimos corriendo hacia el supermercado, unos cuantos zombies comienzan a seguirnos, pero son lentos, y no nos cuesta dejarlos atrás. El mayor problema que se nos interpone son los zombies a los que tenemos que apartar de nuestro camino.

Llegamos al mercado, y entramos. Le pido a Robert que vigile la puerta y me preste su mochila. Me adentro en el mercado, en busca de todo alimento, pues escaseábamos de estos...

El mercado, más que un mercado parece la descripción gráfica de "saqueo". Las estanterías destruidas, y casi todas las secciones vacías, tan solo quedan algunos productos por el suelo. La luces, parpadean, como si de una película de terror se tratase. Me adentro mas aún, recogiendo todas las latas de comida precocinada que encuentro.

Observando detenidamente, localizo una estantería repleta de sacos de lentejas. Me acerco a coger tanto como pueda, pero al mirar más fijamente, detecto movimiento, es solo uno de ellos, así que sin temor, avanzo corriendo hasta este y clavo mi cuchillo en su cabeza, en ese instante, decenas de ojos empiezan a mirarme.

Agarro un saco de lentejas, y empiezo a correr...

Último SusurroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora