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Invierno, el frio invierno se dejaba notar sobre las calles cubriéndolas de blanca nieve mientras su madre conducía el antiguo auto de la familia con precaución a su nueva casa, era costumbre ya para Frank la situación de cambiarse de casa a menudo, una o dos veces al año para ser más exactos, cuando su padre comenzó con su negocio independiente el se negó rotundamente al cambio, pero al final termino aceptándolo de mala gana, ya que según su madre a el también le serviría por su "problema".

Siempre arrendaban casas amobladas por los cambios frecuentes, era mas cómodo además así que no había que arreglar todo cada vez que se mudaban, cuando llegaron a la sencilla casa de dos pisos con fachada blanca, Frank saco ambas maletas de la parte trasera del auto y las subió a su habitación sin dificultad aunque estuvieran pesadas, en una de ellas estaba su ropa, cosas de vestir, etc y en la otra sus cd, juegos, posters y ese tipo de cosas.

Su nueva habitación era azul y bastante linda la verdad, el no lo esperaba, se lanzo a la cama y también era bastante cómoda, a Frank le daba una sensación de ligera felicidad el momento en el que se encontraba, deseaba pensar que el cambio era bueno y quizás si, lo seria.

Frank era un muchacho de 15 años que cursaba segundo medio o al menos trataba, con tantos cambios le costaba adecuarse a los distintos colegios donde lo ponían sus padres, pero siempre podía pasar de curso, aunque siempre usaba como ultimo recurso sus "habilidades especiales".

Su cabello negro generalmente con el flequillo hacia un lado que no le tapaba la frente y su ya antiguo piercing del labio que usaba casi por necesidad, cuando se concentraba mucho utilizando sus poderes solía morderse el labio y si perdía el control lo rompía y comenzaba a sangrar, pero cuando llegaba al tope en el que mordía el metal, se detenía, también obviamente lo usaba para jugar con el con su lengua y también para verse un poco rudo, bueno quizás eso no, su baja estatura y sus ojos claros color avellana, no lo hacían lucir rudo para nada, menos con la linda sonrisa que tenia que pocas veces dejaba ver. 

Frank trataba solo de aislarse en sus nuevos colegios, pensaba que al estar pocos meses en la misma ciudad no le ayudaba el mantener vínculos sentimentales con alguien más, así que generalmente era callado y no hablaba mucho con nadie a menos que fuera absolutamente necesario.

Siempre tenia que ir a escuelas o colegios públicos, por que cuando se cambiaba generalmente nunca era temporada de recibir alumnos nuevos y era en los únicos lugares donde su madre podía acceder a un cupo y eso obviamente no le molestaba, ademas así podía usar siempre el mismo uniforme, pantalones grises, camisa o polera blanca y no le hacían problemas por su piercing.

En su primer día de clases, en el que faltaban dos o tres semanas para terminar el primer semestre, es decir, llegaría a clases dos semanas antes de comenzar las vacaciones de invierno, lo encontraba la cosa más estúpida del mundo, pero su madre necesitaba tenerlo ocupado o Frank se ponía a molestarla moviendo las cosas de lugar mientras ella hacia los quehaceres en el hogar.

La rubia mujer le beso la mejilla y se despidió diciéndole que debía buscar la sala del "2°C", ese seria su curso, su nuevo colegio era bastante grande y lleno de gente, le gustaba y a la vez no, ya que podía pasar desapercibido, pero le molestaba el hecho de escuchar tantas voces molestas, gritos y que todo fuera tan ruidoso, había llegado media hora antes así que luego de  encontrar su sala se puso a recorrer el colegio, encontró varios lugares en los que podría escuchar música tranquilo durante el recreo y lo que parecía ser una biblioteca que abría a las 10 de la mañana, así que podría ir a visitarla durante el segundo recreo.

Cuando ya se acercaban las 08:00 y sonaría el timbre para entrar a clases, Frank comenzó a caminar de vuelta a su salón, hasta que sintió como la mirada de alguien se posaba en el, cerro los ojos unos segundos concentrándose mucho para darse cuenta de que la mirada venia de alguien que estaba atrás de el sentado en el piso, dio vuelta su cabeza un par de segundos donde pudo apreciar a un joven de pelo rubio así en tonalidad de decoloracion mirándolo, quien le sonrió, Frank se dio media vuelta sin prestarle mucha atención  y entro a su nueva sala.

La clase paso rápido y el primer recreo escuchando música también, pero nuevamente los mismos ojos lo miraban de una dirección que al principio le costaba distinguir, pero obstinadamente buscaba para notar que era el mismo chico, llego el ansiado segundo recreo y con el la ida a la biblioteca, se sentía bastante ñoño estando emocionado por conocerla, pero la verdad el salón se veía bastante grande desde afuera y era la primera vez que conocería una biblioteca de verdad en un colegio, en sus otras escuelas casi no existían, no tenían libros o estaban abandonadas.

Abrió una de las dos puertas que tenia la habitación y apenas lo hizo choco con alguien disculpándose de inmediato.

-Perdona no te vi - Dijo Frank rápidamente tratando de disculparse hasta que se topo nuevamente con los mismos ojos que lo habían observado toda la mañana.

-No, no, la culpa fue mía - Sonrió el rubio chico, mientras ambos intentaban seguir sus caminos pero para el lado que caminaba uno caminaba el otro, era algo bastante incomodo a decir verdad, Frank que era un poco mas bajo sintió como las cálidas manos del chico se posaban en sus hombros para que el se quedara quieto mientras el salia.

-Ahora sí, cuídate - Dijo el chico rubio.

-Oye, espera, tu eres el que me mira siempre - Dijo Frank mientras le afirmaba el brazo.

-Eh si, ¿no puedo? o acaso ¿te molesta? - Hablo un poco sonrojado.

-No, osea si, osea solo quería saber por que lo haces - Termino por decir Frank alzando un poco la voz y sonriendo, se sentía un poco tonto por haberle preguntado, pero la curiosidad le ganaba.

-No losé, pareces diferente a los demás - Sonrió el chico rubio, saliendo esta vez definitivamente de la biblioteca.

Frank también sonrió momentáneamente, pero luego el tema de sus poderes lo saco de esa felicidad, el de verdad era diferente.

Comenzó a revisar los libros en las grandes estanterías de la biblioteca y para cuando había llegado a los escritorios destinados para leer y ese tipo de cosas, habían tocado el timbre para volver a clases.

Como desesperado volvió corriendo a la biblioteca en el recreo largo de almuerzo, saco el libro que ya tenia visto, se acomodo el poleron con la capucha puesta por el frio y puso sus manos dentro de los bolsillos de estos para no perder calor, la biblioteca era un lugar bastante desierto y no estaba nada cálido, con el pasar de los minutos se aburrió de que el libro estuviera en la mesa, así que sin sacar sus manos de los bolsillos y mordiendo su labio hasta el tope del aro, hizo levitar el libro frente a el para que se le hiciera más cómoda la lectura, estuvo unos cinco minutos así, inmerso en lo que estaba leyendo hasta que sin que se diera cuenta, alguien se sentó junto a el.

-¿Ves?, te dije que eras diferente al resto - Era el chico rubio hablándole con una linda sonrisa en su rostro.

Vacio ; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora