¡Hey, Scout! ¿Por qué me gustas?

Capítulo 7: Cambio de escuela

Mel: Papá, en este campamento, me he dado cuenta de que no quiero salir de los scouts.

Pa: Repentino cambio.

Mel: Si...

Pa: ¿Por qué?

Mel: Porque se me había olvidado lo hermoso que se veía el cielo de noche, sin contaminación, cantar canciones alrededor de la fogata con la luz de la luna, socializar
y... Ya no quiero salirme del movimiento.

Pa: Me hubieses dicho antes.

Mel: ¿Por qué?

Pa: Porque ya le dije a tu mamá sobre todo esto de que te querías salir de los scouts.

Mel: ¡No! Dios, no. ¿Por qué? Habíamos... -Me interrumpió-

Pa: Tranquila, no le he dicho nada -Rió-

Mel: ¡Ay! Oye, mis sentimientos.

Pa: Claro.

Hablando de cosas importantes como este fabuloso campamento, no puedo creer que el del___ me haya hablado... Ese momento fue totalmente hermoso y sobre todo inolvidable.

Pa: Hija, ¿si escuchaste?

Mel: Eh, sí. -Dije insegura-

Pa: Muy bien, pensaba que no ibas a querer reventar el grano en la espalda de tu hermano.

Mel: ¡Iug! No, qué asqueada.

Pa: ¡Ni te dije nada! Solamente te hablé, no me escuchabas y cuando me diste el avión te dije eso de tu hermano para que me hicieras caso.

Mel: Pues si funcionó -Dije haciendo una mueca de asco-

Pa: -Carcajeó- Me alegra que hayas reconsiderado el salirte, porque tu mamá se pondría horriblemente furiosa si supiera esto.

Mel: Lo sé.

Pa: Y, ¿qué más hiciste en tu increíble campamento?

Mel: Un niño trató de ligarme con una paleta.

Así es, tengo tanta confianza en mi papá que hasta le podría decir quién me gusta.

Pa: Vaya, en mis tiempos le poníamos más empeño.

Claro, lo dice el que a la semana de conocer a mi mamá le preguntó si quería ser su novia en un local de expendio.

Mel: Se la regalé a Miguel y le dije: "Toma, no vaya a ser que tenga droga"

Los dos reímos con ganas.

Pa: Más vale que no me llegues algún día con que tienes novio.

Mel: ¡Claro que no! Jamás he tenido y tú lo sabes, a parte, si tuviera ya te lo habría dicho, ¿no lo crees?

Pa: Hum... Tienes razón, pero aún así te sigo vigilando.

Mel: Si, tú no te preocupes, de todas maneras tienes y conoces a tu yerno.

Pa: -Me miró con los ojos en blanco-

Mel: ¡Villalpando!

Pa: -Suspiró aliviado- Menos mal que es el güero desabrido ese.

Sonreí mientras rodaba los ojos. Abrí la puerta de la casa y me encontré con mi mamá.

Ma: ¡Hola, hija!

Mel: ¡Hola, Mamá!

Me abrazó.

Ma: ¿Cómo te fue?