Justin daba vuelta los libros, los miraba de arriba a abajo y los movía de un lado a otro de su habitación sin saber qué hacer exactamente con ellos. Al leer un poema pensaba *¿como a las mujeres les podría gustar algo tan empalagoso? Es que algo más dulce me haría vomitar*, y tiró los libros cerca de su mesa, se recostó en su cama y cerró los ojos, se quedó un rato así, pensativo. *Es que tengo que amarte tanto Jasmine, para poder hacer esto* y sonrió.
Luego recordó a su profesora ______, era buena en eso. *Diablos, cuando parpadeó de esa manera pensé que se me caerían las medias* Rió. Y aunque a Jasmine la amaba y mucho, era la primera vez que una chica lo hacía sentir así. Pero lo atribuyó sólo a la sorpresa. *Ella nunca me había mirado de esa manera, y mucho menos me había dicho eso que me dijo* Se tocó los músculos de los brazos *¿En verdad se verá mi fuerza y la firmeza de mis músculos con sólo verme los ojos?* Se levantó rápidamente, se quitó la camisa y mirándose frente al espejo comenzó a hacer poses, como los físico culturistas que había visto una vez en los programas de televisión en la casa de los Butler, tan concentrado estaba en la tarea que no vió a Ryan apoyado en el marco de la puerta mirando la escena y matándose de la risa.
- Es que te veo y no lo creo – Justin se volvió hacia la puerta todo rojo y aflojó el cuerpo – ¿Qué se supone que haces? – y entró a la habitación.
- Yo sólo estaba mirando mi cuerpo.
- ¡Bobo! – le tiró una almohada.
- No es eso – rió – es que hoy alguien me dijo que tenía un buen cuerpo y yo sólo lo estaba investigando – Más risas de su amigo.
- ¡Doble bobo! – Justin rió y se sentó en su cama - ¿y quién?
- ¿Quien qué? – dijo acostándose y acomodando la almohada.
- ¿Quién es la ciega que te dijo eso?
- ______– Ryan se atragantó.
- ¿Qué? Mi hermanita mirando cuerpos masculinos – Justin rió.
- ¿Todavía sigues con esa tontería? Déjala, tu hermana es mayor. Es como… Faby – lo miró divertido.
- ¡Gracioso!
- Algún día, tu hermana encontrará a uno como tu que la lleve a la sala privada.
- ¡Justin, no te pases! – dijo con los cachetes rojos – Mi paciencia con respecto a mi hermanita tiene un límite.
- Lo siento, pero es la verdad. Mira Ryan, debes prepararte.
- ¿Para qué? – dijo levantándose de la cama, todo tieso – ¿Acaso mi hermana ya no es virgen? – preguntó pálido.
- ¡Claro que no! – Ryan lo miró alarmado – ¡sí, es virgen! Al menos ella me lo dió a entender.
- ¿Y por qué habla de sexo contigo? – Lo miró - es que acaso tu…
- Mira, yo no voy a decirte qué es lo que…
- ¡Justin, no me alteres!
- Está bien – respiro – eres un celoso. ¡_____ es mi amiga!
- ¿Y qué tiene que ver con que sepas que ella es virgen?
- ¡Nada! Ella… yo le pedí un favor.
- ¿Quieres sexo con ella?
- ¡¡NO RYAN!!- dijo ya enojado – le pedí que me ayude con un problema.
- ¿Tienes alguna especie de impotencia… - Justin rió para no matarlo – impotencia sexual?
- ¡Que no! - suspiró – ______ me esta ayudando con… - se puso rojo – ¿prometes que no te reirás? – El levantó la mano derecha.
- Prometido.