Todos somos IGUALES

337 39 41
                                    

Al día siguiente se despertaron y se alistaron para marcharse enseguida, claro que tomaron el desayuno junto con aquel Oso e Ichi, solo estaban terminando de guardar todo. 

-Ah... Choromatsu, ¿Puedes guardar esto por mi?- pregunto Ichimatsu algo avergonzado dándole aquel peluche a este, había aprovechado cuando no había nadie más 

-Claro, hay espacio para el- dijo con una ligera sonrisa, ya lo había visto una vez, recordó aquel momento en el que había llegado a casa y no recibió respuesta alguna, así que pensó que estaba solo, se había encaminado a la habitación para dejar sus cosas y cuando la abrió noto que no estaba solo, ahí estaba Karamatsu cociendo algo que a su vista era solo una bola amarilla, tenía unos auriculares por lo que claramente no le había escuchado. Le miro por un momento, le veía tan entretenido que no quería interrumpirle, notaba que lo hacia con gran detalle y alegría, era demasiado hábil peor aun así lograba picarse una que otra vez. ''¿Crees que le guste?'' pregunto una vez noto la presencia de este mostrando el peluche casi terminado ''Puede''

Lo guardo con cuidado y cerro la mochila para después sonreír le a Ichimatsu y así ir rápidamente con los demás quienes les esperaban.

Hicieron el mismo procedimiento y llegaron a estar afuera de lo que era su casa, era la misma, en aquel vecindario en donde les era mas que conocido, volvían a lugares normales. 

-Ah Jyushimatsu, no pensé que llegarías tan temprano, ¿Que es eso que quieres mostrarme?- preguntaba un Todomatsu que estaba algo distraído buscando sus llaves, pero al levantar la mirada se quedo totalmente helado, al primero que veía era a Jyushimatsu, pero detras de el veía a Osomatsu y Choromatsu -¿Q-que estas haciendo?- pregunto aterrado tomando la mano de Jyushimatsu para intentar llevarle lejos de ellos

-Espera, Todomatsu- dijo Choro al ver la acción de este, Jyushi solo le jalo abrazándole para intentar relajar lo,  no sabía que tenía pero supuso que era lo mejor.

-Tranquilo, aunque te parezca loco somos de otra dimensión, no te haremos daño- dijo Todomatsu pensando que era lo más lógico que confiara más en el, o en si mismo, seguía siendo algo confuso

-Me... Me dieron un buen susto- dijo aferrándose a Jyushimatsu intentando aguantar su llanto -Debemos entrar rápido- dijo soltándose de el abriendo la puerta para estos entraran, una vez entraron, enseguida cerro la puerta tras de ellos asegurándola muy bien -¿Que quieren en este lugar?- pregunto mientras se encaminaba para sentarse en la sala de estar

-Veras, estamos aquí para recuperar a nuestro hermano, hemos cometido un error y tratamos de enmendarlo, así que vamos de universo a universo consiguiendo unas hojas de diario que necesitamos- Explico Todomatsu -Básicamente es eso- 

-Así que les toco venir a este lugar- dijo suspirando -Es el peor que pudo haber tocado, al menos según mi parecer- 

-¿Porque parecías aterrarte al vernos?- pregunto Choromatsu, todos se encontraban sentados en aquel lugar, se sentía demasiado frió, no había nada de nada, apenas y había una sola foto en donde estaban Todo y Jyushi siendo unos niños un poco mayores y con sus dos padres, sonreían amplia mente, fuera de eso no había mucho que adornara el lugar.

-Verán, hay una leyenda en el lugar que dice, que cada cierto tiempo un dios por simple aburrimiento escoge a unos hermanos que aun no han nacido y les coloca una maldición, se cuenta que lo hace desde hace mucho y es porque tiene odio y rencor a su propio hermano que siempre se lleva lo gloria de todo, así que para entretenerse le gusta ver como se intentan ver el uno al otro, muchas veces fueron gemelos, por lo más común que era, pero se ha dado caso en trillizos y muchos más. El planta un poco del odio y rencor en los niños, la única cura es darles un inmenso amor para llenar ese vació, hacerles sentir únicos, muchos han fallado y terminan con una familia rota, sin ambos niños, sin algún padre y solo un niño, o toda la familia a muerto, sin contar a externos que intentaron meter las manos en el fuego. Aquellos niños nacen con un profundo odio y el instinto de matar y deshacerse de su hermano que va creciendo por los años que pasan. Nosotros fuimos los siguientes en ser elegidos- explico Todo con bastante tristeza -Me hubiera gustado sentir el calor de una verdadera y gran familia- se notaba toda aquella tristeza en sus ojos

Jugando por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora