Józef
El anuncio le llegó una hora antes del amanecer, cuando el mundo seguía sosegado en un sueño eterno.
Tres fuertes golpeteos resonaron contra la puerta de la alcoba del rey. Józef, aún soñoliento y aletargado, salió con torpeza de la calidez de su cama y dejó que sus pies descalzos tocaran el gélido piso. Envolvió su cuerpo semidesnudo en una bata forrada en distintas pieles y se encaminó a recibir a quien lo necesitase con tanta urgencia.
Antes de que Józef pudiera atender, la puerta se abrió de repente.
—Su Majestad— pronunció con urgencia Michael, miembro de la Guardia de Plata, luego de dar una rápida reverencia—. Disculpe en molestarle, Su Majestad. Pero vengo a informarle que Su Alteza, el rey Roderick Castler de Baeré y Su Alteza, el rey Nicholas Darnley de Adler, han llegado y esperan poder tener unas palabras con usted.
El caballero siguió al rey hacia el interior de la habitación, dejando a sus guardias en el marco de la entrada, recios y silenciosos.
—El rey Henrei Kyngston de Lidellín aún no ha llegado, ¿no es así?
La mirada del caballero se oscureció y suavemente negó con la cabeza.
—Puede retirarse, ser Michael—permitió.
El rey Józef tenía en cuenta las hostilidades que podía mostrar el camino y la abundante nieve que podía retrasar el paso; pero aun así el trayecto de Lidellín a Grendell no debía alargarse a más de cuatro o hasta cinco días. Józef era consciente de lo impuntual que aquel rey lidellino podía llegar a ser; no obstante, este le advirtió con antelación que su presencia era especialmente requerida. Pues como representante del Centro y legítimo descendiente del mismísimo Jacob Boissel, era obligatoria su presencia para firmar el tratado de los Cien Años. Él sabía perfectamente las consecuencias que involucrarían no solo a su reino; sino a sus demás vecinos. Sin mencionar que podría provocar una guerra civil entre las colonias.
El tratado de los Cien Años había sido formulado por William Lefevre y Jacob Boissel, regentes de Grendell y Lidellín, y expandido hacia los demás reinos (con la excepción de los Pueblos Huidos) con el propósito de crear una alianza que proporcionara la paz entre los reinos y la unión de sus fuerzas en tiempos de guerra.
Y es sabido que el reino de Henrei, Lidellín, era uno de los más avanzados en cuanto armas y soldados se refieren. Los otros monarcas podrían tomarse esto como traición a la alianza y alzarse en una guerra civil; y sería cuestión de tiempo para que los líderes de los reinos más allá de la costa sean informados de la inestabilidad del imperio y ataquen en busca de conquistar más de media Russenir.
Si Józef quería evitar aquel futuro, debía entretener a los señores para que no noten la ausencia del rey lidellino, mientras que rezara para que el gordo Henrei se diera a aparecer.
—Guardias, vayan a buscar a mis sirvientes. Díganles que me traigan unas prendas adecuadas para recibir a mis invitados—ordenó a los hombres que custodiaban las puertas de su alcoba.
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La Sed del Poder (EFDLH 1 ) #JusticeAwards2017 #GoldenStarsAwards
FantasyEn el legendario Universo de las Seis Orbes, con un trasfondo apocalíptico, en diferentes puntos del Nuevo Mundo se desencadenan una serie de conflictos y guerras, traición y maquinación, en zonas no muy favorecidas y tiempos extremos. Mientras que...