[04] Bodas de sangre

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Khristeen

—Eres muy hermosa—dijo fascinada la naslednitsa.

La pequeña niña, sentada en un mueble de piel junto a las demás tsarivnas, jugueteaba con los pétalos de los crisantemos esparcidos en el interior de su canasta.

—Qué gentil, niña—le respondió suavemente la mujer de cabellera dorada—. En especial cuando dicen que el tuyo es el rostro de la belleza en este reino.

Khristeen se revolvió en su espacio algo incómoda y con las mejillas ligeramente enrojecidas. Las otras niñas se rieron ante la reacción de su compañera y la hermosa mujer sonrió de lado, mientras que las doncellas de galantes vestidos de color vino brocados en diseños dorados le arreglaban a la bella mujer las costuras de las mangas de su ajustado vestido color gris.

Días atrás, su padre, el verkhovnyy de Vonandara, anunció que desposaría a Céline Medvédev, una bella mujer adinerada, para convertirla en su segunda esposa. Como era costumbre en el reino de Vonandara, el verkhovnyy debía de contraer matrimonio con dos mujeres, para que, de esta manera, este no muera sin un heredero propio. Y aunque ya de por sí tenía a su próximo heredero, el naslednik Gregory Nekrásov III, era una costumbre ya muy antigua y practicada para decidir quebrantarla.

Por su parte, Céline ya se había casado una primera vez con un hombre sumamente rico y muy privilegiado, Aleksanr Medvédev; lamentablemente, este murió el verano pasado por una enfermedad terminal y su mujer quedó viuda, pero con una gran herencia de por medio. Sin embargo, a pesar de la gran fortuna que le dejó su marido, en su finca, Céline no era muy bien recibida por la familia de su esposo; por lo que estos la enviaron al Palacio Nekrásov para conseguir que esta se casara con otro hombre. Ya reinstalada en el palacio, Céline conoció al verkhovnyy en un baile de máscaras que se dio en honor a la primera koroleva; con el paso del tiempo, ambos llevaron una relación bastante cercana.

A Khristeen no le hizo mucha gracia al principio, pues ella suponía que su padre se casaba con otra mujer porque ya había dejado de amar a su madre y a sus hijos. En un principio, la naslednitsa lloraba incesantemente y se aislaba en su cuarto, dejando pasar sólo a sus damas de compañía y a su hermano.

—Debes comer— le había dicho con dulzura su hermano mayor.

Khristeen tenía la cabeza hundida en la almohada, con la cara mojada debido a las lágrimas que derramaba.

—Khrissy, ya te lo he explicado—le insistió su hermano—. Papá no nos va a abandonar ni mucho menos. Sólo que así es la tradición. Además, ambos sabíamos que esto iba a suceder algún día.

La naslednitsa seguía sin mediar palabra.

—Escucha, Khrissy, no te estoy pidiendo que quieras a Céline o que hables con ella. Sólo te pido que entiendas la situación y comas un poco, que desde la mañana no has tocado tu comida.

La Sed del Poder (EFDLH 1 ) #JusticeAwards2017 #GoldenStarsAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora