Capitulo 1: "El Viejo y la Joven"

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21 de Diciembre de 1858
Londres, Inglaterra en lugar desconocido se veía una pequeña cabaña dispuesta a albergar a un soltero o un anciano retirado de cualquier trabajo, se enriquecía de un bello jardín de flores comunes y corrientes junto a macetas y un árbol que rara vez lograba dar manzanos exquisitos. Esa pequeña parte pertenecía a un viejo de barba y pelo blanco con heridas de batalla que a diario salia a cuidar su jardín como se debía y a su ritmo, ya que a pesar de la edad, otro impedimento era la falta de su brazo izquierdo donde ahora solo era una manga de un abrigo que revoloteaba con el aire que hacía allí.
El viejo siempre tenía una sonrisa en el rostro como si estuviera recordando su juventud todo el tiempo, aquella sonrisa se volvía mayor cuando su querida nieta de nombre Hope llegaba a casa, ella es una joven con rasgos finos, grandes ojos color marrón y una cabellera de color rojizo con puntas café y un cuerpo con complexión delgada, una dama echa y derecha de una actitud como cualquier joven, unos días podía ser la más feliz, otros la más molesta, pero al momento de luchar por lo que ella deseaba era una valiente joven llena de virtudes y gran destreza.
- ¡Abuelo!- Se escuchaba una voz que resonaba con el eco del lugar.
- Esta vez me has sorprendido como no tienes idea, no hay día en que no recuerde cuando trepaste por primera vez el techo del hogar - Dijo el viejo con un tono de melancolía y risa en su voz.
- Abuelo - Dijo Hope en tono como si una niña de corta edad estuviera aprendiendo a hablar.
- ¿Que pasa Hope?, ¿Algo malo? - Respondió el anciano.
- No, en realidad no es nada - La chica bajo de un salto del techo y riendo ambos entraron a su acogedor hogar donde el viejo se acomodó en la cocina, un cálido lugar acorde para cualquier persona, el anciano con entusiasmo preparaba carne, pues el era alguien risueño cuando se encontraba frente a instrumentos afilados para cortar y picar, mientras que a Hope nunca le agrado mucho la zona de la cocina, ella prefería trepar, correr, entrenar siempre como le dijo su abuelo, "sigue tu pasión" eran las palabras que venían a la mente de la joven mientras trepaba por los árboles al rededor de su hogar, de pronto un olor exquisito de carne recién salida y por aquel olor y en un descuido ella calló del árbol, cosa que generalmente no solía pasar pues ella tenía manos firmes para las escaladas a grandes y pequeñas alturas. Caminaba hacía su hogar mientras vendaba su codo por una pequeña raspadura al caer de la rama, el ruido del tronar de la puerta avisó al viejo que la joven ya había llegado, ella misma colgó aquel cuchillo pequeño pero letal junto a su cinturón en los pernos cerca de la ventana, en ese momento recordó que ya se encontraba en edad de pedirle a su abuelo eso que tanto anhelaba.
Aquella misma noche la chica se encontraba recostada en la mecedora cálida donde usualmente su abuelo suele pasar las noches, frente a la chimenea, fumando una pipa y escribiendo "sus aventuras" decía siempre la joven Hope.
- Esta carne es de lo mejor - Su abuelo entusiasmado servía la comida en el plato de la joven mientras ella solo bebía agua para poder decir aquellas palabras que no pudo en esa misma tarde.
Apretó el vaso con fuerza mientras veía a su abuelo disfrutar de aquella tan jugosa y rojiza carne.
- Abuelo, verás... - El tono de Hope era palpitante.
- Dime Hope, se que algo sucede contigo desde esta tarde - Continuó comiendo de su plato sin mostrarse curioso aunque la duda existía en su cabeza.
- Tengo veinte años abuelo - El choque del tenedor que estaba algo doblado por la fuerza que usaba para cortar la carne a falta de su brazo izquierdo y un cuchillo resonó en el plato.
- Lo se, ¿que tiene que ver tu edad? - A pesar de que el ya sabía que le iba a pedir su nieta quiso que se lo dijera ella misma.
- Dijiste que cuando tuviera la edad me contarías todas tus historias - Pasaron unos minutos y el plato se quedaba vacío al igual que las palabras que Hope tenía en mente.
- ¿En serio quieres saber las historias de los Asesinos y Templarios? - El corazón de la joven latía fuertemente y sentía que en cualquier momento saldría disparado de su cuerpo.
El reloj marcaba las 21:30, el sonar de las manecillas y el tenedor rosar con el plato vacío eran los únicos sonidos que llenaban el silencio del comedor tan acogedor donde se encontraban cenando aquella noche, de pronto, el viejo se levantó arrastrando la silla.
- Acompañame Hope - Nerviosa se levantó del asiento y siguió a su abuelo que se dirigía a la puerta recién barnizada que formaba parte de su hogar.
- Ponte un abrigo, es una noche fría - Hope se puso el abrigo que tenía a la mano, uno muy viejo de un tono grisáceo pero con una pinta de ser lo bastante cálido. Caminaron hasta el jardín donde había una pequeña banca de madera que ella recordaba haber roto una vez. Ambos tomaron asiento y miraron como la luna iluminaba aquellas flores bien cuidadas.
- Espero que estés lista Hope - Dijo el viejo sonriendo.
- ¡He esperado mucho tiempo por esto! - Exaltada y dando brinco movió la banca hasta darse cuenta que su abuelo solo reía de felicidad.
- Bien, bien, entonces veo que éstas lista - dio un suspiro enorme mientras que la joven tomaba asiento con una sonrisa de oreja a oreja dispuesta a escuchar a detalle cada palabra que saliera de la boca de su abuelo.
- Te voy a contar todo de mi vida - Las palabras no le llegaban a su nieta pues el sabía cuanto quería saber ya sus historias.
- Una vez que lo sepas, tu vida dará un cambio del que no hay vuelta atrás - El tono serio lleno aquellas palabras pero a Hope no le importaba en lo absoluto, ella quería ya saber la vida entera de su abuelo.
- Te contaré mis memorias, la vida y obra de Shay Frederick Cormac -
El tono en la voz del viejo Shay era de melancolía, mientras el solo admiraba aquella luna redonda que se alzaba sobre su hogar, y de pronto comenzó a contar su vida a detalle.

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